Amor, caos y suerte

+ Capítulo 20 +

Adam Henderson.

Domingo 13 de noviembre de 2016

¿Clover sabrá que me tiene sonriendo como bobo cuando estoy bebiendo a solas?

Estoy parado en una esquina, rodeado de empresarias y modelos, y ninguna llama mi atención. Porque solo pienso en ella… y en que debí decirle en ese momento cuánto la amo.

La próxima vez que la vea lo haré.

—¡Adam!

—¡Qué bueno que viniste!

Violet es como su sobrina Jenna, o bueno al revés, Jenna es como Violet. Ambas tienen el pelo castaño claro, ojos oscuros, piel clara y hermosas con letras grandes. Pero tenían esta falsedad en la manera de ser, que tanto yo, como la bruja, odiamos.

—Sí… —Jesucristo ¿Cómo pude soportar ese timbre chillón por dos años?

—¿No estás emocionado por la nueva línea de ropa de Anker? Es hermosa. Es como, el mundo cambiará. Una explosión, otro nivel. 

El mundo cambia por un tratado de paz, algo social, por política, no sé, pero…

—¿Por una línea de ropa?

—Sí, ya sabes cómo es Anker. Sus líneas siempre son revolucionarias.

Sonrío, y lo dejo pasar, no voy a entender esas cosas nunca.

—¿Sabes? Anker no hace todo solo, Shawn y Bastian también son diseñadores —ella sonríe tan perfecta como siempre. Violet no es mala persona. 

Es algo entre loca y mala, pero no tan mala. Y seguro que tiene alguna célula buena, que no voy a buscar, pero que existe. Seguro podrá cambiar con un poco de amor, que yo no le voy a dar, obviamente, pero sí tenía la manera de hacerlo.

—Bastian es maravilloso, es tan inteligente —difiero en lo último—, siempre tiene las palabras apropiadas, ya sabes; pero…

Ay no.

 —¡Bastian! —llamo a mi amigo, sin dejar de sonreírle a Violet.

Grito su nombre porque cuando una mujer dice, "es 'inserte halago falso, hipócrita y suavizador' pero”, es chisme. 

Y el único chisme que aguanto será el de mi bruja tormentosa.

—Hola, chicos. Te ves preciosa hoy, Violet. Y ni hablar de ese maquillaje. Una monada.

Oh.

—Agarra a tu loca —le digo entre dientes—. Que ya me duele el tímpano.

—¡Basti! —ella se le lanza encima. Su voz chillona es... desagradable— ¿Cómo te ha ido? ¿Me extrañaste estos días? 

Se le cuelga del cuello, como si no hubiese intentado decirme algo de él.

Toda la familia Well me desagrada, a decir verdad.

Nunca me agradaron mis exsuegros, en especial su interés en que tomara la empresa de mis padres. ¿Qué demonios importa si decido que la vida en frente de cámaras, en frente de gente en general, no es lo mío?

Acaso no entienden que no todos somos zombis; que podían simplemente aparentar frente a las cámaras, pero no querer que nos comamos su vida perfecta. Y menos Violet, a quién había visto llorar hasta las tres de la mañana por ansiedad o depresión, a la cual tuve que llevar a rastras a un psicólogo —psicólogo al que no asiste, porque ella dice que eso es para locos—. Su vida es todo menos perfecta. Y yo no tengo la intención, ni la más mínima, de entrar en su vida para algo que no fuera revisar que siguiera viva; porque admito que sigue siendo alguien importante en un sentido.

—Me alejaré un rato. Iré a hablar con Anker —digo con la esperanza de poder escabullirme.

Me doy la vuelta y paso hasta un pelinegro malhumorado. Aunque todo y malhumorado, tiene a dos chicas entrevistándolo y por entrevistándolo me refiero a casi comiéndoselo con la mirada. 

Al terminar con ellas se acerca.

Se queda parado justo a mi lado, sin siquiera mirarnos, sé lo que dirá. 

—Odio esto.

—Me representas en la vida —le devuelvo.

No quedamos mirando a la gente. Unos entran, hay reporteros, invitados y las modelos empiezan a ir tras bastidores, así que ya se van a preparar.

No he visto los atuendos que él diseñó para esta presentación, pero sí sé que serán buenas. Anker tiene un auge que nadie puede parar. Su hermana lo entrenó bien para los negocios, siempre supo que Anker tenía una fuente inagotable de talento y arte. Y a decir verdad, si necesitara confiarle mi vida a alguien, sería a Anker. 

—Hermano —respiro hondo, por el montón de Cliché que saldría de mi boca—, quiero que sepas que estoy orgulloso de lo lejos que has llegado tú solo. De que te has esforzado. Y todo...

—Saltemonos el intro.

Se me escapó la carcajada de la vida. 

—Amo que seamos tan parecidos.

Me mira sorprendido y divertido. 

—¿Tú? ¿Usando esa palabra?

—¿Qué? ¿”Amar” no es algo que siempre decimos?

—Siempre dices querer o apreciar. Desde tu primer amor jamás dices la palabra amar.

—En fin, felicidades, Anker, te lo mereces.

—Gracias, hermano —nos damos un abrazo leve—. Gracias, significa mucho para mí al venir de ti.

—Oh, hermanos, eso fue tan gay.

Shawn y sus estupideces.

—Cállate, Shawn y únete al abrazo. Esto solo sucede una vez al milenio, los dos cascarrabias se abren al tacto humano. Dentro de poco ABC entrará a grabar —siento a Bastian acercarse y unirse al abrazo.

—Aw, nos amó, chicos.

—Eso sí fue gay, Shawn —le devuelve Bastian.

—¿Saben qué sería genial? Que dejaran de hacer sentir que por demostrar afecto somos gays, y que gay no es una ofensa —dice Anker.

—El que supuso que gay era una ofensa fue usted, querido —le devuelve Shawn.

—Fatality. Shawn Wins —se burla Bastian.

—Además, sabemos que si somos, todos son mis esposos.

Amo a Shawn y su manera de ser, y siempre ha sido así desde adolescentes. A decir verdad, de todos nosotros creo que es la persona que menos quiero ver enojado, pero de igual manera casi nunca lo vemos.

—¿Saben qué falta aquí?

—Thomas —me responde Anker.

—Sí... el florecita es necesario aquí —agrego con risas.

—¿Se acuerdan cuando llegó a Londres y puso su descripción en "Florecita"?




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