Amor al alba

seis

Mi corazón esta rebosante y no sé por qué, me quedo apoyada en la puerta y tras unos segundos escucho el sonido de los caballos alejándose.

- ¿Que ha pasado hermana? ¿estas bien?

- Si, estoy bien, no te preocupes.

- ¿Cómo te fue? ¿conseguiste que el abuelo te ayudará?

- Más que eso hermano, El señor Seling está preso por el gabinete real.

- ¿Que? cuéntame todo - le cuento todo mi hermano, incluso que yo soy la heredera legítima de los Stron.

- ¿No crees que es sospechoso que de repente venga y te ponga de heredera de todo?

- No te preocupes, nuestro abuelo nunca nos fallaría, siempre nos a ayudado, acuérdate de quién fue quién nos sacó de la calle.

- Lo se Meri, pero no estoy seguro.

- Tú tranquilo, también me defiendo, casi se va a los golpes con el señor Siling y el general - me interrumpe.

- ¿El general también estaba? - admito que no le conté todo, pero en mi defensa no quería mencionarlo.

- Si, el general fue quién le dijo al abuelo y se hizo cargo de que fuera juzgado en la corte.

- Bueno hermana esto me huele a que te quemado- trato de aguantar la risa.

Mi hermano siempre ha dicho eso cuando no cree que algo está bien

- Bien, ya me iré a la mina, cuídate mucho por favor y cierra la casa bien, no le abras a extraños.

- Por favor hermano, no soy una niña, se lo que está bien y lo que está mal, por milésima vez, yo se cuidarme sola, los hombres son tan difíciles.

- ¿Y a que otro hombre le has dicho que te sabes cuidar sola?

- Al general, el piensa que soy una niña pequeña que no se sabe defender, pero si lo sé hacer y como él me salvo piensa que siempre tiene que ser mi príncipe de armadura dorada - mi hermano se me queda mirando con el ceño fruncido - ¿qué?

- ¿Estamos hablando del mismo general Felixus? He escuchado de él, todos dicen que es una persona muy conservadora y muy recta, no creo que ese de quien hablas sea el verdadero general, tienes que tener cuidado Mery, hay muchos timadores y si eres una niña, apenas tienes 15 años, aunque si es verdad que ya deberías estar casada, pero aun te veo como una pequeña recién nacida.

- Es el real, hermano, créeme y con respecto a lo otro, el abuelo también menciono el tema, dijo que se haría cargo de mis pretendientes, los cuales no tengo - suelto un suspiro y me quedo mirando la puerta por la cual no lo deje pasar. Me doy cuenta que mi hermano me da una mirada de arriba abajo.

- ¿Que?

- ¿Estas enamorada del general? - ¿qué clase de pregunta es esa? Esta loco.

- ¿Que? ¿Pero qué te ha entrado en la cabeza?

-Meri.

- No estoy enamorada de absolutamente nadie.

- Meri.

- Te he dicho que no hermano, solo él estuvo en el momento y lugar indicado.

- Meri.

- ¿Qué? - puf disque yo enamorada de la increíble eminencia el general Felixus, por favor.

- Esta bien, no estas enamorada de él, pero si conoces a alguien que si lo este, dile que tiene que cuidar bien su corazón y que si necesita hablar con su hermano mayor de lo que sea dile que el jamás la va a juzgar y si tengo que partirle la cara a un general por romper el corazón de mi hermanita, lo hare.

- Bien, si conozco a alguien le diré todo eso, pero no soy yo- sonrió y sin poder evitarlo derramo una lagrima sobre mi mejilla.

Mi hermano me abraza y me da un beso en la coronilla.

- Me tengo que ir, solo vine de paso a comer, te amo y cuídate mucho - mi dulce hermano se va por la puerta.

 




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