1 - Ella

Esta mañana logro confirmar mi teoría: mi vida está prácticamente reglada por la ley de Murphy. Si algo tenía que evitar hoy era quedarme dormida y, ¿qué ha pasado? Me he quedado dormida…
Primer día de universidad y yo lo empiezo de esta manera.
Pego un salto de la cama como si hubiese adoptado las propiedades de un resorte y me abalanzo sobre la silla donde yace la ropa que preparé la noche anterior. Me visto a toda prisa deseando tener los poderes de la Mujer Maravilla para cambiarme más rápido. Luego de luchar con mi cabello para que se acomode sobre mi cabeza, corro escaleras abajo llevando el bolso conmigo. Pero trato de tomar precaución porque no quiero rodar escaleras abajo y no sólo llegue tarde sino con un chichón de acompañante… Imagen penosa que prefiero alejar antes de que el karma lo tome como buena idea.
Salgo de mi casa sin siquiera desayunar y comienzo a caminar a toda prisa sabiendo que no llegaré a tiempo a la parada del autobús, pero manteniendo las esperanzas de todos modos. Pero cuando estoy a cuatro cuadras me doy cuenta que si no comienzo a correr, verdaderamente no llegaré. Así que sin pensarlo dos veces le ordeno a mis piernas que empiecen a acelerar el paso, mientras el bolso hace lo suyo golpeándome la espalda, complicándome la improvisada maratón matutina. A medida que avanzo siento cómo mi cabello comienza a enredarse nuevamente. ¡Esto tiene que ser una pesadilla!
Pero la pesadilla recién comienza.
Doblo en la esquina y sólo me falta una cuadra más. Una cuadra más y todo aquello termina.
Entonces lo veo.
El autobús viene por la cuadra de atrás. No llegaré.
Trato de acelerar lo máximo que mis piernas me permiten, pero el autobús me pasa por el costado. Sigo corriendo con la esperanza de que el chofer me vea por el espejo y frene. Sé que ninguno es tan amable, pero aun así continúo.
Y en la esquina, frena.
Supongo que una persona se bajará, pero sólo veo que la puerta del frente se abre.
Ha frenado por mí.