Capítulo 3
Pov Sofía
Había pasado una semana donde no pude ver a mi hijo, la familia de Álvaro se encargó de correrme de su casa y poner en alerta a la escuela para que no se me permitiera acercármele a mi hijo lo cual me dolía y lastimaba muchísimo porque ni de lejos lo podía ver. Lo extrañaba tanto y debía luchar por mi hijo así que no tuve más opción que aceptar la propuesta de aquel hombre que no sabía si era un ángel o un demonio.
Mi desesperación me llevo a aceptar la propuesta de Alonso Corona, investigue por internet acerca de su vida y al parecer era uno de los mejores abogados internacionales. Solté un suspiro mientras observaba al techo de mi casa a punto de caer encima de mí, al menos no me está ofreciendo prostituirme o algo que se le parezca, al menos era decente —dije mientras me recordé que debía dormirme porque mañana era mi primer día de trabajo como su secretaría ya que la que estaba se iría de vacaciones y por la noche tendría que ir a mi trabajo de medio tiempo al supermercado.
Debía trabajar duro si quería recuperar a mi hijo, no podía perderlo, no podía dejar que me quitaran al único que le daba sentido a mi existencia.
A la mañana siguiente me desperté súper temprano antes de que mi alarma sonara, corrí a juntar agua en los envases que tenía en casa ya que solo tenía en casa a eso de las cuatro de la mañana y no volvía a tener. Aproveche en cocinar la comida que llevaría al trabajo porque debía ahorrar mi dinero para cosas de emergencias y pues tampoco es que tuviera demasiado.
Me duche súper rápido, gracias a Dios aun me quedan los uniformes formales que usaba mientras iba a la universidad. Sonreí con ironía al recordar la universidad y cuan feliz era en ese momento, como me arrepentía de haberme enamorado de Álvaro y debía reconocer que la mamá de este tuvo razón en decir que yo no pertenecía a su mundo que tardé o temprano aquella diferencia se hará evidente y sí que lo hizo.
No logro entender en qué momento se quebró nuestra relación, juro que podía sentir que Álvaro me amaba y éramos felices, pero ahora no lograba entender cómo es que nos convertimos en enemigos.
Aleje todo pensamiento sobre aquel idiota del que me enamore perdidamente, ya no debía tener algún sentimiento hacia él solo debía centrarme en recuperar a mi hijo y vivir en paz con él. Alisté mi lonchera con los alimentos que serían para mi trabajo y salí de casa a las seis de la mañana debía pasar antes por la casa de Héctor y saber que se encontraba bien ya que los días anteriores no pude pasar por él debido a los líos en que estaba.
Toque la puerta de su casa y su abuelita salió a abrirme la puerta.
—Buenos días querida Sofía, lamento por lo que estás pasando mi niña —dice la abuelita Rosa quien es una anciana muy querida en el barrio y Héctor es mi mejor amigo de la infancia quien estudio administración al igual que yo sin embargo hace un año perdió a su esposa e hija y termino refugiándose en el alcohol, yo no podía dejar que el terminara destruyéndose así que desde que me entere comencé a apoyarlo emocionalmente tratando de traer de vuelta al Héctor optimista con muchos sueños.
—¿Cómo esta Héctor? —pregunte mientras pasaba a la humilde casa, pero con mucho amor para dar.
—Se enteró por lo que estás pasando y decidió ayudarte así que salió a buscar trabajo, él desea devolverte cada moneda que gastaste en nosotros ahora que lo necesitas. ¡Cuánto lo siento mi niña!
Muevo la cabeza en negación y finjo una sonrisa. —Yo no deseo que me devuelvan nada abuela, lo hizo con mucho amor porque sé el tipo de persona que es Héctor y lo quiero como a un hermano. Me alegra saber que Héctor este buscando trabajo, al decir trabajo me recuerda que ya debo ponerme en marcha sino quiero llegar tarde en mi primer día.
Me despido de la abuela Rosa y camino hacia el paradero de los autobuses para esperar al que me llevará a mi nuevo trabajo.
Después de casi una hora de viaje llegue al edificio del buffet de abogado. Me presente en recepción y ellas me indicaron que debía ir a recursos humanos a firmar unos papeles. Asentí y caminé hacia el ascensor para que me dejara en el piso ocho para firmar papeles, después de pasar por varios lugares, tomarme la foto para mi fotocheck me dirigí al piso doce que era donde se encontraba la oficina de Alonso.
—Buenos días —salude al ver a su secretaría quien dijo llamarse Cassia.
—Buen día Sofía, puedes esperar un momento en las sillas de espera mientras mantenimiento termina de acomodar tu escritorio.
—Gracias Cassia.
Escuche abrirse el ascensor. —Buenos días doctor Corona —saludo Cassia a Alonso y aun tipo bastante canoso que quizá debería ser su padre porque se parecían muchísimo.
—Buenos días —salude siguiendo el ejemplo de Cassia, ambos asintieron con la cabeza e ingresaron a la oficina.
—Acompaña a la sala del café, tienes que aprender a preparar café para Alonso y su padre, cuando yo vaya de vacaciones tú cubrirás mi puesto.
—Oh… entiendo. Seguí a Cassia hasta la pequeña habitación donde estaba la maquina cafetera y las tasas. Después de ver como lo hacía Cassia el café esta se la llevo a la oficina donde antes había ingresado Alonso y su padre llamado Juan Corona.
Minutos después llego el personal de mantenimiento trayendo el escritorio y lo acomodo al costado del de Cassia, me acomode en ella bajo las indicaciones de Cassia quien se iba de vacaciones en tres días y yo debía aprender todo lo que ella hacía para no ser un estorbo, no me permitía a mí misma fallar debía demostrarle que valía la pena que me contratara y me ayudara a recuperar a mi hijo.
Después de que el padre de Alonso se fuera este me llamo a su oficina.
—Buenos días doctor Corona —salude mientras me pare delante suyo.
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Editado: 06.05.2022