Episodio 4

CRISTINA

Entro corriendo en la sala de operadores y, deteniéndome en la puerta, chillo emocionada.

— ¡Chicas, me voy de vacaciones!

— ¿Cómo?! — se ajusta las gafas Serguéi. — ¿Por qué méritos? ¿Acaso sedujiste a Boiko?

— Para nada — resoplo indignada. — Siempre tú, Serguéi, tienes que arruinarlo todo con tus tontas suposiciones — decido recordarle algo al colega. — Como dijiste: yo y la tentación somos cosas incompatibles. Así que mis vacaciones me las ganó mi lengua afilada.

— ¿O sea? — me mira con los ojos muy abiertos Karina.

Les susurro nuestra conversación con el jefe, para que nadie oiga, y les hablo de Irina. Las chicas se alegran. Serguéi, en cambio, frunce el ceño y sigue trabajando. Yo respiro hondo y confieso que en realidad pensé que Boiko me despediría.

Tras charlar un poco, las chicas se ponen a trabajar, y yo también termino lo mío. Paso la app de citas al tablet y borro todo lo innecesario del ordenador del trabajo. En él, durante mis vacaciones, trabajará otra persona, así que no quiero que cualquiera rebusque en mis cosas personales.

Despidiéndome de las chicas, salgo del call center. Justo me siento en el coche cuando suena el tablet. La curiosidad me puede, así que lo reviso enseguida. Es una notificación de la app «Linder».

Pongo el tablet sobre el volante. Y, desconcertada: aquí hay una cantidad incontable de mensajes y un montón de “likes” en la foto de perfil. Me quedo pegada a los mensajes.

Tarás: — ¡Hola, guapa! ¿Nos conocemos mejor?

Oleg: — ¡Saludos! ¿Qué tal un encuentro?

Sava: — ¡Hola!

Ígor: — ¿Vaya, cómo eres? Dime dónde estás, voy para allá ahora mismo.

Y treinta mensajes más en el mismo tono. Decido ignorarlos todos. Parece que me pasé con la foto. Tendría que haberme puesto más discreta. Aunque todos los hombres, sin excepción, caen en una imagen bonita que, por suerte, no tiene nada que ver conmigo.

Dejo el tablet a un lado y, arrancando el motor, me pongo en marcha. No me apetece ir a casa. Afuera son los primeros días de otoño, así que voy al parque, al Puente de los Enamorados. Es mi lugar favorito de la ciudad. Me encanta pasear allí y simplemente estar a solas. Por fin tengo tiempo para darme un paseo.

De camino, las notificaciones del tablet suenan una tras otra. Resoplo y me sorprendo pensando: vaya lío armé. Aunque entiendo perfectamente qué es lo que quieren todos esos pretendientes, igual que entiendo que escriben lo mismo a cada chica con una foto bonita. Parece que el alma ya no le importa a nadie.

Al aparcar en el estacionamiento, me dirijo a mi cafetería favorita. Pido un café latte y un strudel de calabaza y me siento en la terraza. Enseguida me engancho al tablet, otra vez en los mensajes recibidos.

Borís: — ¡Hola, guapa! ¿Tu madre no necesita yerno?

Iván: — ¿Dónde te escondías, solecito? Abre el privado, charlemos.

«Sí, claro, ya corro a abrir el privado», comento para mis adentros y sigo hojeando los mensajes.

Víktor: — ¡Hola! ¿Espero que sea una foto real?!

Miro la foto del hombre en el perfil, y no solo es que sea claramente generada por IA, sino que además las propuestas que hace me ponen la piel de gallina. Vaya gustos tiene la gente, y no les da vergüenza escribir semejante cosa tan abiertamente. Paso a los siguientes mensajes.

Volk: — ¿Qué tal si nos vemos?

Alik: — A las 16:30 te espero en la cafetería «Sonata».

Mi mirada salta automáticamente al reloj. 15:45. Pues bien, me da tiempo. Termino de un trago mi café latte. Estoy tan nerviosa que ni siquiera mi querido strudel de calabaza me entra. Lo que más me preocupa es el próximo encuentro con Alik. Abro el perfil de ese Alik.

La foto parece real. Sus intereses son normales. Busca una chica para una relación, quizá amistad. Sonrío: yo no pierdo nada. Así que definitivamente tengo que ir a la cita.

Decido llegar antes para ver quién aparece en el encuentro. Así que, terminando el latte, salgo emocionada de mi local favorito. La cafetería «Sonata» está muy cerca. Dejando el coche, decido ir andando. De paso calmaré mis nervios, ya que no tengo

experiencia en estos asuntos amorosos.