Capítulo 30º Hace falta valor.

Daniel contemplaba la cabaña de Emma desde su camioneta alquilada. Las luces estaban apagadas, pero él sabía que estaba dentro. El frío nocturno calaba hasta los huesos, aunque nada se comparaba con la frialdad que sentía en su pecho desde que la había vuelto a ver.

Encendió un cigarrillo y exhaló despacio, tratando de ordenar sus pensamientos. No había esperado tanta resistencia de su parte. Emma lo odiaba… y lo peor era que tenía razón en hacerlo.

El teléfono vibró en el asiento del copiloto.

Sintió,miedo al ver el mensaje.

"No debiste volver.No es tu lugar.Y ella ya no te pertenece."

Miró a su alrededor, pero la niebla era baja y espesa.Nadie a la vista. Aun así, sentía la presión de que unos ojos estaban sobre él, sin perderle la pista.

Otro mensaje.

"Vuelve a New York antes de que sea demasiado tarde."

Daniel tragó saliva. Esto no era un simple aviso. Era una amenaza.

Lanzó el cigarro por la ventanilla y se inclinó hacia el volante, apretando los dientes. No iba a huir. No esta vez.

La cabaña estaba a oscuras cuando Emma cerró la puerta tras de sí.Sin fijarse que no muy lejos estaba Daniel en su camioneta. Afuera, el viento movía las hojas secas,solo se escuchaba el sonido de los grillos y el ruido lejano del ganado en el establo del rancho de Cole. Emma se dirigía a su dormitorio cuando sonó su teléfono,tenía un mensaje.

"No creas en sus mentiras.No confíes en nadie.No te imaginas lo que está en juego."

El remitente era un número desconocido, pero Emma tenía claro que solo podía venir de una persona. Daniel.

Se dejó caer en la silla junto a la mesita de noche,su corazón latía con fuerza. La aparición repentina de su exmarido había traído consigo unos cambios en su vida, que la habían quitado su tranquilidad. Desde el primer momento, sus excusas le habían parecido un mal guion de una película de segunda. Pero lo que realmente la estaba atormentando no era su regreso, sino el miedo en sus ojos cuando le dijo que estaba en peligro.

—"¿Peligro de qué?" —susurró para sí misma, apretando el móvil entre sus manos.

El sonido de cascos de caballo en el exterior la sacó de sus ideas y pensamientos. Se levantó de golpe y se acercó a la ventana. La figura de Cole apareció entre la oscuridad, desmontando y melodeando con la facilidad de alguien que conocía cada rincón de aquel terreno.

—Emma, abre la puerta —dijo con voz grave.

Ella dudó unos segundos antes de obedecer.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, cruzándose de brazos.

—Tienes visita —respondió Cole, con seriedad.

Emma sintió un escalofrío recorrerle de los pies a la cabeza. Al mirar más allá de él, vio a Daniel de pie junto a su camioneta, con el rostro tenso y una expresión extraña en su rostro.

—¿Qué demonios quieres ahora? —soltó, Emma en voz alta.

Daniel dio un paso adelante, alzando las manos.

—Solo quiero hablar, Emma. No aquí, no con él presente —miró a Cole con desconfianza—. Esto es importante.

—No tienes derecho a pedirme nada —contestó ella, sintiendo la furia que llevaba en su interior desde que apareció Daniel nuevamente en su vida.

Cole, que no había apartado los ojos de Daniel ni un solo segundo, habló con un tono que dejaba claro que no iba a moverse.

—Si tienes algo que decir, dilo aquí y ahora.

Daniel suspiró, echando un vistazo a su alrededor, sabía que alguien los estaba observando.

—No entiendes en lo que estás metida, Emma. Y él menos.

Emma sintió un nudo en la garganta.

—¿Y tú sí? ¿Por qué no empiezas a explicarlo ya de una vez por todas, y te dejas de tonterías?

Daniel se pasó una mano por el pelo, visiblemente nervioso.

—Porque si hablo, no sé si viviremos para contarlo.

Cole apretó los dientes y avanzó un paso hacía él.

—Déjate de juegos, Daniel. Si alguien la está amenazando, quiero saberlo ya.

Daniel lo miró directamente a los ojos.

—Es peor de lo que ambos imagináis.Pero tú no tienes nada que ver.Debes irte,aquí no pintas nada.

Emma sintió que su mundo se partía. Y entonces, su móvil vibró en su mano con otro mensaje. Cuando lo abrió, el miedo la golpeó como una fuerte bofetada.

"Corre,Emma.O esta vez no habrá segunda oportunidad."