Amor al volante

17 - Ella

Y de forma sorpresiva, el destino vuelve a ponerse en mi contra.
Salgo de la última clase cuando sólo faltan cinco minutos para que pase el bus.
Entonces tengo que decidir: correr hacia la parada lo más rápido que me permitan mis piernas o esperar media hora o cuarenta minutos por el siguiente bus.
En un abrir y cerrar de ojos me encuentro corriendo como si mi vida dependiese de llegar a tiempo. Y lo único que repite mi mente es que por favor no me vea alguien conocido… o Mauricio.
Definitivamente no puedo empezar las clases de manera normal, porque si no es a la entrada es a la salida, pero siempre me toca correr y quedar avergonzada por mis acciones.
Mi corazón ya está acelerándose por la corrida, pero se acelera mucho más cuando veo la parte delantera del autobús asomarse por la esquina. ¡No puede estar pasándome esto!
Pero esta vez llego a tiempo y alcanzo a doblar para divisar que hay varias personas disponiéndose a subir.
Suspiro, respiro tranquila y me encamino al final de la hilera para esperar a que todos paguen. Mientras avanzo busco el billete que he preparado en el bolsillo de mi pantalón y justo lo encuentro cuando es mi turno.
No alcanzo a levantar la vista cuando una voz me sorprende.
—Esta vez te has salvado sola.
Era él. Ha vuelto… ¡El chico de los rulitos encantadores ha vuelto!




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