Amor de padre

Reconociendo a mi hijo: Capítulo VIII

«Mateo, despierta, Mateo», escucho la dulce voz de Eliana llamándome muy bajito. Al principio creo que es parte de mi sueño, uno que no recuerdo, pero de seguro estoy soñando, por lo que me pongo sobre el costado izquierdo de mi cuerpo, me acurruco y sonrío para seguir disfrutando, pero un palmazo en plena nalga hace que me sobresalte y despierte por completo al sentarme de inmediato sobre la cama.

  • ¡Lo siento, Mateo! —escucho suplicar a Eliana, quien está parada a mi lado de la cama.
  • ¡¿Por qué la tan dulce manera de despertarme?! —pregunto mirándola con algo de fastidio, ya que me dolió el golpecito.
  • En verdad lo siento, pero llevo casi media hora buscando por todo el apartamento alguna olla o tetera que me permita hervir agua. Ayer se acabó la que traía en el termo de Sebastián. Pronto él despertará y tengo que prepararle su botella de leche.

Por la noche, cuando estaba en el trabajo, Olena y Pablo invitaron la cena para Eliana y Sebastián, por lo que mi ahora novia no tuvo que cocinar y, por lo tanto, no conoce la distribución de la cocina… Esperen, yo no tengo mayores utensilios de cocina, solo el equipo de cocina y horno que hace poco compré. ¡Ay!, ya me atraparon la mentira, no me queda de otra y tendré que confesar.

  • Habíamos quedado que con el dinero de mi liquidación haríamos los gastos de lo que necesite para emprender el negocio de repostería —Eliana había cruzado los brazos sobre su pecho, como lo hace cuando está molesta, muy molesta.
  • Es que es un equipo muy caro, por eso preferí comprarla y mentirte de que era parte del mobiliario con el que ya contaba en el apartamento. Además, cuando la vi, me enamoré a primera vista, y no quise dejar pasar la oportunidad de contar con tan buena cocina y horno -mis labios se habían estirado tanto al sonreír e intentar que con eso Eliana no luciera tan molesta, pero la cara ya empezaba a dolerme.
  • Encima me dices que te enamoras de otra a primera vista —Eliana bromea, tratando de no reír porque se ha dado cuenta que me siento intimidado ante ella porque me ha atrapado mintiéndole, la primera y única vez que pienso mentirle. Yo me acerco algo temeroso, ella se deja abrazar y dejo un beso sobre sus cabellos.
  • Perdón. Es la única vez que te miento. Solo quise evitarte un gran gasto —soy muy sincero sobre lo de la única vez que le miento, y ya lo sabe.
  • Mateo, sé que te preocupas por mí, por que no me sienta como una carga, que no me angustie, ni me falte nada, pero no me mientas. Aceptaré la cocina y el horno como uno de tus regalos, los cuales siempre recibiré con alegría, sin criticar, ya que cada uno de ellos son una forma que utilizas para decirme que te importo y que siempre estás atento a lo que necesito, y esa es una bonita manera de amar —cuando termina de hablar, yo solo atino a cargarla en mis brazos y empezar a girar con ella. Hacemos más ruido de lo debido, por lo que Sebastián se despierta llorando. Suelto a Eliana, quien va a tomar en brazos a nuestro bebé para calmarlo, y yo me dirijo a buscar la pequeña hornilla y la tetera con la que hervía agua, la cual había escondido en una caja que dejé en el anaquel donde guardo los productos de aseo y lavandería.

Esta mañana de sábado, la primera que despertamos siendo familia, viviendo juntos en mi apartamento, salimos a hacer las primeras compras para ordenar nuestro hogar. Tras comer el desayuno que tuve que comprar al no tener utensilios ni comida, los tres salimos hacia el centro comercial, con la intención de revisar meticulosamente los pasillos de las tiendas de abastos, y comprar todo lo que nos falta para cocinar las tres comidas en casa. Al recordar que el dinero que ya no tendré que gastar en comprar muebles nuevos, remodelar la habitación principal y amoblar la de Sebastián por el regalo que nos hicieron Aleksandr y Sasha, acuerdo con Eliana que compraremos lo mejor en utensilios y baterías de cocina, cosa que ella acepta, ya que señala que es importante que elijamos aquellos productos que estén hechos con los mejores materiales, así cuidamos nuestra alimentación, y con ello estamos manteniendo una buena salud.

A la par que compramos todo lo que necesitamos como familia, sumamos la serie de utensilios que Eliana necesitará para su emprendimiento de repostería, de tal manera que le recuerdo a mi amada novia que para la próxima semana debe agendar la degustación de postres a la que invitaremos a nuestros amigos, y donde elegiremos las mejores recetas con las que empezaremos su negocio. La cuenta a pagar se hizo cuantiosa, pero no llegó a igualar la cifra que costaron el juego de sala y comedor, por lo que concluimos que, considerando la excelente calidad de los productos adquiridos, hemos hecho una buena compra.

Los próximos días empezamos una rutina que para mí se ha convertido en ese detalle que necesitaba mi vida. Si bien es cierto que con mis estudios estuve muy ocupado en los últimos años, tiempo en el que he vivido solo, ahora que estoy culminando el pregrado, ya empezaba a necesitar de algo que ocupe mi tiempo y pensamiento, y la llegada de Eliana y Sebastián ha sido muy oportuna. Aunque no puedo comparar el ir a la universidad con criar a mi hijo, ya que son dos actividades muy diferentes, aunque cada una muy satisfactoria, una está supliendo a la otra, y ambas me ayudan a ser mejor persona, a prepararme para enfrentar la vida con éxito. Y digo esto último porque uno de mis deseos para esta vida es que Sebastián tenga hermanos, iguales a él con quienes pueda compartir y apoyarse cuando Eliana y yo ya no estemos en esta vida, y a esos hijos, después de haber aprendido al cuidarlo a él, podré atenderlos sin que Eliana me esté dando indicaciones a cada momento. Yo soy hijo único y me quedé muy solo tras la muerte de mamá, por lo que un hermano o hermana hubiera sido un grato consuelo y apoyo, como lo que Aleksandr y Olena viven al tenerse uno para el otro, y yo quiero eso para Sebastián, aunque es un tema que aún no pienso discutir con Eliana, ya que debemos consolidar la relación con el matrimonio, estabilizarnos económicamente y ver crecer a nuestro actual hijo por unos años más, y de ahí ya podré incluir el tema en nuestras pláticas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.