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Camino por Londres, aún estoy en proceso de conocer bien la ciudad. Elegir hacer mi último año de universidad aquí fue de las mejores decisiones de mi vida, aunque eso implicase estar lejos de mi familia.
¿Algo que odio de Londres hasta ahora? El clima ¿Por qué rayos está tan frío?
Camino por una calle que aún no conozco pero que está cerca de mi residencia. He de parecer un tonto con mil suéteres encima y la nariz roja cual Rodolfo.
Me detengo y veo a una familia, no puedo evitar sentir nostalgia, eso hasta que alguien decide chocarme.
No sé qué pasa, pero al ver a esa chica arreglarse y balbucear algo que creo fueron disculpas; no puedo evitar sentir algo, una chispa. El frío debe estar dañando mi cerebro o algo así.
- ¿Estás bien? – Pregunto al ver que sigue sin levantar la mirada, pero cuando empieza a hablar lo hace y podría jurar que tiene los ojos más grandes y cafés que he visto en mi vida. O igual y estoy exagerando.
- Yo debería preguntarte eso – Se le escapa una risa nerviosa – Soy Liv, bueno, Olivia, pero todos me llaman Liv.
Me tiende la mano y le contesto de igual manera, tal vez la sostengo más tiempo del debido porque siento como se aparta.
- No te preocupes Liv, yo soy Pablo. Igual yo no debí quedarme cual poste a media acera – Le sonrío, creo que estoy empezando a coquetear, por dios.
- Bueno Pablo, viendo la chamarra y el logo de tu universidad, creo que nos veremos de nuevo. Ahora debo irme y perdón de nuevo.
Quién diría que ese día conocería a una chica como Liv y que a partir de ahí nuestros caminos se unirían.