Mi corazón esta rebosante y no sé por qué, me quedo apoyada en la puerta y tras unos segundos escucho el sonido de los caballos alejándose.
- ¿Que ha pasado hermana? ¿estas bien?
- Si, estoy bien, no te preocupes.
- ¿Cómo te fue? ¿conseguiste que el abuelo te ayudará?
- Más que eso hermano, El señor Seling está preso por el gabinete real.
- ¿Que? cuéntame todo - le cuento todo mi hermano, incluso que yo soy la heredera legítima de los Stron.
- ¿No crees que es sospechoso que de repente venga y te ponga de heredera de todo?
- No te preocupes, nuestro abuelo nunca nos fallaría, siempre nos a ayudado, acuérdate de quién fue quién nos sacó de la calle.
- Lo se Meri, pero no estoy seguro.
- Tú tranquilo, también me defiendo, casi se va a los golpes con el señor Siling y el general - me interrumpe.
- ¿El general también estaba? - admito que no le conté todo, pero en mi defensa no quería mencionarlo.
- Si, el general fue quién le dijo al abuelo y se hizo cargo de que fuera juzgado en la corte.
- Bueno hermana esto me huele a que te quemado- trato de aguantar la risa.
Mi hermano siempre ha dicho eso cuando no cree que algo está bien
- Bien, ya me iré a la mina, cuídate mucho por favor y cierra la casa bien, no le abras a extraños.
- Por favor hermano, no soy una niña, se lo que está bien y lo que está mal, por milésima vez, yo se cuidarme sola, los hombres son tan difíciles.
- ¿Y a que otro hombre le has dicho que te sabes cuidar sola?
- Al general, el piensa que soy una niña pequeña que no se sabe defender, pero si lo sé hacer y como él me salvo piensa que siempre tiene que ser mi príncipe de armadura dorada - mi hermano se me queda mirando con el ceño fruncido - ¿qué?
- ¿Estamos hablando del mismo general Felixus? He escuchado de él, todos dicen que es una persona muy conservadora y muy recta, no creo que ese de quien hablas sea el verdadero general, tienes que tener cuidado Mery, hay muchos timadores y si eres una niña, apenas tienes 15 años, aunque si es verdad que ya deberías estar casada, pero aun te veo como una pequeña recién nacida.
- Es el real, hermano, créeme y con respecto a lo otro, el abuelo también menciono el tema, dijo que se haría cargo de mis pretendientes, los cuales no tengo - suelto un suspiro y me quedo mirando la puerta por la cual no lo deje pasar. Me doy cuenta que mi hermano me da una mirada de arriba abajo.
- ¿Que?
- ¿Estas enamorada del general? - ¿qué clase de pregunta es esa? Esta loco.
- ¿Que? ¿Pero qué te ha entrado en la cabeza?
-Meri.
- No estoy enamorada de absolutamente nadie.
- Meri.
- Te he dicho que no hermano, solo él estuvo en el momento y lugar indicado.
- Meri.
- ¿Qué? - puf disque yo enamorada de la increíble eminencia el general Felixus, por favor.
- Esta bien, no estas enamorada de él, pero si conoces a alguien que si lo este, dile que tiene que cuidar bien su corazón y que si necesita hablar con su hermano mayor de lo que sea dile que el jamás la va a juzgar y si tengo que partirle la cara a un general por romper el corazón de mi hermanita, lo hare.
- Bien, si conozco a alguien le diré todo eso, pero no soy yo- sonrió y sin poder evitarlo derramo una lagrima sobre mi mejilla.
Mi hermano me abraza y me da un beso en la coronilla.
- Me tengo que ir, solo vine de paso a comer, te amo y cuídate mucho - mi dulce hermano se va por la puerta.