Amor al alba

Dos

 

 

El baile colonial llego antes de lo imaginado, apenas ha pasado tres días y los preparativos  de vestimenta de aquellas damas que irían estaban listos junto con el de la señorita Milen, pero yo no sé si iré pues el señor Siling no se me a acercado, además que está claro que no confía en que acompañe a su hija pues no puedo apaciguarla, a parte  en estos tres días e estado evitando a toda costa al señor Siling, pero a Milen no he podido hacerlo, ella en estos crueles momentos de agonía para mi está haciendo un martirio total todas las horas que convivimos juntas, las cuales son muchas, por el hecho de que la abandone cuando su padre la estaba reprendiendo, pero no puedo hacer más que callar y seguir acompañándola en sus preparativos para asistir al baile, el cual se dará en el palacio de Holyroodhouse, lugar que ha sido hogar de todos los reyes de Inglaterra junto a la familia real.

 

- La verdad, no deberías estar tan desanimada por no ir a ese baile, al final perteneces atrás de los muros, igual que todas en esta cocina- dice Yolanda, la cocinera principal de la casa y lo que dice es verdad, aunque no puedo negar que sería un sueño ir a aquel baile y conocer a un hombre amoroso y bondadoso, que, aunque tal vez no tenga un estatus social alto o medio, sea feliz a mi lado al igual que yo junto a él, quiero un amor genuino igual que en los libros.

Deja de pensar estupideces Meri, no seas ingenua. me reprendo mentalmente y vuelvo a poner los pies sobre la tierra.

- Si señora- respondo cabizbaja

- Animo, no estarás rodeadas de personas adineradas, solo te sentirás fuera de lugar, desencajada, una mosca en el restaurante más fino-

Ya entendí, señora, gracias por la explicación tan necesaria y gratificante. pienso, pero no me atrevo a decirlo.

- Solo falta sacar la basura, hazlo y te puedes retirar, mañana tienes un día duro para preparar a la señorita Siling.

Asiento y hago lo que me dice para luego dirigirme a mi alcoba, estoy agotada, gracias a dios ya la señorita Milen se recostó hace aproximadamente una hora.

Subo a mi alcoba y me quedo anonada por lo que veo en sima de la pequeña cama.

Era...

Hermoso...

Un vestido impresionante estaba en la cama meramente doblado, pero por la tela y el diseño sé que es perfecto.

¿Quién abra dejado semejante vestido en mi habitación?

Busco una nota al rededor del vestido y la encuentro en seguida, lo que dice me deja en trance por unos cuentos momentos y no encuentro explicación a mi duda.

Te espero en el baile.

La nota no tiene firma o algún tipo de sello.

Tal vez sea un admirador secreto. dice mi conciencia, pero lo descarto rotundamente, no conozco a ningún hombre, he pasado varios años viviendo en esta casa y cuando salgo los muchachos y señores solo se fijan en la señorita Milen, pues con su gran belleza y refinamiento me opaca de la vista, aunque no niego que me sentiría bien si me diera a notar, me gusta estar en las sombras, así veo cosas que nadie más nota.

Levanto el vestido y me quedo más enamorada de él, es de mi color favorito, tiene un laso en el pecho cruzado y debajo tiene unos diseños que siempre he visto en los vestidos más elegantes de la señorita Milen.

Sin reparar mucho me quito mi vestido para ponerme ese hermoso traje con el color del mar.

Me miro en el pequeño espejo y aun con todas sus capas despegadas por lo viejo que es me muestra un vestido que le queda bien hasta a la chica más pordiosera que existe. 

No eres pordiosera, eres una chica bondadosa y buena, me corrijo internamente por haberme rebajado a mí misma.

se nota que fue mandado hacer reciente.

Con añoranza, emoción y cuidado me quito el vestido y lo guardo con cuidado para que no se estropee y aun con la duda en mi cabeza me acerco a mi pequeña cama para descansar al fin

¿Quién será ese hombre?

¿Será un hombre bueno?

¿Me amara?

¿Me será fiel?

¿Seremos felices? 

Me emociono por lo que vaya a pasar mañana, me idealizo un mundo hermoso con el hombre perfecto, teniendo unos cuantos hijos y hacernos viejitos juntos.

Eso sería perfecto... eso sería un cuento de hadas.

Me despierto cuando aún no ha amanecido, tengo mucha ilusión por que sea la hora del baile que no creo poder dormir, me acerco a mi ventana y veo que el alba ya se está asomando, entonces cuando el alba llega lanzando su primer rayo de luz me llega ese estúpido e iluso pensamiento de que...

Tal vez fue el gener... 

No

No te hagas ilusiones increíblemente estúpidas Meri, ese hombre apenas si te miro, tal vez ni lo hizo y fue solo una ilusión por el frio que hacía.

Si 

Eso es

Entonces inmediatamente me acuerdo...

No tengo el permiso de ir al baile, me levanto rápidamente y ordeno mi cama, me baño y bajo los escalones a galope, que hare, he estado evitando estos días al señor de la casa, como ahora poder acercarme a él y pedirle que me deje ir a ese baile.

Estoy muerta, pero valientemente preparo un buen desayuno para el señor Siling y cuando ya está listo lo llevo a su despacho.

Delante de la puerta mi corazón empieza a latir con una fuerza voraz, trato de calmarme un poco y toco la puerta tres veces.

- Adelante- abro la puerta del despacho y con la cabeza baja le pongo el desayuno sobre el escritorio

- ¿No es demasiado temprano como para servir el desayuno? - me pregunto con voz grabe lo que hizo que mi piel se engranujara.

- No, no señor, el desayuno aun no a sido servido- aun no levanto la mirada

- Y ¿entonces?

- Y..yo se lo prepare señor- la voz me tiembla y con razón, el miedo que le tengo al señor Siling no es por sus palabras de apoyo, es un hombre muy rudo y brusco, sin ningún tipo de amabilidad y bondad, bueno al menos aquí en la casa, pues cuando esta con las personas de más alta sociedad es un hombre con una sonrisa en rostro y amable con todos.




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