Capítulo 11
Pov Alonso
—¡Ey tranquila! —grité al ver que Sofía comenzó a alterarse, me puse de pie igual que ella, sabía lo que estaba pensando.
—¿Quieres que me tranquilice? ¡Maldita sea Alonso! —grito entre llantos y la vi caer en sus propios pies, por más que intente ser ágil y atraparla era demasiado tarde.
Respire profundo. Me acerque a ella lo más prudente que pude, temía que me agarrara a golpes por algo que no había hecho. —Sofía no soy un maldito violador y mucho menos me aprovecharía de una mujer ebria, mi ética y mi orgullo jamás me lo permitiría, el día que tú quieras estar conmigo será porque así lo decidas.
—Eso nunca pasará. Entonces explícame porque estoy con…
Me dolió sus palabras más no se lo iba a demostrar. Eres una mujer casada, deberías saber que para tener sexo necesito quitarte toda la ropa, si te das cuenta llevas el interior puesto y una camiseta mía. Si te contará por todo lo que me hiciste pasar seguro que estarías suplicando que te disculpé —dije serio, moviendo la cabeza en negación. Observe como Sofía me analizaba de pies a cabeza, se secó las lágrimas y se puso de pie.
—No veo ninguna agresión en tu cuerpo así que no puedo disculparme contigo.
—Me vomitaste y manchaste mi camisa, sobre todo hiciste que te cargara hasta mi casa porque te habías quedado dormida en el bar… —¿Eso no es una forma de agresión? —tuve que soportar las burlas de mis amigos —pronuncie lo más serio posible. Ver su cara de culpable me daba ganas de soltar una carcajada.
—Y-yo yo lo siento… —te compensaré. ¿Dónde está tu camisa?
—¿Para qué lo quieres?
—Lo lavare para entregártelo porque creo que no me alcanzara el dinero para comprarte otro nuevo —respondió agachando la cabeza y mordiéndose los labios, verle morderse los labios me excita tanto que si no fuera por la negativa de Sofía la cogería ahora más no lo puedo hacer, al sentir como mi amigo de entre las piernas comienza a reaccionar corro a meterme al baño, no quiero parecer un pervertido. —Solo prepara el desayuno y estará compensado —grito desde adentro mientras abro la ducha para recibir el agua fría que me ayudará a bajar la calentura.
Ducharme me tomo alrededor de una hora, necesita descargar toda la energía contenida. Enrosque una toalla alrededor de mi cintura y camine hacia mi ropero, necesitaba ponerme algo adecuado. A los minutos baje y camine hacia la cocina, disfrute viéndola cocinar e imagine que así podían ser todas mis mañanas si yo llegase a formar mi familia, solo si yo formara mi familia.
—Buenos días licenciado…
—Solo Alonso… —pedí.
—No puedo hacerlo, discúlpeme si le hice esperar con su desayuno solo que Daniel llegó y me entrego una muda de ropa que tu ordenaste que trajeran, juro que te los pagaré con el sueldo que me pagues por trabajar aquí.
—Puedes dejar de hablar de dinero, yo te lo di como regalo.
—No necesito ni tu dinero ni tu regalo, sí acepte ponerme esta ropa es porque no tengo otra más que ponerme porque el que tenía los encontré tirado en la basura.
—Como quieras —respondí sin ganas de seguir discutiendo por cosas estúpidas. Sofía tenía una facilidad para hacerme enojar y siempre estaba discutiendo por cosas sin sentido. A los minutos la vi aparecer con el desayuno y mi estómago se sentía feliz.
—Acompáñame a desayunar, es lo mínimo que puedes hacer por mi después de ser…
—Está bien, solo no lo digas y mucho menos lo vuelvas a mencionar —interrumpió. Corrió hacia la cocina y volvió aparecer con una fuente de desayuno para ella. Al principio ambos nos quedamos en completo silencio sin saber que decir hasta que decidí romper el hielo. —¿No eres de beber alcohol no es así?
—La verdad no, solo que ayer me permití beber y pude olvidar al menos por un momento lo basura que era mi vida —dijo mientras agacho su cabeza, sabía que estaba pensando en su hijo, al parecer era lo único que le importaba, eso es lo que quería creer.
Estire la mano y tomé la suya, juro que hare hasta lo imposible por hacer que tu hijo vuelva a estar contigo. Sofía giro la cabeza para el otro lado tratando de evitar que la viera llorar, pero era demasiado tarde, ya había visto que sus ojos se pusieron vidriosos y una lágrima escapo de ella. Me puse de pie sin soltar su mano y con la otra mano vacía la hice girar el rostro, haciendo que nuestras miradas se encontraran, seque su lágrima con la yema de mis dedos y acaricie su mejilla.
—Lo prometo Sofía… tu hijo estará contigo cueste lo que cueste —diciendo aquello por impulso me agache, la abrace tan fuerte permitiéndome hacer algo que no hacia hace muchos años, en este momento estaba siendo sincero con ella, la promesa que le estaba haciendo no tenía nada que ver con acercármele solo cumplir el reto de mis amigos y mucho menos vengarme de Álvaro, lo estaba haciendo porque en verdad me importaba Sofía y me dolía verla tan triste, tan frágil.
Nos quedamos así por un buen rato, podía escuchar los llantos de Sofía y acaricie suavemente su espalda. —¿Te sientes mejor? —pregunte al separarme y mirarla nuevamente a los ojos.
—Muchas gracias. Disculpa por ensuciar tu camisa nuevamente con mis mocos y lágrimas —dijo algo apenada y señalando mi polo.
—Sé que tú te encargaras de lavarlo —respondí y le guiñé un ojo.
—Alonso porque demonios no contestas mis llamadas mal hijo.
Nos separamos de golpe, la cara de Sofía esta pálida y no sabe qué hacer. Pongo los ojos en blanco, respiro profundo para no reclamarle a mi madre que llego en el peor momento. —Buenos días madre —saludo caminando hacia ella y haciendo notar mi incomodidad.
—Perdón… no sabía que estabas acompañado —dice mi madre esquivando mi saludo y caminando hacia Sofía.
—Buenos días hermosa… soy Laura la mamá de este tipo tan descortés que no nos presenta.
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Editado: 06.05.2022