Amor online

Episodio 6

CRISTINA

Al subirme al coche, me dirijo a casa de una excompañera de clase. Ella tiene su propio salón de belleza. Siempre me atiende sin cita previa y está feliz de verme.

Hoy Irene también me recibió con los brazos abiertos. Incluso quiso consolarme, pero le prohibí compadecerme, diciéndole que no había venido por eso, y enseguida empecé a explicarle.

— Irene, vine a verte por otra razón.

— ¿Por cuál?

Se sorprende mi compañera y también amiga. Aunque ya no somos tan cercanas como en la época del colegio. El trabajo, los asuntos de adultos, cada una con sus problemas… y casi no queda tiempo para hablar. Pero de vez en cuando seguimos viéndonos.

Suspiro y respondo a la pregunta de Irene:

— Quiero arreglarme un poco, y además necesito una sesión de fotos, preferiblemente hoy… — bajo la mirada, consciente de que una sesión de fotos debía organizarse con antelación. — Aunque sé que es difícil que sea posible para hoy.

— Claro que sí, Cris — me asegura con convicción mi amiga. — La novia de mi hermano es fotógrafa en uno de los mejores estudios, ahora mismo la llamo.

Sonrío satisfecha. Casi no puedo creer que mi loca idea pueda hacerse realidad.

Mi amiga llama a la fotógrafa y yo espero nerviosa, rezando para que no me rechacen. Tras unos minutos de conversación, Irene cuelga el teléfono y anuncia con aire triunfante:

— Todo listo, ya está agendado. A las nueve de la noche tendrás tu sesión de fotos. Vas a ser una súperestrella. Pero antes, vamos a ponerte guapísima.

Irene me lleva al salón y grita:

— ¡Chicas, quién está libre? — y empieza a enumerar, con un tono teatral, como en el mercado: — Necesitamos: manicura, pedicura, cejas, peeling, maquillaje y peinado.

Se acercan dos chicas, y mi amiga me entrega en sus manos. Mirando el reloj, añade:

— ¡Manos a la obra, mis amores! Tenéis solo dos horas. De esta muchacha sencilla me hacéis una Diosa.

— ¡Hecho! — bromea una de ellas y me lleva consigo.

Ay, cómo detesto estos procedimientos, pero estoy dispuesta a soportarlo todo con tal de ver en el espejo a la mujer que siempre soñé ser.

Tras más de tres horas, mis torturas terminaron. Ahora, en el espejo ya no veía a la chica cansada, sino a una mujer segura de sí misma, capaz de todo, que con una sola mirada podía conquistar el mundo. Solo la ropa necesitaba mejorar.

— ¿Lista, mi leona? — de pronto veo a Irene reflejada en el espejo. — Basta de perder tiempo, vámonos a conquistar el mundo de la moda. Todavía alcanzamos a ir a las boutiques. Vamos a perfeccionar el look.

Me levanto de la silla y agradezco a las chicas. Pago los servicios y con mi amiga salimos a renovar el guardarropa.

Pasamos casi una hora en una boutique, siendo de las últimas clientas en marcharnos. Allí Irene y yo nos despedimos. Ella salió disparada a ver a su novio, y yo me fui a la sesión de fotos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.