El móvil temblaba en su mano, y Emma apenas podía respirar. La pantalla brillaba con esas palabras que parecían perforarle la piel.
"Corre,Emma.O esta vez no habrá segunda oportunidad."
—¿Qué demonios significa esto? —susurró, sintiendo su cuerpo estremecerse.
Cole se inclinó sobre su hombro para ver el mensaje, su expresión cambió al instante.
—¿Quién te envió esto?
Emma alzó la vista y encontró a Daniel, cuya mirada se quedó petrificada.
Daniel no había sido.
—Emma, necesito que me escuches —dijo él dando un paso más hacia ella—. No puedes evadirte de esto.
—¡No! —lo interrumpió con rabia—. No voy a seguir tu juego, Daniel. Primero apareces después de años, con excusas y mentiras, y ahora me dices que mi vida está en peligro sin darme una maldita explicación.
—No es un juego —contestó él con la voz tensa—. Si supieras lo que sé, no dudarías en salir de aquí ahora mismo.
Cole bufó con desdén, cruzando los brazos.
—Qué conveniente. Llegas de la nada, dices que hay un peligro sin decir nombres, y esperas que ella te siga a ciegas.
—Cole, esto no es asunto tuyo —disparó Daniel con fiereza.
—Cualquier cosa que tenga que ver con Emma es asunto mío —respondió Cole con calma, pero con un filo peligroso en la voz.
Emma miró a ambos.
—¡Basta ya, a los dos! Estoy harta de sus malditas peleas. Si hay algo que deba saber, Daniel, dilo ahora mismo.
Daniel bajó la cabeza por un instante, como si luchara con sus propios demonios. Luego alzó la mirada y soltó la bomba.
—Me fui porque tenía que hacerlo. No porque quisiera.
Ambos quedaron en silencio, la primera en hablar fue Emma.
—¿De qué estás hablando? —susurró.
Daniel tragó saliva.
—No te dejé por otra mujer. Esa historia fue una mentira para alejarte de mí… y protegerte.
Cole soltó una carcajada fría.
—¿Protegerla? Deja de hablar en círculos, ¡maldita sea!
—La organización para la que trabajaba… no era lo que parecía —continuó Daniel, sin apartar los ojos de Emma—. Creí que era solo un negocio financiero, algo legal, pero estaba equivocado. Muy equivocado.
Emma sintió un escalofrío.
—¿Qué hiciste, Daniel?
Daniel empezó hablar con voz temblorosa.
—Accedí a información que no debía. Datos de personas peligrosas, gente con poder. Cuando me di cuenta del tipo de organización en la que estaba metido, intenté salir… pero no es tan fácil.
Emma apretó los puños.
—Entonces, ¿me abandonaste para salvar tu pellejo?
—¡No! —Daniel negó con vehemencia—. Me amenazaron con hacerte daño. No tuve elección. Tenía que hacerte creer que no me importabas para que te mantuvieras lejos de mí.Y esa fue la única manera de convencerte, no encontré otra forma más rápida.
Emma sintió el suelo desmoronarse bajo sus pies.
—No… no puedo creer esto.
Cole la sujetó del brazo con suavidad.
—Emma, no tienes que escuchar más. Si este idiota se metió en problemas, que los resuelva él.
—¡No lo entiendes! —Daniel casi gritó—. No se trata solo de mí. Ellos nunca olvidan. Nunca perdonan. Y ahora saben que estoy aquí… contigo.
En ese instante, el crujido de ramas fuera de la cabaña los puso en alerta.
Cole giró la cabeza hacia la puerta.
—¿Escucharon eso? —susurró.
Los tres quedaron en silencio, el miedo hizo que sus corazones latieran frenéticamente al mismo tiempo.
Y entonces, sonó el primer golpe contra la puerta.
Fuerte.
Amenazante.
Emma sintió que la sangre le hervía en las venas cuando una voz grave y desconocida habló desde el otro lado.
—Sabemos que estás ahí, Daniel.
Cole sacó su arma del cinturón en un movimiento fluido y rápido.
—¡Emma, atrás! —ordenó con dureza.
Daniel la miró con los ojos llenos de tristeza.
—Te dije que corrieras...
El segundo golpe contra la puerta fue aún más fuerte.
El tercer golpe sacudió la puerta con tanta fuerza que Emma sintió que verdaderamente Daniel la había puesto en peligro.
Cole se movió rápido, posicionándose junto a la entrada con el arma lista, y una mirada calculadora.
—Emma, al suelo —ordenó en voz baja.
Daniel la miró con el rostro tenso, susurrándole apenas.
—No te sueltes de mí, pase lo que pase.
Un crujido más.
Las bisagras de la puerta chirriaron.
Emma sintió que su respiración se volvía errática cuando una sombra se dibujó bajo el umbral de la puerta.
Y entonces, el pomo giró lentamente.
Alguien estaba intentando entrar.
El tiempo pareció detenerse.. El corazón de Emma iba a mil por hora,cuando unos hombres altos y fuertes atravesaron la cabaña.
Solo hablaba uno de ellos.
—Hola, Daniel. Te hemos estado buscando…y te hemos encontrado.—Has estado escondiéndote demasiado tiempo, Daniel. Se acabó el juego.
Daniel no dijo nada, pero no era miedo lo que reflejaban sus ojos, era resignación.
—Vamos, tenemos asuntos pendientes.
Emma quiso moverse, hacer algo, pero su cuerpo estaba paralizado. ¿Qué demonios estaba pasando?
Entonces, el hombre giró la cabeza hacia ella y sonrió de una manera que hizo que ella se quedará sin palabras.
Sus ojos no se podian creer lo que veían, y sus oídos no querían creer lo que oían.
Emma se quedó de piedra.
—Tú no estabas en los planes… pero ahora lo estás.
Emma tragó saliva, incapaz de apartar la mirada de esos ojos fríos. ¿Qué significaba eso? ¿Qué iban a hacer con Daniel… y con ella?
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suspense, amor inesperado del destino, decisiones difíciles.
Editado: 20.02.2025