El sol comenzaba a esconderse tras las colinas, tiñendo el cielo de un naranja cálido. Emma y Cole habían pasado el día trabajando en el rancho, pero las palabras no habían fluido entre ellos como antes.
Cole estaba junto al corral, acariciando distraídamente la crin de Thunder. Su mirada estaba perdida, fija en un punto invisible en el horizonte. Emma lo observaba desde la distancia, sintiendo algo extraño dentro de ella. Había algo en la forma en que Cole se mantenía encerrado en su propio mundo qué ella también sentía. Ella conocía esa soledad, ese vacío.
Finalmente, decidió acercarse.
—¿Qué es lo que pasa, Cole? —preguntó con suavidad.
Cole negó con la cabeza y dejó escapar un suspiro.
—Nada.
—No me digas "nada". Es evidente que pasa algo.
Él se giró hacia ella, y en sus ojos con una mirada intensa había algo que hizo que a Emma se le encogiera el corazón: dolor, ira, desconcierto...
—Es fácil para ti hablar, Emma —dijo finalmente, con brusquedad—. No tienes idea de lo que es perderlo todo.
La acusación la dolió más de lo que estaba dispuesta a admitirle. Pero Emma no se apartó. En cambio, respiró hondo y lo miró a los ojos con seriedad.
—¿Crees que no sé lo que es perderlo todo? —su voz era de enfado, y sus palabras le cortaron el aire como un cuchillo—. Tal vez no perdí a alguien como tú perdiste a Grace, pero también he perdido, Cole. Perdí a Daniel. Perdí los años que invertí en una relación que creía mía, solo para descubrir que era una mentira.
Cole frunció el ceño, pero no dijo nada. Emma dio un paso más cerca, con los ojos mirándole de frente.
—Cuando descubrí lo que hizo, fue como si el suelo se abriera bajo mis pies. Dejé mi carrera, dejé mi vida, y vine aquí porque no podía soportar quedarme en un lugar lleno de recuerdos que me mataban. Así que no me digas que no sé lo que es perder, porque sé exactamente cómo se siente.
El silencio que quedó entre ellos era una sensación de vacío que dejó sin palabras a ambos. Emma esperaba que Cole se alejara, que la dejara plantada como tantas veces antes. Pero en lugar de eso, él apartó la vista, cerrando los ojos como si sus palabras hubieran roto algo dentro de él.
—Grace no era solo mi esposa —dijo finalmente, con su voz temblando ligeramente—. Ella era... todo. Mi mejor amiga, mi cómplice, la única persona que realmente me entendía. Cuando la perdí... —hizo una pausa, tragando saliva—. Cuando la perdí, me perdí con ella.
Emma sintió un nudo en la garganta al escuchar su confesión.
—Y por eso te aferras a su recuerdo —dijo Emma.
Cole asintió.
—Es lo único que me queda de ella.
Emma dio un paso más,hasta que estuvo lo suficientemente cerca como para rozar su brazo con los dedos.
—Aferrarte a su recuerdo no la traerá de vuelta, Cole. Solo te mantiene atrapado en un lugar en el que ella nunca querría que estuvieras.
Él no la respondió de inmediato.Por un momento, Emma pensó que iba a alejarse. Pero en lugar de eso, levantó la mirada y la sostuvo con una intensidad que la dejó sin palabras.
—¿Y qué se supone que tengo que hacer, Emma? Si dejo ir su recuerdo... ¿quién soy yo entonces?
La pregunta quedó flotando en el aire entre ellos, llena de una tristeza en la que Emma no sabía de que manera actuar.
¿Qué era más fuerte en ese momento: la carga de su pasado o el deseo de arriesgarse a un nuevo comienzo?
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suspense, amor inesperado del destino, decisiones difíciles.
Editado: 20.02.2025