Amor online

Episodio 16

CRISTINA

Sentada a la mesa, estaba visiblemente nerviosa. No podía seguir chateando con Nick, las conversaciones me aburrían y me resultaban insípidas. Las miradas del jefe me ponían tensa. Esperaba con impaciencia que empezara el baile.

Suspiro —por fin la música llena el salón y la gente empieza a levantarse poco a poco—. Yo también abandono la mesa y me dirijo a la terraza. Allí, por fin, puedo escribirle tranquila a Nick.

Después de unos segundos de duda, decido ser yo quien escriba primero:

«Tengo unos minutos... Si no es indiscreción, ¿a qué te dedicas? No hace falta que me digas nombres concretos.»

La respuesta llega enseguida:

«Creo que ya te lo había dicho, pero no importa. Tengo mi propia empresa y soy algo así como el director. Si te interesa el sueldo, escríbeme la cantidad.»

Frunzo el ceño. ¿De verdad piensa que busco un patrocinador?

«No. No me interesa. Para mí lo importante es que una persona tenga algo que la motive y una razón para vivir. Lo demás no es tan relevante.»

Hace fresco afuera, pero no me importa. Me calienta la conversación con Nick.

«Espero que digas la verdad, porque la mayoría solo se interesa por mis ingresos, mis gastos, dónde vivo, con quién, cuánto gasto y cosas así.»

Suspiro. No me sorprende; en estos tiempos muchos buscan el camino fácil. Es casi la norma. Así que no sé bien qué responderle y solo escribo:

«A mí el dinero ajeno no me interesa. Prefiero vivir de lo mío y no contar lo de los demás.»

—¡Cris! ¿Por qué te escapaste otra vez? Por cierto, el jefe te estaba buscando... —dice Evelina, acercándose.

La miro con los ojos muy abiertos.

—¿Para qué me buscaba Boyko?

Ella se detiene a mi lado y, con una sonrisa entusiasta, explica:

—¡Los presentadores estaban haciendo un concurso genial! Te lo perdiste por estar con el teléfono. Deja tu romance online y ven con todos, está muy divertido.

La observo y le pido:

—Ve tú, Evelina, enseguida me uno.

—Como quieras —responde y se marcha, dejándome sola otra vez.

En ese momento llega un nuevo mensaje de mi interlocutor:

«Créeme, personas como tú hay pocas.»

«Por cierto, ¿cómo va la fiesta de tu jefe?»

Sonrío y decido contestar con sinceridad:

«Bien. Las chicas están encantadas. Comida, baile, diversión… Todo como debe ser. En el mejor de los estilos.»

No pasa ni un segundo cuando Nick responde:

«Las chicas encantadas, ¿y tú? ¿Qué te parece la fiesta?»

Respiro hondo y le contesto con franqueza:

«¿La verdad? Me gustaría estar en casa. Hay un tipo aquí al que no me agrada ver. Pero no puedo irme, no quiero quedar mal con el jefe. Es su celebración. Estoy en la terraza...»

«Parece que tu jefe es un buen tipo... ¿O me equivoco?» —pregunta Nick.

«No te equivocas. Es estricto, pero justo. Y, la verdad, bastante humano», —respondo con una sonrisa y añado—: «Imagínate, mi jefe me pilló en una página de citas en horario laboral... Pensé que me despediría, pero en lugar de eso nos dio vacaciones a todos, por turnos. Me dejó sin palabras.»

Pasan unos segundos y llega otro mensaje, uno bastante curioso:

«¿Tu jefe está casado o tiene pareja? ¿Cuántos años tiene?»

Vaya interrogatorio me ha montado Nick. Parece que quiere saberlo todo.

«Hoy cumple treinta y tres. No está casado. Creo que nunca lo estuvo, aunque no estoy segura. Hasta hace poco tenía pareja, pero, según dicen las chicas, rompieron. Pero ya sabes... los enamorados se pelean y luego disfrutan reconciliándose. ¿Por qué lo preguntas?»

«Solo por curiosidad» —responde enseguida.

Solo por curiosidad. Bien, yo también tengo la mía, así que aprovecho para preguntar:

«Dijiste que tienes tu propia empresa... ¿Tienes secretaria?»

«Por supuesto que sí. ¿Por qué lo preguntas?»

No quiero responderle directamente, así que lanzo otra pregunta:

«¿Cuántos años tiene?»

Espero su respuesta con cierta ansiedad, preguntándome si será sincero.

«Treinta y ocho. Y si lo que quieres saber es si hay algo entre nosotros, puedo asegurarte que no. Me molestan las relaciones ocultas, sobre todo las de jefe y secretaria. No descarto que el amor surja en el trabajo, pero solo si es amor de verdad, no aventuras pasajeras porque están de moda.»

Sonrío, justo cuando escucho a Karina llamarme.

—¡Cris! Ya basta, ¿sí? No es educado. Deja el teléfono y ven.

—Un segundo, por favor —le digo a mi compañera mientras escribo el último mensaje:

«Nick, lo siento, tengo que irme. Luego te escribo.»

Bloqueo el teléfono y voy tras Karina, que no para de contar lo divertido que está todo en el salón. Las chicas tienen razón: debería est

ar con ellas... pero la charla con Nick me resulta mucho más interesante.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.