Ha pasado una larga y tortuosa semana, y Azucena procura no encontrarse con Julio, porque se siente muy avergonzada. En la madrugada la fiesta aún seguía cuando ella despertó sola en el sillón y estaba cubierta con una manta. Extrañada trato de escuchar con atención los sonidos y de ubicarse, cuando se dio cuenta de que él estaba en el baño, decidió levantarse y se cambió a la velocidad de la luz y salió de la fiesta y se fue a su casa.
Desde ese día, no lo había vuelto a ver, caminaba casi aturdida por todo lo que sintió esa noche con él; ella sabía que él trabaja en Santa Lucia, se mantenía al pendiente para esconderse si lo veía, por si acaso él se presentaba a la casa a visitar a Rosa, trataba evitar el menor tiempo en esa casa, no los quería ver juntos, nunca más, ya pronto seria la boda de ellos.
Ella envió una solicitud para una beca para estudiar en Nuevo Horizonte, ahí estaría lejos de ellos dos, para cuando se casaran en una semana le daban respuesta era su esperanza de escapar y que nadie supiera lo que ella hizo, y su familia la hiciera pasar una vergüenza.
_ Azucena_ el grito de Rosa paralizo a la joven que estaba recogiendo la ropa recién lavada_ Necesito hablar contigo.
_ ¿De qué? _ Ella no dejo de hacer el quehacer, para así disimular su nerviosismo_ estoy ocupada.
_ ¿Qué sabes tú de Julio? _ Los ojos verdes de Rosa brillaron de furia, sus mejillas sonrojadas el mal de familia la denunciaba_ Por ahí hay un rumor que él el día de la fiesta se acostó con una virgen.
_ ¿Qué? _ Los ojos de Azucena se abrieron de par en par de la sorpresa_ ¿De qué hablas?
_ En fin, esa perra solo perderá ante mí_ suspiro furiosa_ él se casara conmigo y no con la estúpida que le abrió las piernas, pero en el momento que me entere de quién fue, Salamina le va a quedar pequeño para esconderse_ dijo de manera malévola y sonrió, luego la miro a los ojos_ ¿Tu a qué hora viniste ese día? ¿Lo viste con alguna mujer?
_ No, y te recuerdo que no es mi deber cuidarlo, tu eres la prometida de él, _ murmuro avergonzada y furiosa a la vez, si ella no lo hubiera engañado, tal vez..._ Tu que debiste cuidarlo, fuiste y te enredaste con Elías.
_ ¡Eso a ti no te importa! _ le grito y le camino con la mano levantada _ Como se te ocurra decir algo a Julio, te juro que te mato_ le bramo la mujer y se marchó.
_ ¡Estúpida! _ No veía la hora de irse de esa casa, su padre llegaba en dos días y le diría su voluntad de irse de Salamina, ella sabía que podría contar con él.
El fin de semana fue la reinauguración del hotel Las aguas, donde trabajaba Julio Villalobos y donde también era un socio al igual que su amiga Saray Céspedes la cual estaba muy gorda debido a su primer embarazo.
Rosa se presentó sin ser invitada, ella asumió que por ser la prometida eso le daba derecho de estar a su lado como anfitriona.
_ ¿Qué haces aquí?_ Julio la miraba furioso.
_ Mi amor, soy tu prometida_ le recordó ella insinuándose con el bamboleo de las caderas, ella miro alrededor y vio que Azucenas los estaba viendo y se le acerco de manera melosa, por si acaso ella quería contarle de su aventura con Elías, no lo dejaría ni un momento a solas para que ella lo pusiera en alerta_ además muy pronto será nuestra boda.
_ Después de la fiesta tu y yo hablaremos algo muy serio y muy importante de la "Boda" _ marco las palabras y Rosa no le presto importancia, ella lo haría enloquecer de amor, él era suyo y de ninguna otra_ sonrió altiva y con ojos belicosos. Los dos se centraron en los invitados que se acercaron en esos instantes a ellos a charlar.
Saray se le acerco a Azucena que era su invitada al igual que Jessica Dikoudis, las dos habían ido juntas y al verla llorando y que la joven miraba con dolor a la pareja saco sus propias conclusiones.
_ ¿Te sientes bien? _ le pregunto con cariño.
_ ¿Señora Céspedes? _ se sorprendió rehuyendo la mirada_ Me encuentro muy bien _ mintió mientras limpiaba las lágrimas que bañaba su tierno rostro.
_ A mí no me lo parece, tienes algún problema, si yo te puedo ayudar solo dímelo_ Saray le tomo la mano y le sonrió para confortarla, quería que ella le contara, pero tampoco la iba a presionar.
Entre las dos hermanas Saray prefería a Azucena, era limpia, transparente, no la movía sentimientos mercenarios como a su hermana Rosa o su madre Marisol. Las que eran muy conocidas en Salamina por su ambición y codicia.
_ No, solo que no me dieron la beca, para estudiar enfermería_ bajo la mirada, para luego levantarla y centrar su mirada en Julio nuevamente que en esos momentos charlaba con Rosa y otras personas, ellos reían muy alegre, luego bajo los ojos a las manos enlazadas de Saray _ Y yo me quería ir de Salamina a estudiar a Nuevo Horizonte, pero me rechazaron y no me dieron la beca, la que era mi esperanza.
_ Si es por eso no hay problema, yo te doy una beca para estudiar en Nuevo Horizonte enfermería, pero las clases comienzan en dos meses_ le sonrió.
_ ¿De verdad?_ los ojos de ella se iluminaron de alegría esa sería su salida_ pero podría pedirle un favor muy personal, que nadie sepa que usted me ayuda y que nunca diga mi paradero.