Capítulo 14º Grace.

El olor a café recién hecho llenaba el pequeño apartamento en el corazón de Dallas. Grace canturreaba suavemente mientras revolvía la sartén con huevos revueltos, moviéndose con una naturalidad que Cole siempre había admirado. La luz de la mañana se colaba a través de las cortinas de lino, bañándola en una claridad que hacía que su cabello castaño brillara como el oro.

—Si sigues cantando así, voy a pensar que tengo a una estrella de Broadway en mi cocina —dijo Cole, apoyándose contra el marco de la puerta con una sonrisa burlona.

Grace giró la cabeza, con sus grandes ojos verdes brillando como esmeraldas —¿Y quién dice que no lo soy? —replicó, levantando la sartén en un gesto juguetón.

Se rieron juntos, unas risas que llenaban el pequeño espacio y lo hacía sentir como el lugar más cálido del mundo. Esos momentos eran su refugio, la burbuja de felicidad que compartían antes de que la vida les recordara lo impredecible que podía ser.

Aquella tarde, pasearon por el parque Klyde Warren, donde Grace insistió en comprar helados, a pesar del frío. —Es una contradicción deliciosa —decía ella, con la nariz roja por el viento helado y su linda sonrisa.

—Estás loca, mujer. —Cole se burló, pero aún así le pasó su abrigo cuando vio que temblaba.

Más tarde, de vuelta en casa, Grace encendió la radio y arrastró a Cole a bailar en el salón. Él no era bueno, lo sabía, pero por Grace estaba dispuesto a hacer el ridículo. Sus risas se mezclaban con el sonido de la música, creando recuerdos que nunca imaginó que serían tan efímeros.

De repente, Cole despertó de su ensueño. Su mano descansaba sobre la fría madera del porche del rancho, donde había estado sentado desde el amanecer. Los recuerdos siempre le golpeaban con una fuerza inusitada, recordándole lo que había perdido y lo que nunca podría recuperar.La mujer y el amor de su vida.

Apretó los puños, cerrando los ojos mientras la imagen de Grace se desvanecía. En su lugar, apareció el rostro de Emma, tan distinto y, al mismo tiempo, tan capaz de despertar algo que creía enterrado y que no creía ser capaz de volver a sentir

"¿Qué estás haciendo, Cole?" pensó para sí mismo. El pasado le susurraba al oído, pero el presente le gritaba aún más fuerte.