Amor Salvaje

Capítulo 16º El horizonte.

El sol se hundía en el horizonte, bañando el rancho con tonos dorados y anaranjados. Emma estaba de pie junto a la cerca, con su cámara colgada del cuello mientras observaba cómo los caballos galopaban libremente por el pasto. Pero no eran los caballos lo que capturaban su atención, sino la figura alta y solitaria de Cole, montando a su caballo con una facilidad que seguía impresionando a Emma.

Habían pasado semanas desde que Emma llegó al rancho, y aunque Cole mantenía sus barreras, algo en su actitud comenzaba a cambiar. Las miradas furtivas, los momentos de silencio, y la forma en que sus ojos se detenían en ella, eran señales que Emma no conoció en Cole recién llegada. Sin embargo, ese día algo era diferente. Cole parecía más distante.

Cuando regresó del campo, Emma lo encontró junto al establo, quitándole la montura al caballo.. Decidió no pensarlo demasiado y se acercó.

—¿Estás bien? —preguntó, directamente.

Cole levantó la vista, con expresión sería y pocas ganas de hablar.. Pero al encontrarse con sus ojos, su guardia pareció bajar un poco.

—Algunos días son más pesados que otros —respondió, con tono sincero.

Emma dudó por un momento, luego tomó aire y dio un paso más cerca.

—¿Quieres hablar de eso?

Por un instante, Cole pareció estar considerando su pregunta, pero luego negó con la cabeza y apenas sonrió.

—No es algo que puedas arreglar, Emma.

Ella cruzó los brazos.

—No intento arreglarlo, Cole. Solo estoy aquí.

Cole la miró, y algo en su expresión cambió, mirándola con una leve sonrisa. Antes de que pudiera decir algo más, la voz de Mike interrumpió el momento.

—Cole, necesitas venir al granero. Tenemos un problema con la cerca del lado oeste.

Cole asintió, pero antes de irse, dirigió una última mirada a Emma. En esa mirada le clavó sus ojos, en los de ella intensamente, dejando a Emma totalmente sorprendida.

Cuando se quedó sola, Emma suspiró. Estaba comenzando a darse cuenta de que no solo estaba documentando y fotografíando el rancho y sus extensas montañas, los grupos de caballos corriendo en libertad,también estaba empezando a ver a Cole no solo como el hombre herido, frío y distante que era, sino como alguien con quien podría tener algo. Si él se lo permitía.

Esa noche, mientras Emma repasaba las fotos en su laptop, se detuvo en una en particular. Era una imagen de Cole al atardecer, con el cabello despeinado por el viento y una expresión perdida.. Había algo en esa foto que unía todo lo que sentía por él: la fuerza, la fragilidad, la firmeza, el cariño, la admiración y ese enigma que lo hacían único.

Cerró la laptop y miró por la ventana. La luna brillaba en lo alto, bañando el rancho en una luz plateada. Desde la ventana de la cabaña se veía precioso, Emma sacó una fotografía impresionante.

En su mente, solo tenía una pregunta.

"¿Qué es lo que realmente está impidiendo que Cole me deje entrar del todo en su corazón?"




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