Amor de libro

Menuda Noche

Estaba tumbada en la cama de la habitación exhausta, apenas estaba iniciando el año y ya estaba así, no quería imaginar lo que seria de mi pobre alma después.

Era viernes y mi día escolar se había acabado, tenía hambre y eso no me dejaba dormir, así que resignada bajé a la cafetería.

El proceso de la cafetería para "cuidar la salud de los jóvenes, evitando enfermedades como la obesidad y anorexia" es que por día teníamos que comprar tres cupones, de tres comidas obligatoriamente, esos cupones contaban con cierta hora para ser ocupados.

Y a mí se me había pasado la hora de la comida.

Pero no me preocupaba, Margarita la chef de la cafetería era mi amiga y siempre me dejaba comer cuando me pasaba algo así.

Entro a la cocina y Margarita ya me estaba mirando con cara de "se te olvidó ¿verdad?" y es cierto.

—¿Qué quieres comer ahora Leila?— pregunto sabiendo la respuesta, solo bastó mirarla —muy bien, enseguida te caliento el spaghetti

Mis parpados caían ante mi mientras mis ojos observaban un punto fijo.
¡Vamos Leila! ¡Eres más fuerte que 3 horas de sueño!

—Margarita nunca vuelvas a tener mi edad, es lo peor —juego con el tenedor sobre la mesa —los exámenes son horribles, estudias todo el tiempo para que eso se convierta en una sola pregunta en el examen, ¡una sola!, no tengo tiempo.

Ella ríe.

—Siéntate —me extrae un bajo de debajo de la barra y obedece —pero no en tu vida va a ser exámenes, estudió y estudió —atraviesa el otro lado de la cocina en busca de un plato.

—¡Pues claro que no! después ejerceré mi carrera —espete con un puchero en el rostro, tratando de convencerme a mi misma.

Me hacer sentir escalofríos por la espalda el imaginar que después de tanto esfuerzo, no tenga importancia.

—Ahí si no vas a tener tiempo pero para nada —hace una señal con forma de x en sus manos y las separa dramáticamente —aprovecha ahora que tienes sábado, domingo, vacaciones, horas libres... después ni eso.

Y eso me dejó pensando, ella lo notó y continúo.

—Estudia para que te conviertas en una excelente psicóloga, usa eso en tu vida —se acerca a mi y me toma con una suavidad la mandíbula —pero también sal con amigos, atrévete a cosas nuevas —se alarma un poco por lo que acaba de decir —cosas buenas quise decir, la universidad es importante, no digo que no pero disfruta todo, pequeña, te quejas de tu vida pero no haces nada para mejorarla a tu favor.

Y eso me dejó pensando aún más.

—¡Listo! aquí tienes una hermosa presentación de spaghetti con albóndigas —me presenta su plato acompañado de su entusiasmo por qué lo probará

Lo pruebo con el tenedor con el que jugaba

—Gracias, esta vez te superaste Margarita —con la mas sincera de las razones; siempre lo hacía.

—No hay de que, ahora apúrate antes de que te cachen comiendo a esta hora.

—No pasa nada, cualquier cosa, me metí a robar a la cocina —ella sonríe y niega con la cabeza

Al terminar la comida, me quedé platicando con Margarita y volví a mi habitación; seguía vacía.

Me recosté en mi cama mirando el techo, tal vez debería pegar una imagen o algo, el problema sería ¿Cómo voy a alcanzar hasta el techo? Asi que descarto la idea por completo

Sin previo aviso, tuve una idea de una frase, rápidamente creyendo que se me olvidaría después, me levanto, me acerco al escritorio, prendo mi computadora y empiezo a escribirla.

Unas voces comenzaron a invadir mis oídos y la puerta es abierta y cerrada de forma veloz.

Aquella chica culpable del ruido era mi compañera de cuarto, amiga en otras palabras.

Ella se recarga en la puerta con una sonrisa y se va resbalando hasta el suelo.

Me mira y de un brinco se para haciendo ruido en el suelo con sus plataformas.

—¿Qué significa que un chico te diga "deberíamos hablar"? —me toma desprevenida.

—No lo sé, dependiendo el "chico". —hago comillas con las manos tal y como ella lo había hecho.

—Nick me lo ha dicho —arruga su frente confundida.

—Vamos, se trata de Nick un cursi empedernido, creo que quiere hablar de la posibilidad de ustedes juntos —acerco mis manos, las separó rápidamente y me avergüenzo por creer estar sobre explicándole a Isabela

—¡Pero si ya lo estamos!, —se esconde en su pensamiento —o bueno eso creo, vale, no en un cien por ciento

—Si bueno, ese chico es muy tímido para decirlo así.

—¡Dios! esto es mucho para mí. —frota salvaje su rostro.

—Vale tampoco te estreses, solo te dijo que quiere hablar no que te va a proponer matrimonio.

—¿Y si de eso quiere hablar? ¿Cómo le diré que no quiero casarme a esa preciosa cara?— de cara se deja caer en su cama.

Tal vez ese sea el secreto de la belleza, violentar tu misma de esa manera tu rostro.

—Es fácil hacer las cosas si es lo que quieres —muerdo aquel bombón que tenia escondido en mi cajón de escritorio.

—Si ajá, es sencillo pensarlo, lo difícil es la acción, es que estoy muy clavada.

—Estas emocionada, no asustada. —río para hacerla abrir los ojos, no me ha dicho nada negativo de aquel chico.

—¿Cómo es que queremos ser psicólogas y no sabemos manejar situaciones así?

—Iremos aprendiendo poco a poco, no es cuestión de estudios, si no de experiencia, olvidemos lo o vas a exportar —me arroja una almohada y reímos por que no me dio—, mejor cuéntame del drama de tu hermana.

—Oh no puede ser casi se me olvida, bueno ¿en dónde me quedé en la llamada?

El reloj apuntaba a las doce, esto podía ser o lo mejor del día o lo peor.

¿Por qué le dije que si?

Por qué en resumen acepte salir con el chico más promiscuo del salón.

Claro que quería explora tal y como Margarita dijo, pero que fuera especialmente con un promiscuo hay riesgos, ¿Y si me contagia sífilis? no, usaremos condón ¿y si se rompe y quedó embarazada? Demonios, no, de verdad le hubiera dicho que no.

Y en mi defensa no estaba en mi momento mas coherente, porque:
Isabela me había terminado de contar del drama que estaba viviendo su hermana con su mejor amigo, valla estaba como para libro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.