Capítulo 8
Pov Sofía
Cuando me entere que Álvaro me había denunciado por adulterio me quería morir, no sé de dónde demonios había sacado aquella mentira. No había hecho más que amarlo desde que nos conocimos y yo sentía que él también me amaba, no sé en qué momento llegamos a esto o como una relación llena de mucho amor había terminado en denuncias y maltrato. Pensé en busca a Álvaro y aclarar cualquier mal entendido que pudiera existir entre nosotros más opte por no hacerlo al recordar todo lo que paso y sobre todo el maldito beso que nos dimos con el idiota de Alonso. Era consiente que lo mío con Álvaro no podía ser, ambos nos habíamos lastimados y lo único que lograríamos al volver sería hacernos más daño.
Respire profundo mientras observaba el techo de mi casa que sentía que en cualquier momento caería encima de mí y hablando de casas tenía que buscarme una para demostrar a los jueces que puedo criar a mi hijo en un lugar digno porque estaba completamente segura que no aceptaría la casa que me estaba ofreciendo Alonso.
En ese momento las palabras de Alonso retumban en mi cabeza y me hace siento feliz de que si es verdad lo que dijo veré a mi bebé, si me permitiera ver a mi hijo no me importaría ir a cocinar y limpiar su casa, estaba dispuesta a todo por mi hijo.
Al día siguiente seguimos con la rutina de siempre, poniéndole al día sobre sus casos, sirviéndole su café y yo concentrándome en lo mío. No tocamos el tema de lo que paso en el Minimarket y creí que fue lo mejor.
Almorcé con mis compañeros de trabajo, agradecía que no me reconocieran sino estuviera muerta de la vergüenza y posiblemente nadie me hablaría. En el almuerzo aproveche en llamar a Cielo y hablar con ella si donde vivía había un lugar para alquilar, por gracias divina o por lo que fuera coincidí en que ella estaba buscando mudarse a un lugar más amplio y me propuso que nos mudáramos juntas y yo acepte, necesitaba compartir gastos y Cielo era mi mejor alternativa.
Regrese feliz a mi escritorio, pero esa felicidad acabo en el momento que vi otro ramo de tulipanes, no se quien demonio me estaba haciendo esta broma y no me estaba gustando, era el segundo ramo que llegaba en la misma semana y su destino sería el mismo que el otro, sin leer la tarjeta lo tire a la basura.
—¿Pasa algo?
Levanto la cabeza y me encuentro con Alonso, quien tiene la frente arruga y me mira inquisitivamente. —No licenciado —respondí a secas y me acomodé en el escritorio. Él paso de largo y nuevamente se cerró en su oficina. «Será que se arrepintió de lo que dijo»
Se abre la puerta mis ojos se abren como platos al notar que es la hermana de Álvaro. —¡Maldita suerte la mía! —Hago lo posible y me escondo debajo del escritorio, no puedo dejar que me vea sino me arma un escándalo y es lo que menos quiero en mi vida, escucho el sonido que hace sus tacones sobre el piso al caminar, puedo escuchar como toca la puerta y yo trato en lo posible de no respirar. Voto todo el aire contenido en mi pulmón al escuchar el sonido de la puerta al abrirse y unos pasos.
—¡Maldita bruja! ¡Ahh…! —grito de dolor al chocar mi cabeza contra el escritorio.
—¿Qué haces ahí?
Sonrió apenada al ver a Daniel mirándome de forma rara. Me tiende la mano y me ayuda a ponerme de pie. —Gracias.
—¿Qué hacías ahí? —vuelve a preguntar.
—Me escondí porque lleno la hermana de Álvaro y no quiero que me vea.
—Está bien, puedes retirarte yo te aviso cuando se haya ido —pronuncia en susurro tal cual yo lo había hecho y me quiero reír más me contengo para no hacer bulla. —Gracias Daniel —digo, deposito un beso en su mejilla, tomo mi celular y salgo disparada, subo a la azotea del edificio. Observar la ciudad desde lo alto es hermoso, puedo sentir la brisa fría golpear mi rostro y me relaja muchísimo, busco en el teléfono los videos que hice cuando estaba junto a mi pequeño, su sonrisa, su voz, todo aquello es combustible para mi ser, es por él que me permito seguir de pie.
No sé cuánto tiempo paso, pero me devuelvo a la realidad cuando siento mi celular vibrar en mis manos y el identificar anuncia a “Licenciado Alonso”. —¡Mierda!
Sofía: ¿Dígame licenciado?
Alonso: ¿Dónde estás?
Sofía: Estoy en la azotea, pero ahora bajo.
Alonso: No es necesario, espéreme.
Quiero responderle, pero solo escucho el pitido que hace el aparato el cual indica que la llamada se ha cortado. Estoy nerviosa y temo que la bruja de Débora haya dicho cosas en mi contra o haya hablado pestes de mí, suelto un suspiro y me tranquilizo, ella no sabe que conozco a Alonso así que no puede decir nada en tu contra dice mi conciencia.
—Si tienes razón —me respondo a mí misma.
—No sabía que tenía el hábito de hablar sola.
—¡Perdón! Digo mientras le sonrió algo apenada por el momento. —¿Necesitaba decirme algo?
—¿Recuerda lo que le dije anoche?
—Sobre cual en especial porque ayer usted me dijo muchas cosas —respondo levantando una ceja.
Alonso suelta un suspiro mientras clava sus ojos sobre los míos, siento que su mirada me estudia y no puedo soportar mirarlo fijamente así que agacho la cabeza, su mirada me pone demasiado nerviosa y no sé porque me pone así.
—¿No le molesta que fume? —pregunta.
—No licenciado, pero dígame lo que vino a decir que me pongo muy ansiosa. Levanto la cabeza y le observo fijamente de perfil mirando a la nada mientras suelta el humo de su cigarro por la boca. «Se ve sexy y muy guapo»
—Renuncie a su trabajo de medio tiempo y vaya mañana sábado a mi casa para que comience su primer día.
—¿Qué?
—Teníamos un trato, ¿cierto?
—No me diga… —pronuncio sorprendida y llevo mis manos a mi boca. —¿Acaso usted?
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Editado: 06.05.2022