Amor online

Episodio 22

CRISTINA

Después de terminar mi café, me acomodé en el sillón-pelota y, sin darme cuenta, me quedé dormida. Me desperté porque en el dormitorio sonaba mi teléfono con una melodía alegre. Suspirando, me levanto perezosamente y voy al dormitorio.

Para cuando llegué, el teléfono dejó de sonar y me quedé parada frente a la ventana. Ni siquiera me interesa quién llamaba. Miro a la calle a través del cristal y entiendo que la lluvia ni siquiera pensaba detenerse, solo se había intensificado. Suspiro — aun así, afuera está hermoso, diga lo que diga quien sea.

¡Está decidido! Ahora me pondré en orden, me pondré el abrigo de cuero calentito, las botas de goma abrigadas y a caminar. Vagare por la ciudad hasta que me canse. Y luego iré a mi cafetería favorita cerca del parque, para saborear un latte de calabaza.

Me sobresalto porque mi teléfono vuelve a sonar. Maldiciendo para mis adentros, lo tomo. En la pantalla aparece un número desconocido. Eso me pone un poco tensa, pero aun así respondo.

— Buenas tardes, Cristina.

Entrecierro los ojos, porque la voz me resulta familiar, pero no consigo adivinar a quién pertenece exactamente.

— Buenas… — respondo algo confundida.

— Cristina, soy Nikita — tu jefe.

Cierro los ojos por un segundo y lleno mis pulmones de aire. Si hubiera sabido que era él, no habría contestado.

— Le escucho, mi jefe — repito con ironía.

— Cristina, necesitamos reunirnos y...

— Disculpe, Nikita Serguéievich — lo interrumpo. — Pero no hay necesidad de que nos veamos. — Me falta un poco el aire y, nerviosa, continúo: — Gracias por las flores. Encontré su mensaje en ellas. En él está dicho todo, y si tiene algo que añadir, hágalo ahora.

— Cristina, no. Quiero hacerlo cara a cara. Nuestra conversación debe ser en persona. ¿Dónde y cuándo podemos vernos?

Suspiro y noto cómo, por la emoción y la conversación con él, se me erizó la piel, pero respondo a sus palabras con sequedad:

— Nikita Serguéievich, disculpe la brusquedad. No podemos vernos ni aquí ni nunca. Nuestro encuentro es imposible y no es necesario.

— ¡Cristina, es muy importante! — recalca Boiko.

— Mi jefe, no exagere — digo con ironía, comenzando a despedirme. — Disculpe, no puedo hablar más ahora, estoy un poco ocupada.

Después de decir esto, cuelgo. Un suspiro pesado se me escapa del pecho, y me doy cuenta de que la conversación con Boiko me alteró muchísimo. Espero, como clavada en agujas, que vuelva a llamar, pero el teléfono permanece en silencio.

Después de esperar un poco y calmarme, me siento en la cama. Desbloqueo el teléfono y entro automáticamente a Linder. Sonrío, porque aquí me esperan un montón de mensajes de Nick. También tengo solicitudes de mensajes, pero por ahora no me interesan.

Abro los mensajes de Nick:

«¡Buenos días, diosa! Espero que ya te hayas despertado?!»

«Auu, preciosa, ¿todavía estás dormida?»

«Cris, ¿dónde te has perdido? Me preocupo...»

«¿Me estás dando largas? Mejor hablemos por redes, así verás mis mensajes más rápido?!»

No estoy segura de que sea una buena idea. Aunque... de repente me doy cuenta de que la app se traba un poco y no avisa a tiempo de los mensajes nuevos. Tal vez sería más cómodo hablar por redes, pero para eso necesito crear una cuenta nueva. Y poner mi perfil principal en modo privado. Pero primero debo responder a Nick.

«¡Buenos días! No hace falta preocuparse. Estoy bien. Estoy de vacaciones, así que puedo dormir más. Y respecto a las redes… lo pensaré.»

Después de enviarle el mensaje, entro a Instagram y en unos minutos creo un perfil nuevo, ocultando el original. Unos ajustes, subir una foto, y listo.

Vuelvo a la app de citas. Hay un mensaje nuevo de Nick:

«Cris, esto hará más fácil que hablemos. No insisto, pero te lo pido, por favor.»

Resoplo. La insistencia de este hombre sorprende, pero aun así le respondo:

«Supongo que tienes razón, pero perdona, ahora tengo algunas cosas que hacer. Te escribiré más tarde…»

Quiero hacer mis rituales de la mañana, desayunar y salir a caminar. No tengo ganas de hablar con nadie por el momento.

Hasta el mediodía planeé un dulce hacer-nada, porque después empezaré a buscar vacantes para un nuevo trabajo. Así que voy a dejarme llevar por el ambiente bajo la lluvia.




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