Amor Robado. Saga Salamina Nº 3

Capítulo 17

Julio llego nuevamente  a la casa de su hermana mayor y al tocar el timbre la persona que le abrió fue su cuñado, Efraín y después de saludarse, ellos decidieron seguir a la pequeña sala y en el momento de que Julio escuchó la algarabía de su hermana con su hija, su sonrisa se pronunció mucho más, tenía cierta incertidumbre por saber si Azucena estaba o no donde su madrina, pero ahora estaba muy feliz de saber que pronto se las llevaría al rancho con él.

Cuando Helena entró a la sala acompañada de su ahijada en los brazos, estaba que estallaba de la alegría por tenerla un tiempo con ella, vio a su hermano como en el pasado, reflejando alegría y luz, él era menor que ella, pero ella lo respetaba y lo amaba como si él fuera el mayor de los dos.

La niña al verlo sonrió feliz y extendió los brazos amorosamente hacia él y Helena sorprendida cuando vio la con emoción de los dos.

_ Papi, papi _ pataleó  de emoción para poder bajarse e ir a donde él estaba.

_ ¡Venga mi reina! _ la tomo en sus brazos y la beso. _ ¿Te gusta mi hija? _ dijo muy feliz a su hermana, mientras Efraín y su esposa lo miraban perplejos de la sorpresa.

_ ¡Qué! _ Helena no salía de su sorpresa y se acomodó en un gran sillón que dominaba la pequeña sala, no salía de la sorpresa_ Yo te pregunte que si tenías hijos, papá siempre hablaba de nietos ¿Él lo sabía?_ se llevó las mano a la boca para acallar el grito de emoción y confusión. _ ¡Por eso el afán de que tenía las tierras para sus nietos! _ Por eso estaba tan furioso su padre, el pastor, con su hermano Julio, porque había tenido un hijo y no se había casado como siempre les enseño, de acuerdo a los preceptos cristianos que tanto él se encargaba de enseñar y predicar.

_ Lo más seguro que sí _ besaba a su hija y le hacía cosquilla mientras ella reía a carcajadas llenando el lugar con su alegría _ Hace tres años me enamore de Azucena, pero estaba comprometido con Rosa y todo lo compliqué _ suspiro mirando a su hermana _ papá y don Leonel nos casaron pero ella al día siguiente de la boda, escapo y me abandono, por eso vine a recuperar a mi hija y a mi mujer_ miraba el rostro ovalado de su hija, era muy morena al igual que él, pero la forma de la cara y el color de los ojos eran como los de su madre, besaba cada vez más entregado al amor a su hija_ Yo nunca supe que ella se embarazo, no sabes la sorpresa que me lleve cuando me enteré que tú eres la madrina de mi hija y muy amiga de Azucena.

_ ¿Casados? _ Helena no salía del shock en el que estaba y de pronto se levantó del sillón y comenzó a dar salticos _Dios no solo soy la madrina, también soy la tía_ gritaba emocionada, besaba y abrazaba a su esposo _ Efraín somos tíos, ella es de mi sangre_ reía a carcajadas.

_ Quiero tenerlas conmigo _ prosiguió Julio pensativo _ ¿Me ayudaras?

_ ¡Esas dos chicas son nuestras! _ dijo muy seria _ Ella es tu esposa, mi cuñada, cuenta con nosotros_ decía rápido y muy emocionada. Helena aprendió amar a Azucena y adoraba a su sobrina, por nada en el mundo permitiría que ellos se separaran, y si tenía que ser celestina de su hermano, pues lo haría.

_ ¿Dónde está ella? _ Julio la buscaba con la mirada por el resto de la casa_ No nos ha oído.

_ No está aquí, está en el apartamento _ le sonrió _ según ella se va a quedar, unos días, mientras consigue un nuevo trabajo. El padre de su hija vine a quitársela.

_ Hum, pero ella ya tiene un nuevo trabajo _ dijo Efraín con mucha guasa en medio de una risa cómplice con Helena _ La pobre se va a llevar una gran sorpresa cuando te vea aquí_ reían cuando en ese momento sonó el timbre_ Yo voy, esto no me lo pierdo, tanto que se la monte, para que buscara novio y la muy sinvergüenza tenia era marido.

Efraín fue y abrió la puerta y no pudo contener la sonrisa socarrona al mirarla, él era tan pesado con ella, la bromeaba cada vez que podía.

_ ¿Qué te pasa? _ Le dijo ella con el ceño fruncido _ ¿Ahora que te traes?

_ Eres la chiquilla más peligrosa que conozco _ la miró con cara de pocos amigos _ Por ahí vino un señor, que según él es tu marido.

Azucena se pudo pálida y lo miro con ojos cristalinos.

_ ¡Mentiroso! _ Le grito ella al ver la risa que afloraba en el rostro de él_ Te voy acusar con Helena, para que te ponga en tu lugar_ le dio un puño en el estómago y él se quejó en medio de la risa.

_ ¡Helena! Esta zanahoria me pego_ grito con desorden.

_ ¡No me digas zanahoria! _ Le dijo ella correteándolo para pegarle _ Sabes que no me gusta.




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