La noche siguiente Daniel regresó.
Emma se quedó inmóvil en el porche de su cabaña, sintiendo que la noche iba a ser como la anterior. El viento soplaba entre los árboles, removiendo su cabello, la noche estaba templada y en el rancho no se veía luz, tal vez Cole ya se habría acostado al madrugar tanto cada día. Pero Emma pensaba en él, aunque estaba con Daniel.
Daniel estaba allí, de pie frente a ella, con la mirada perdida... ¿Remordimiento? ¿Miedo? ¿Culpa?
—Dímelo de una vez, Daniel —lo apuró—. ¿Qué verdad es tan importante que has decidido volver nuevamente a molestarme? No me interesa nada de ti, lo eras todo para mí, y lo quisiste perder,te amaba más que a mi vida, ahora es tarde...
Daniel tragó saliva. Su mano tembló un poco cuando la pasó por su cabello, intentando reunir el valor para hablar.
—No me fui porque dejé de amarte, Emma…
Emma soltó una risa , endiablada.
—¿Ah, no? Porque desde donde yo lo veo, te largaste con otra.
Daniel negó con la cabeza, dando un paso más hacia ella.
—No lo entiendes…
—¡Pues explícalo! —espetó ella.
Daniel la miró a los ojos, y su expresión cambió. Ya no era el hombre confiado que ella recordaba, el que había sido su todo y luego la había abandonado sin mirar atrás. Ahora parecía… asustado.
—Ella no era lo que creías.
Emma se cabreó.
—¿Ah, no? —cruzó los brazos—. Porque desde donde yo estaba, se veía exactamente como otra mujer.Abrazos,sonrisas y besos.... ¿O me vas a decir que era un espejismo?
Daniel bajó la mirada un instante antes de volver a levantarla con una mirada que la hizo estremecer.
—Era una trampa, Emma.
Emma parpadeó.
—¿Una trampa?
—Sí —Daniel suspiró y frotó su rostro —. Fui un imbécil. Caí en algo en lo que no debí haberme metido…
—No me vengas con excusas —le cortó ella—. No hay ninguna razón en este mundo que justifique lo que me hiciste.
Daniel levantó la mirada y negó con la cabeza nuevamente.
—Tienes razón. No hay excusa. Pero hay algo que necesitas saber…
Emma sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Algo en la manera en que lo dijo, en la forma en que la miró, hizo que sus piernas temblaran.
—¿Saber qué?
Daniel dio otro paso hacia ella.
—No fui yo quien decidió irse.
Emma sintió que el suelo se abría bajo sus pies.
—¿Qué estás diciendo? —preguntó.
Daniel se pasó una mano por el cabello.
—Me obligaron a irme, Emma.
Emma sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo y su corazón a latir muy rápido.
—¿Me estás diciendo que alguien te obligó a dejarme?
Daniel lo admitió lentamente.
—No podía decírtelo en ese momento. No podía arriesgarte a ti también.
Emma lo miró, sintiéndose totalmente confundida.
—¿Arriesgarme a qué?
Daniel suspiró y desvió la mirada un instante antes de volver a fijarla en ella.
—A lo que estaba metido…
Emma sintió que el corazón le latía cada vez con más fuerza.
—Daniel, deja de hablar en círculos y dime la verdad de una maldita vez.
Daniel tomó aire y lo soltó lentamente antes de pronunciar las palabras que cambiarían todo.
—Aquella mujer no era solo alguien con quien me fui. Era parte de algo peligroso.
Emma sintió un nudo en la garganta.
—¿Peligroso? ¿De qué demonios estás hablando?
Daniel miró a su alrededor, como si temiera que alguien los estuviera observando.
Pero allí en la noche y en el silencio solo se encontraban ellos, bajo la luna llena que iluminaba todo el rancho y las extensas montañas.
—No puedo decirte todo aún, pero debes saber que si me fui… fue para protegerte.
Emma sintió que la furia la consumía por dentro.
—¿Protegerme? ¡No me vengas con eso, Daniel!.Me dejaste sola, destrozada, con el corazón hecho pedazos, y ahora,¿ vienes con la excusa de que fue para protegerme?
Daniel cerró los ojos por un instante antes de volver a abrirlos.
—Sé que no me crees. Y no te culpo. Pero hay algo más… algo que todavía no sabes.
Emma sintió que su respiración se agitaba, se estaba cansando de tanto escucharlo .
—¿Qué más, Daniel? ¿Qué más podrías decirme después de todo esto?
Daniel la miró fijamente, y cuando habló, su voz fue en un tono muy bajito.
—Lo que pasó no ha terminado, Emma.
—¿Qué quieres decir?
Daniel miró de nuevo hacia el camino que llevaba al rancho y hacia las extensas llanuras que iluminaba la luna.
—Ellos siguen ahí fuera. Y ahora saben que estoy aquí.
Emma sintió que la sangre se le helaba en las venas.
—¿Quiénes?
Daniel la miró con desesperación y miedo.
—Los que nos separaron, Emma.
El viento sopló con más fuerza, y en ese mismo momento , Emma sintió que algo en su mundo acababa de romperse en mil pedazos.
Aunque no comprendía bien a Daniel, ni sabía por qué demonios había regresado a ella, notaba que había algo en él, que si parecía ser cierto, ahora sí parecía ser sincero, en su rostro se notaba cara de preocupación y un miedo aterrador.
"Y en ese instante, Emma comprendió que el pasado no solo había vuelto… sino que venía dispuesto a destruirlo todo."
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suspense, amor inesperado del destino, decisiones difíciles.
Editado: 20.02.2025