El sol comenzaba a ocultarse tras las colinas texanas, coloreando el cielo con tonos anaranjados y púrpuras. Emma se encontraba en el porche del rancho, con su cámara en las manos, buscando capturar la belleza del paisaje. Pero sus pensamientos la traicionaban, llevándola de vuelta a las palabras de Cole durante su última conversación.
Decidida a no dejarse llevar por sus emociones, Emma se dirigió al granero para trabajar en las fotografías que había tomado durante el día. Sin embargo, al entrar, se encontró con una escena inesperada. Cole estaba allí, de espaldas, trabajando con las riendas de un caballo. Su camisa estaba abierta, mostrando su torso marcado por el trabajo duro.
Emma dudó un momento, pero finalmente rompió el silencio.
—¿Siempre trabajas tan tarde?
Cole se giró lentamente, con sus ojos fijos en ella.
—¿Siempre haces preguntas tan obvias? —respondió con un tono de burla.
Emma sonrió, cruzando los brazos.
—Supongo que me gusta provocarte.
—Lo haces muy bien —murmuró Cole, dejando las riendas a un lado y avanzando hacia ella. La cercanía hizo que Emma sintiera cómo su corazón latía con fuerza.
—Deberías descansar, Cole. Llevas todo el día trabajando.
—Podría decir lo mismo de ti. Pero tengo la sensación de que huir de tus pensamientos te mantiene ocupada.
La frase la sorprendió. Bajó la mirada, fingiendo inspeccionar su cámara, pero Cole no se movió.
—No sé de qué hablas.
—Sí lo sabes, Emma. Todos huimos de algo —dijo, con voz baja.Todos tenemos un pasado que nos marca.
Antes de que pudiera responderle,un sonido fuerte vino del exterior. Ambos se giraron hacia la puerta, escuchando cómo unos perros ladraban en la distancia. Emma sintió un escalofrío.
—¿Qué ha sido eso? —preguntó, hablando en bajo sin saber por qué.
Cole se dirigió hacia la puerta.
—Quédate aquí. Voy a echar un vistazo.
—No. Iré contigo —insistió Emma, colocando la cámara a un lado y siguiéndolo hacia la puerta.
Mientras caminaban hacia la entrada del rancho, los ladridos se intensificaban, y la sensación de Cole era que algo no estaba bien fuera.
—Quédate detrás de mí —ordenó Cole, con firmeza y seriedad.
Al acercarse al lugar donde los perros estaban juntos, Emma pudo ver un bulto en el suelo, apenas visible bajo la oscuridad. Al iluminarlo con la linterna que Cole llevaba, descubrieron que se trataba de una pequeña caja de madera, cerrada y aparentemente abandonada allí.
Emma sintió un nudo en el estómago.
—¿Qué es eso?
—No lo sé, pero no me gusta.
Cole se agachó con cuidado, inspeccionando la caja antes de abrirla lentamente. Emma contuvo la respiración.. Dentro había un sobre y un colgante antiguo, similar al que Emma había encontrado días atrás en el establo.
—¿Por qué alguien dejaría esto aquí? —preguntó ella.
Cole recogió el sobre y lo abrió, extrayendo una nota escrita a mano con una caligrafía precisa:
"Algunos secretos nunca deben ser contados"
Emma sintió un escalofrío recorrerle todo su cuerpo,mientras las palabras de la nota sonaban una y otra vez en su mente. Cole,, guardó silencio, pero su mandíbula apretada mostraba su cuerpo tenso.
De pronto, un crujido proveniente de los árboles cercanos los hizo girarse al unísono. Cole dio un paso adelante, colocando un brazo frente a Emma como escudo.
—¿Quién anda ahí? —gritó Cole, con voz desafiante.
Pero no hubo respuesta. Solo el sonido de pasos alejándose rápidamente en la oscuridad.
Emma se aferró al brazo de Cole.
—Esto no puede ser una coincidencia —susurró.
Cole caminó lentamente, con los ojos aún fijos en el bosque.
—No, Emma. Esto es solo el principio.
"¿Qué clase de verdad estaban a punto de descubrir en medio de aquella oscuridad?"
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suspense, amor inesperado del destino, decisiones difíciles.
Editado: 20.02.2025