Grace era una fuerza de la naturaleza. Desde el momento en que Cole la vio por primera vez, supo que su vida cambiaría para siempre. No era solo su belleza, aunque era imposible no notar su cabello castaño ondeando al viento o sus hermosos ojos verdes . Su risa, era una melodía que podía iluminar los días más tristes, y su firmeza implacable, siempre que quería algo lo conseguía trabajando duro y luchando.
Cole recordaba cómo Grace había transformado su apartamento en Dallas en un hogar, no solo con muebles y decoración, sino con una calidez que hacía que todos sus amigos y familiares se sintieran bienvenidos.
—Si vamos a vivir aquí, este lugar tiene que tener alma —le había dicho una tarde mientras pintaban juntos una de las habitaciones.
—Grace, es un apartamento. Tiene paredes, muebles, no alma. —Cole se había reído, pero ella lo había fulminado con la mirada antes de lanzarle un pincel lleno de pintura blanca.
—Todo lugar tiene alma, Cole. Solo hay que saber buscarla y sentirla.
Esa era Grace: alguien que veía posibilidades, una mujer decidida y aventurera , que le veía las cosas buenas a todo.Organizó cenas para los vecinos, construyó un pequeño jardín en el largo balcón e incluso convenció a Cole de adoptar un perro callejero que encontró una noche lluviosa.
—Es como tú, testarudo y difícil, pero con un buen corazón —dijo, dándole palmaditas al perro empapado mientras Cole soplaba en protesta.
Pero no todo era perfecto. Grace era apasionada y a veces impaciente, y eso provocaba roces entre ellos. Las discusiones solían terminar con Grace cruzando los brazos y mirando a Cole con cara de mal genio, mientras él hacía lo posible por no sonreír ante su terquedad.
—¿Por qué siempre tienes que tener la última palabra? —preguntaba él.
—Porque siempre tengo razón —replicaba ella con una sonrisa traviesa.
La vida con Grace había sido una aventura constante, llena de risas, peleas, reconciliaciones y sueños. Hasta que un día todo se detuvo.
El accidente llegó como un ladrón en la noche, llevándose todo lo que Cole había construido con ella. Desde entonces, había evitado hablar de Grace, no porque quisiera olvidarla, sino porque tenía miedo de que si lo hacía, su recuerdo se borraría.
Pero ahora, sentado en el porche del rancho con la mirada perdida en el horizonte, Cole se permitió recordarla. Grace había sido el amor de su vida, y aunque nunca dejaría de amarla, sabía que ella no querría que él viviera atrapado en el pasado.
El sonido del viento le recordó sus palabras favoritas: “La vida está hecha para ser vivida, Cole. Incluso cuando duele.”
Y entonces pensó en Emma. Había algo en ella, algo que le recordaba muchisimo a Grace y, al mismo tiempo, era completamente diferente. Por primera vez en mucho tiempo, Cole sintió que tal vez podría abrir la puerta a su corazón.
"¿Podría Emma ser la chispa que Cole necesitaba para volver a sentir el amor,o seguiría atrapado en el recuerdo de Grace para siempre?"
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suspense, amor inesperado del destino, decisiones difíciles.
Editado: 20.02.2025