Toda la mañana ha estado gris debido a la lluvia que amenaza con caer. El cielo se encuentra encapotado por los negros nubarrones que lo cubren, el día es tan semejante como se siente Azucena que se prepara para ir al funeral de su amado padre Leonel Kremer.
Azucena se mira en el espejo con ojo crítico y alisa las arrugas invisibles qué tiene su pantalón negro el cual hace juego con la blusa blanca de encaje y volantes en el cuello, que resalta de manera favorable el valle aterciopelado de su sugestivo busto.
Mira nuevamente por la ventana y suspira muy pensativa, realmente no desea ir a la funeraria, para evitar a muchas personas, las que por mucho tiempo la han odiado, pero ella realmente desea darle el último adiós al único ser que la amo, su padre.
_ ¿Ya estás lista? _le pregunta Nany al entrar a la habitación, para dejar unas bolsas de viaje.
_ Ya estoy lista, pero me siento muy nerviosa de volver a Salamina.
_ Es lógico amiga ¿Cuánto haces que no lo ves? _ Nany observaba a la figura de su amiga que era suprema y gloriosa, sin un kilo de más.
_ Tres años y medio _ suspiró pensativa _ y para ser sincera no me gustaría volverlo a ver no quiero que descubra mi secreto _ dijo preocupada y angustiada.
_ Azucena, la verdad es que un día de estos tendrás que enfrentarlo y asumir las consecuencias por tus acciones, y no seguir huyendo de él y de tus sentimientos _ Nany la miraba con ojos tristes, ella sabía cuánto su amiga sufría por su amor imposible _ ahora lo que tienes que ir al sepelio de tu padre independiente de que tu familia quiera o que él se encuentre ahí con Rosa.
_ Oh Dios, sí al sepelio de papá, me ha dolido mucho su muerte _ la voz de la joven se quebró por el dolor_ más porque no pude yo estar con él durante su periodo de enfermedad_ limpio la lágrima que trataba de salir y correr el maquillaje que con cuidado aplico.
_ Pero tú mejor que nadie sabes que no fue tu culpa. Si tu madre y tus hermanas no se hubiesen puesto en contra tuya_ se le acerco y la abrazo con ternura_ tú y tu hija estarían con ellas, al fin y al cabo siempre serán familia.
Azucena que estaba en los brazos de su amiga se sintió confortada, tenía tanto miedo de estar en Salamina.
_ Que se le puede hacer, ya eso es pasado, y la situación ameritaba que yo hubiese huido _ se separó y camino por la habitación buscando el bolso y revisando que no le faltara nada en él_ Yo le hice mucho daño a Rosa, mi hermana y ella no merecía lo que se lo hiciera.
_ Azucena lo que pasó, pasó; recuerda qué tienes que luchar por alguien. Yalena merece todo lo mejor de ti, pero también merece a su padre y lo que le estás haciendo a tu hija no es justo, ni para ti, y aun peor ni para su padre que no sabe de su existencia. Date una oportunidad búscalo y habla con él y verás cómo las cosas se arreglan. _ Nany le hablaba con dureza como era su costumbre.
Azucena la miro fijamente, mientras ella recordaba los momentos tan difíciles que pasó, solo por su mala cabeza y las malas decisiones. Sin mencionar la equivocación de su corazón, cuando sin pensarlo y sin quererlo le robó el amor a su hermana.
Salamina es un pueblo grande y muy moderno. Las personas son cordiales y muy amables y la llegada de la empresa Dikos ayudó mucho a mejorar la economía de sus habitantes los cuales muchos de ellos son ganaderos y cultivadores. Dikos en su momento trajo inversión y un gran un proyecto ambicioso para cultivar las tierras con productos dirigidos al combustible buscando la forma de cuidar el medio ambiente.
Muchos hoteles y ranchos se dedican a la protección del medio ambiente y eso hace de Salamina un pueblo deseado por todos, para invertir o para el turismo.
Azucena comenzó a caminar por las calles, con paso muy rápido con la clara intención de que nadie la pudiera ver y ser reconocida, pues ella por ser oriunda de ahí al igual que sus padres, la conocían y sin mencionar que su padre Leonel Kremer fue maestro universitario muy ilustre y querido por muchos, él que dejo huellas muy indelebles a jóvenes y padres que en su momentos fueron sus ilustres alumnos. Por eso el afán de no ser vista.
Llegó a la funeraria, la cual estaba abarrotada por un singular número de jóvenes y adultos que en un momento dado, compartieron con el profesor Leonel, momentos intelectuales; él se hacía querer por sus estudiantes, fue una persona muy respetable e ilustre en la región.
A lo lejos vio a Marisol su madre, ella siempre le mostró su resentimiento, algo que Azucena nunca entendió, porque su madre la despreciaba tanto y en cambio a Rosa la adoraba con tal devoción, marcando una gran brecha entre sus dos hijas.
Se acercó con paso lento y pesado, abriéndose paso entre la multitud y con un gran nudo en la boca de su estómago, pudo sentir cómo este le estrangulaba, el dolor aumento al ver el féretro de su padre en medio de la pequeña sala velación.
Se acercó y con su mano trémula acarició lentamente el féretro y a través de la pequeña ventanilla, vio en su pálido rostro la dulzura que jamás él le negó; él fue ser qué más la amo, fue el ser que la hizo hoy.
Lágrimas silenciosas rodaron por sus mejillas.
_ Oh papá, cuánto te amo. Perdóname por haberte abandonado, pero tú sabías que tenía que huir, no podía quedarme _ limpiaba sus lágrimas _ porque el daño que hice fue muy grande.
De pronto una mano se posa en su hombro y la hace girar con brusquedad.
_ ¿Qué haces aquí? _ Fueron las palabras duras de Marisol _ ¡Lárgate de aquí! Tú has hecho mucho daño a mi hija Rosa, no quiero verla sufrir más por tu culpa _ las palabras dichas con tanta dureza y desprecio de la boca de su madre hizo que su corazón se rompiera en mil pedazos.
_ ¡Mamá yo también soy tu hija! _ dijo ahogándose por el llanto_ ¿No entiendo por qué tú siempre me has despreciado y maltratado?
_ Lo que le hiciste a tu hermana no tiene nombre; destruiste su matrimonio eres una arpía, lárgate de una vez por todas, para siempre de Salamina.