Daniel seguía de pie frente a ella, con el rostro marcado por la angustia, pero ella ya no podía confiar en él.
—Emma, tienes que escucharme —insistió, con la voz rota —. No sabes en lo que estás metida.
—¿En lo que tú me metiste? —espetó ella, cruzando los brazos. La rabia que sentía se apoderaba de ella —. No sé qué pretendes ahora, pero ya es demasiado tarde.
Daniel apretó los puños. Se veía desesperado.
—No entiendes… Hay gente que me está buscando y creen que tú eres mi punto débil.
Las palabras se hundieron en el pecho de Emma como un puñal.
—¿Quiénes? —susurró.
Antes de que Daniel pudiera responder, un ruido entre los árboles la hizo girarse bruscamente. Su corazón latió con fuerza. Sombras se movían entre la maleza. El instinto le gritó que corriera, pero sus piernas estaban clavadas en el suelo.
—¡Emma, escúchame! —insistió Daniel, dando un paso hacia ella.
Y entonces, un trueno resonó en la noche… pero no era el cielo, era un disparo.
Emma sintió el impacto del miedo recorriéndole todo el cuerpo. Daniel se giró.
Y entonces, de entre la maleza, apareció Cole.
Vestido con su chaqueta de cuero, su figura imponente destacaba bajo la suave luz de la luna. Sus ojos, fríos como el acero, analizaron la escena en un segundo. Con una pistola en la mano, apuntaba a la dirección de donde había provenido el disparo.
—Emma —su voz fuerte, protectora, con un filo de advertencia hacia ella —. Métete en la cabaña. Ahora.
Pero Emma no podía moverse. Sus ojos estaban fijos en Cole, en el fuego en su mirada cuando se posó en Daniel.
—¿Qué demonios está pasando aquí? —preguntó Cole, sin bajar el arma.
Daniel tragó saliva.
—Es un problema que no te concierne.
Cole sonrió, con una sonrisa maliciosa.
—Si ella está en medio, entonces me concierne más de lo que imaginas.
Y en ese instante, Emma entendió que algo más que su vida estaba en juego: su corazón.
Cole no apartó la mirada de Daniel, pero su mano libre se movió, unos centímetros hacia Emma, como un reflejo instintivo de protección.
—¿Quién está detrás de esto? —preguntó.
Daniel exhaló, en sus ojos se notaba algo más que culpa… reflejaban miedo.
—Si te lo digo, nos matarán a los tres.
Un crujido en la maleza los hizo girarse al mismo tiempo. Emma sintió un escalofrío por todo su cuerpo.
Cole reaccionó primero, empujándola detrás de él mientras levantaba el arma.
—Demasiado tarde —murmuró Daniel.
Y entonces, una voz desconocida apareció entre la oscuridad.
—Bienvenidos al infierno.
—¿Realmente era demasiado tarde...o aún había una forma de escapar del infierno que los amenazaba?
Sentía que su vida era una pesadila de la que queria despertar...
Emma veía como su vida se ponía patas arriba ,la tranquilidad y el cambió de vida ahora mismo, era aún peor que cuando estaba en New York.
¿ Por qué demonios había regresado Daniel?¿Quíen se pensaba que era para aparecer,y desordenarlo todo?
Si tenía problemas ,ya era demasiado mayorcito para resolverlos el solito,él se había metido en ellos , él debia solucionarlo,desde luego no era problema de ella, ya no formaba parte de su vida,ni quería saber nada de él.
Por un momento se dió cuenta que quería dejar el pasado atras,borrarlo de su mente y comenzar de nuevo como si él nunca hubiera existido. Le dolía por el amor que tiempo atrás había sentido por Daniel, pero su recuerdo por su abandono por otra mujer le daba más fuerza para pensar...
"Él nunca te quiso,prefirió a otra"
#567 en Novela contemporánea
#2017 en Novela romántica
suspense, amor inesperado del destino, decisiones difíciles.
Editado: 20.02.2025