Amor al volante

16 - Ella

Lo veo a Mauricio.
Después de haberlo buscado por tantos días en los pasillos de la universidad, lo vuelvo a ver.
Me descubre observándolo.
Nuestras miradas se cruzas y su sonrisa provoca un escalofrío en mi interior que hace que yo también sonría.
Sus pasos lo acercan hacia mí y me sorprende con un beso en la mejilla. Deseo que se quede allí para siempre, a vivir en mi mejilla.
Me dice que se acuerda de mí, me pregunta cómo me ha ido en los primeros días… Yo no logro dejar de observar cada una de sus expresiones, no logro despegar mis ojos de los suyos. Su mirada es tan intensa y dulce que estoy segura de que podría derretir por completo el Polo Sur. Y ojalá no lo visite nunca porque significaría una catástrofe para el mundo.
A mí ya me empieza a causarme un desastre de sentimientos repentinos.
Hablar con él sólo confirma mis deducciones. Es muy dulce, dedicado al estudio, responsable y se preocupa mucho por los demás.
Me habla sobre las clases de tutoría. Al final era cierto, era tutor de los de primer año. Me invita a participar de ellas y obviamente le digo que lo prensaré.
No me toma más de dos segundos decidirlo; no sólo me ayudará a conocerlo mejor a él, sino que también me ayudará en mis estudios. Un combo magnífico.
Pero aún no se lo digo.
Nos despedimos y él se aleja por el pasillo, aquel pasillo que tanto ha recorrido mi mirada con ansias de encontrarlo.
Mientras me dirijo a la siguiente clase empiezo a preguntarme… si lo de las clases ha sido en serio, lo de volver a verme, ¿también lo ha sido?




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