Amor de mafiosos

Capítulo 10

Maxim

 

Termino de fumarme mi cuarto cigarrillo y bebo mi cuarta taza de café. Así es como estoy dejando de fumar. ¡Pero estuve a punto de dejarlo!

La primavera es cálida este año. Estoy sentado en la terraza de un restaurante de la capital y espero a que lleguen mis hombres y mientras ellos andan dando vueltas por las calles de la zona, yo tengo tiempo para pensar.

Me gusta la capital. Sé que me mudaré para acá con el tiempo, y todo avanza en esa dirección. Pero no vale la pena hacer planes, con mi estilo de vida se puede pronosticar como máximo para las próximas dos horas.

Hace tiempo que me acostumbré a la idea de vivir aquí y ahora; desde el momento en que mis padres murieron. No. Desde el momento en que pagué todas mis cuentas. Y no me importa ninguna otra cosa en este mundo, que mis propios deseos e intereses. Pero las cosas han cambiado desde hace un tiempo, y esos cambios tienen un nombre.

Me trago el café ardiente. No sé por qué pensé que sería capaz de deshacerme de esta chica de ojos grandes y piernas largas tan fácilmente una vez que pudiera ponerle las manos encima.

El efecto de saturación no funcionó, la intimidad no eliminó la obsesión, sino todo lo contrario. Vale la pena recordar cómo se agarraba de mi cuello, deslizando alternativamente sus dedos hacia la nuca, recordar su respiración entrecortada cerca del hombro y se le puede decir adios a la paz por mucho tiempo. ¿Cómo dejarla?

No hay fuerza en el mundo capaz de hacerme  renunciar a Dina ahora, pero qué hacer con ella después, no tengo ni la menor idea. Lo más correcto en este momento me parece encerrarla en mi casa y dejarla salir solo para asistir a las conferencias en la Universidad. Puede ir también a la biblioteca. Y basta.

Si ella pudiera, como por ejemplo Vika, la mujer del Flaco, pasarse todos los días corriendo de compras por las tiendas y organizar fiestas con sus amigas, sería maravilloso.

O tomar a la chica del Cuervo de la que él está enamorado desde el tercer grado. Creo que se llama Ira. Él planea encajarla en su vida de alguna manera, incluso tienen planificada la boda para el final del verano…

Alto. ¿A dónde me lleva eso? Ni esposas, ni bodas, es un asunto resuelto. La familia es una debilidad, ya una vez fui débil, no me gustó. Ahora es mucho mejor. Más cómodo.

Y Dina es diferente, lo siento. Ella no coleccionará ropa, sino lo más probable es que se una a Greenpeace y se vaya a salvar a las ballenas azules de la extinción en algún lugar del Océano Índico.

¿Cuándo fue que tuvo tiempo de anidar en mis pensamientos y no solo en ellos? Después de todo, ni siquiera tuvimos un trato normal, lo único que hacíamos era pelear y discutir nuestras posiciones, por eso, cuando el Cuervo dijo que el último bastión había caído y que su jefe se había enamorado, ni siquiera me di cuenta de que se trataba de mí.

El Cuervo tiene alucinaciones, por supuesto, pero no puedo dejar de admitir que esta chica me excita mucho más de lo que puedo permitirme.

No tengo intenciones de enamorarme de ella. Después de la muerte de mis padres, no hay lugar en mi vida para ningún afecto. No quiero una esposa, no quiero hijos. La familia es una debilidad, ya una vez fui débil, no me gustó. Ahora es mucho mejor. Más cómodo.

No tengo familiares ni amigos, a mi alrededor hay una pared impenetrable que me protege de manera confiable contra emociones innecesarias.

Sin embargo, con la aparición de Dina, comenzaron a aparecer brechas una tras otra en esta pared, y esto me sorprende y me enoja al mismo tiempo.

Tan pronto pienso en ella,  una u otra zona de la armadura se desgasta, dejando un agujero por el que puede pasar un rompehielos atómico. Eso no está bien, siempre estoy a la defensiva. Pero Diana Areeva no solo derriba todos los obstáculos. Peor aún. Me hace vulnerable.

Traen una quinta taza de café, enciendo un quinto cigarrillo y me siento como en el fondo. Hay otra cosa que no me deja en paz. Noto como Dina me mirae últimamente, sus grandes ojos se iluminan cuando aparezco en su campo de visión. Y eso está mal.

Las relaciones son relaciones, pero los sentimientos no deben mezclarse en ellas. Pase lo que pase, estoy tranquilo por mí mismo, pero Dina no debería apegarse a mí. El deseo y la pasión son suficientes.

El viaje a la capital me mostró una vez más cómo mi vida puede cambiar en un futuro muy cercano, y puede alejarme aún más de Dina. Así que decidí darle tiempo para que se enfríe. Aguanté y no llamé, aunque esa resistencia se me dió con mucha dificultad. Pero varias veces al día, llamaba a Timur. 

Y luego me llamó ella misma. Me llamó en un mal momento, estaba en el comienzo de unas negociaciones. Le respondí con bastante moderación y me di cuenta de que se ofendió. Incluso había lágrimas en su voz. No importa, así será mejor.

Miro el teléfono que está frente a mí. Mis guardias se demoran, tal vez ... tal vez escribirle? ¿Preguntarle cómo está? Tomo el teléfono en las manos. Ella está en línea.

"Hola. ¿dónde estás?"

La respuesta llega a la velocidad del rayo.

"Todo está bien, estoy aprendiendo a bailar striptease",




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