Capítulo 4
Pov Alonso
La miro fijamente expectante de su respuesta y sonrió como un tonto al escucharla decir que no es asunto mío, efectivamente no es mi asunto lo único que debería de importarme es llevarla a la cama, pagar mi apuesto y ver la cara que pondrá el imbécil de Álvaro cuando se entere que su aún esposa se acostó conmigo.
—Tiene razón no es asunto mío —dije mostrando indiferencia. Mañana presentare la denuncia formalmente con lo que indicas Sofía y espero que no se arrepienta luego.
—De lo único que me arrepiento es de haberme casado con Álvaro.
—Puedes retirarte —ordeno cerrando el tema y centrándome nuevamente en el cerro de papeles que tengo en la oficina. Definitivamente debo de avanzar con lo que pueda sino no tendré vida.
—¿Señor va desear algo más en que lo ayude? Levanto la cabeza y me encuentro con los ojos verdes de Sofía, son hermosos pienso antes de responder a su pregunta.
—Sí, más café.
—Entiendo señor, le trae su taza de café.
Después de varios minutos vuelve, coloca el café sobre mi escritorio y me extraña verla que se queda parada sin saber que decirme. —¿Pasa algo?
—Quería saber si ya me puedo retirar, como puede ver dice señalando el reloj de pared, mi turno ya termino hace cuarenta minutos dice mordiéndose el labio el cual me provoca unas ganas de ser yo quien se muerda esos deliciosos labios rojos como una cereza. No entiendo porque pienso en hacerle esas cosas, ¿será porque es la mujer de Álvaro?
—¿Señor?
—Puedes retirarte yo me iré dentro de media hora más —respondo volviendo a centrarme en los papeles que tengo regado por todo el escritorio.
—Con su permiso, que tenga feliz noche.
Escucho el suave sonido que hace la puerta al cerrarse, respiro profundo mientras tiro la cabeza para atrás recostando sobre el espaldar de la silla y masajeando suavemente con la yema de mis dedos la sien. Me aflojo la corbata antes de cerrar completamente los ojos y dejar mi mente en blanco.
Al día siguiente llego muy temprano para mi sorpresa ya me encuentro a Sofía en la oficina, pensé que yo sería el primero. Observo la hora en mi reloj que marca las siete de la mañana y su ingreso es a las ocho.
—Buenos días licenciado Corona.
—Hola Sofía, ¿tu ingreso no es a las ocho?
—Sí, solo que prefiero llegar temprano y avanzar con algunas cosas.
—Pero eso no está bien, podría mal interpretarse que nuestra empresa la está explotando.
—No se preocupe, marco el horario de mi ingreso tal cual está programado.
—Mmmm… es lo único que respondo antes de ingresar a la oficina pensando que quizá la estoy sobrecargando de trabajo siendo una persona que no lleva ni un mes en la empresa, dejo mi maletín a un costado, me quito el saco y me dedico a centrar mi atención en los documentos que tengo en la oficina.
—Licenciado aquí está su café y su correspondencia.
—Gracias Sofía, ya coordiné con Daniel para presentar el día de hoy la denuncia por la custodia de tu hijo.
—Muchas gracias licenciado. Mi vida no alcanzará para pagarle todo lo que está haciendo por mí y por mi hijo, pero le prometo que trabajare duro y me esforzare cada día más —dice Sofía tomándome por sorpresa al cogerme la mano haciendo que por mi cuerpo recorra una descarga de energía que no lo había sentido.
—Perdón es la emoción —dice y se suelta de mi mano.
—No te preocupes, haré lo posible por hacer que recuperes a tu hijo y no es necesario que me agradezcas ya que esto no es más que una labor social.
—Sí, entiendo. Si necesita algo me lo hace saber —diciendo aquello sale de la oficina dejándome solo y perdido en mis pensamientos tratando de entender por qué me siento tan atraído hacia Sofía si no es más que una apuesta y la mujer que utilizare para fastidiar a Álvaro.
Sacudo la cabeza buscando alejar estos pensamientos estúpidos, yo no creo en el amor solo en el sexo. Me centro en los papeles ya que es la mejor manera de alejar pensamientos estúpidos como lo que estoy teniendo.
—Disculpe que lo interrumpa licenciado, le trajeron esta tarjeta y me indicaron que expresamente se lo entregará hoy —dice Sofía colocando la tarjeta en mis manos. Abro la tarjeta de invitación y en una fiesta de gala para todos los buffet de abogados de la ciudad. Sonrió y ya se lo que debo de hacer, estoy cien por ciento seguro que a esta fiesta acudirá Álvaro y yo llevaré conmigo a Sofía.
—Bien. Mañana necesito de tu compañía a esta fiesta de gala.
—Pero…
—No es una consulta, es una orden. Te lo había advertido antes que deberías de acompañarme a estos lugares al igual que a algunos viajes que debo realizar por temas de trabajo.
—Se lo que dijiste licenciado, solo que yo…
Observo a Sofía morderse los labios, bajar la cabeza hacia el piso y tomar con sus manos del borde de su saco. En ese momento me doy cuenta que lo más probable es que Sofía no tiene un vestido decente para que me acompañe a la fiesta.
—No te preocupes por la ropa yo me encargaré de todo, ordenare a Daniel que te compre algo adecuado y decente para la fiesta.
Levanta la cabeza clavándome sus ojos que parece arder en llamas y no entiendo qué demonios dije ahora para que me mire con esos ojos asesinos ahora.
—No es necesario que Daniel me compre algo adecuado y decente dice haciendo comilla con los dedos. Yo puedo encargarme de mi vestimenta.
Licenciado sino necesita nada más me retiro a continuar con mi trabajo —dice Sofía y se retira dejándome algo descolocado. Creo que fui un poco déspota y soberbio al expresarme de esta manera. «más idiota no pude ser»
A la mañana siguiente alrededor de las seis y media de la tarde paso por la casa de Sofía que no me agrada para nada ese lugar más no me toca de otra que venir a este lugar, marco su teléfono faltando cinco minutos para llegar a su casa porque no quiero quedarme mucho tiempo en ese lugar que no me gusta para nada, debo hablar con Sofía para que se mude a un lugar menos peligroso.
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Editado: 06.05.2022