Amor Salvaje

Capítulo 61º Elvis.

El sol entre las nubes, se colaba por los ventanales de la cabaña. La mañana era silenciosa y gris, demasiado para el gusto de Emma, que comenzaba a notar el vacío que dejaba Cole con su ausencia, cada día más.

Cada día se le hacía más pesado el no tenerlo a su lado. Y no saber el motivo por el cual se fue, también la hacía dudar. Llevaba dos semanas sin él, pero se le hacía un siglo.

Se preparó un café mientras su mente vagaba en sus recuerdos más recientes. En la última mirada que Cole le dedicó antes de irse, aún la tenía grabada en la retina, era de preocupación, como si se tratará de una urgencia, pero él no le dijo nada...quizás dolor. Solo le había dicho que era un viaje urgente con su madre, nada más. Y Emma lo había aceptado sin más, respetando el espacio que parecía necesitar Cole.

Por que ella no lo quería molestar, no quería ser un impedimento en su vida, salvo hacerlo feliz.

Pero ahora… sentía que algo no encajaba.

Tenía la intuición de todas las mujeres, de adivinar que algo le ocultaba Cole, y eso la ponia nerviosa.

Ella no le ocultó nunca nada de su pasado, fue siempre sincera, pero Emma tenía claro que él no había sido tan sincero, a pesar de haber cambiado tanto y no ser el Cole frío, y distante, un alma solitaria que no había tenía oontacto con nadie, simplemente con su adorable caballo.

Suspiró, llevando la taza de café hacia la mesa del escritorio. Afuera, el paisaje nevado estaba igual que siempre, Canadá es así, frío y más frio. Decidió escribir en su cuaderno, como hacía siempre, su diario tenía su vida escrita en él, desde su niñez hasta el día de hoy, nunca dejaba de llenar sus páginas.Con recuerdos, anécdotas, apuntes para recordar reuniones, notas de cuando estudio su carrera de fotógrafa, de Daniel el primer amor de su vida, buenos y malos momentos, como cuando Daniel la abandonó por otra, y ahora también iba haber un espacio en su diario para Cole.

Empezó la página con estas palabras.

"Querido desconocido… o querido Cole. Hoy te echo de menos más de lo que jamás me hubiera imaginado... No sé por qué no puedo dejar de pensar que estás luchando con algo que no quieres compartir conmigo. Y lo respeto. Pero me duele. Me duele muchísimo, que no llegues a depositar tu confianza en mí. Me has enseñado lo que es sentir otra vez, y eso es hermoso, estar a tu lado es algo maravilloso, sentirme viva, tener tu sonrisa al despertar, es algo mágico …"

Dejó de escribir al escuchar un sonido fuera de la cabaña. Era solo el crujir de la nieve sobre el porche de algún animal. Nada fuera de lo normal, en esas zonas. Pero su corazón estaba siempre alerta ante cualquier pequeño sonido, enseguida se ponia en vilo, sobretodo por culpa de Daniel...que en cualquier momento, podía regresar.

Mientras tanto, en Dallas, la situación era completamente distinta.

Cole se encontraba sentado en la sala de espera del hospital, con el rostro entre las manos, y los codos apoyados en las rodillas. El silencio en la habitación es unicamente interrumpido por los pasos apresurados del personal médico y el pitido de una máquina. Evelyn regresaba con dos cafés en la mano de la cafetería del hospital.

—No tienes que quedarte todo el día aquí —le murmuró ella, tomando asiento a su lado—. Yo puedo quedarme con él esta noche también.

Cole se negó, sin mirarla.

—No. No puedo moverme de aquí. No después de todo...Después de todo lo que le he fallado como padre.

Evelyn le puso una mano sobre el hombro.

—No te castigues. Estás aquí ahora, y eso es lo que importa. El niño te necesita fuerte, no hundido. No te martirices más, por favor.

Cole cerró los ojos. Su hijo seguía en cuidados intensivos. El atropello lo había dejado con múltiples fracturas y un traumatismo craneal leve. Había sido un milagro que sobreviviera. Y la culpa lo estaba quemando por dentro.

Y además estaba Emma.

Lo peor de todo era que Emma no sabía nada.

¿Cómo podría mirarla a los ojos y contarle, que tenía un hijo, al que había abandonado ?

Evelyn lo miró, y lo vio con la mirada perdida en la nada, pero conocía a su hijo y sabía muy bien que tenía otro sufrimiento más.

—¿Se lo vas a contar a Emma? —preguntó Evelyn con cuidado, leyéndole la mente.

Cole se lo negó, pero esta vez más firme que de costumbre.

—¡No todavía. No puedo! Está luchando contra su ex, con su vida pasada. Sabes que estábamos en la cabaña por ese motivo, temiendo por su vida y Emma quiso que yo me fuera con ella, al estar en peligro los dos. No puedo cargarla con más problemas. Y ni tan siquiera sé cómo explicarle que tengo un hijo del que nunca le hablé. Ella es tan buena, madre...

—No es "un hijo", Cole. Es tu hijo. Y mereces ser feliz, con todo lo que eso implica. Si Emma te ama, seguro que te entenderá.

Cole soltó una tos seca.

—No lo sé, mamá. Tal vez todo se vaya al traste en cuanto lo sepa.

Evelyn tomó su mano.

—Y si no es así … será el comienzo de una verdadera historia de amor. No la subestimes. Tiene más fortaleza de la que crees. Es una mujer fuerte Cole.

Cole estuvo de acuerdo y, deseando que su madre tuviera razón.

En la cabaña, Emma salía a caminar por los alrededores cercanos, sin separarse mucho de la casa, con su chihuahua acurrucado dentro de su abrigo.

Se lo había regalado la chica de la cafetería Olivia, por haberla ayudado en los días de más trabajo.

Y Emma estaba encantada con Elvis, le había puesto el nombre de su cantante favorito.

Esa era su forma de no pensar demasiado. Dar grandes paseos con Elvis y tener grandes charlas con él, ahora al menos tenía compañía, y era una compañía que le encantaba. Por las noches lo acurrucaba en la cama junto a ella, contándole historias de su vida.

Pero no podía evitarlo. Había algo en su interior que le decía que algo no andaba bien… y que Cole no estaba del todo bien, que no lo estaba pasando bien.




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