Amor al volante

3 - Ella

En la hora que dura el viaje me limito a mirar por la ventanilla sin lograr evadir los pensamientos que se remontan al acontecimiento que estoy a punto de vivir.
Hay un montón de puntos en contra que hacen que el temor se multiplique: mis amigos no estarán allí, lo más probable es que no conozca a nadie… y, ¿cómo haré para no perderme en imponente edificio?
Pasar de vivir en un pequeño pueblo a vivir en la capital es un cambio demasiado grande al cual no logro acostumbrarme. Y pasar de mi pequeña escuela a formidable universidad… me asusta.
Estamos llegando así que alejo mis pensamientos y me concentro en las calles que vamos pasando y, cuando estamos a dos cuadras de distancia de la parada, me pongo de pie y me dirijo hasta el lugar del conductor. A medida que avanzo, el cartel que dice baje por atrás parece golpearme en la frente. Decido ignorarlo y me acerco al chofer.
—Para volver, ¿dónde es la parada? —inquiero sin desprenderme del barandal de arriba para no caerme.
Al parecer mi voz lo sorprende porque tarda unos segundos en contestar.
—De la esquina, dos cuadras al norte —me dice sin siquiera mirarme.
—Gracias —articulo y me cerco a la puerta sin esperar respuesta.
—De nada —contesta esta vez, sorprendiéndome y haciendo que me de vuelta para mirarlo.
Sonríe.




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