Amor al volante

9 - Él

Nuestros caminos se cruzan cada mañana de cada uno de los días que conforman el mes. Haberla visto al comenzar cada día ha hecho que las horas restantes fueran más emocionantes, porque estaban constituidas por la satisfacción de haberla visto y por la ansiedad de encontrarla al día siguiente.
Sin darme cuenta se ha transformado en un escape para mi mente, la cual no ha podido encontrar escapatoria de aquello que aún sigue persiguiéndome con culpa y remordimiento.
Durante la semana estoy mucho más feliz que antes, pero los fines de semana empiezan a convertirse en una eternidad que cuesta pasar. Siempre los he esperado con impaciencia, pero en este mes la impaciencia se debe a mis ganas de que llegara el lunes.
Me estoy volviendo loco.
Y el día lunes mi locura se transforma en ansiedad por verla.
Pero al llegar y dirigir mi vista a la parada, la desilusión domina mi estado de ánimo.
No está.
¿Se habrá atrasado? ¿Debo esperarla? Definitivamente no puedo hacer eso por mucho que deseo hacerlo. Quizás simplemente no asistirá o lo ha hecho por otros medios o en el autobús anterior… cosa que me inquieta.
El resto del día lo paso preguntándome por ella, por su repentina ausencia y dudando en si la veré al día siguiente.




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