Amor Salvaje

Capítulo 107º Raíces nuevas.

El aroma del café recién hecho llenaba todo el rancho con su olor. Cole servía dos tazas mientras escuchaba los suaves pasos de Kiara viniendo desde el pasillo.

—¿Dormiste bien? —preguntó él sin volverse, notando su presencia antes de que hablara.

—Sí, gracias. Me siento tan tranquila aquí —respondió ella con una sonrisa discreta, tomando la taza que él le ofrecía.

Se sentaron en la mesa de madera, la misma donde Cole desayunaba con su padre hacía muchos años atrás. La misma donde, ahora, veía a su hijo comenzar una nueva vida. Cole Junior dormía todavía, agotado por los últimos días, pero mucho más animado desde su regreso.

—Gracias por estar aquí —dijo Cole tras unos segundos de silencio—. No sé si te lo dije ayer, pero significa mucho para mí… y para él.

Kiara bajó la mirada, revolviendo el café con suavidad.

—Él me adora. Lo sabes, ¿no? —susurró, y luego lo miró—. Siempre preguntaba por ti, te echaba de menos.

Aquellas palabras le dolieron, pero no podía seguir castigándose por el pasado, no ahora que tenía una nueva oportunidad junto a él.

—He cometido muchos errores, Kiara. Pero este lugar… tú… mi hijo… siento que por fin voy bien encaminado, quiero dejar atrás el pasado, ya, sucedió y no lo puedo cambiar, pero ahora quiero vivir el presente. Lo más importante de mi vida es mi hijo, y ya lo tengo junto a mí. Y Evelyn, mi madre, siempre tan protectora, tan pendiente de mí, no sé qué haría si no la tuviera. La vida es tan complicada.

—Yo te entiendo perfectamente, Cole, y sé lo que has sufrido.

—No lo volveré a dejar solo nunca más en mi vida. Cometí un fatal error —creo que ya lo he pagado; pensé que lo perdía, lo miraba en esa cama de hospital y me sentía tan inútil, tan culpable...

Ella lo miró con dulzura, sin necesidad de palabras.

Aquella mañana era distinta. No había prisas por ir a ningún sitio, ni responsabilidades que atender. Solo un vaquero y una mujer sentados con una taza de café, compartiendo el pasado y cosas de sus vidas.

—¿Y tú? —preguntó él de pronto—. ¿Qué harás cuando regreses a Dallas?

Kiara sonrió.

—Tengo una idea… Quiero pedir un traslado. Hay una guardería pequeña en un pueblo cercano. Nada como la que tengo en la ciudad, pero… me apetece una vida más tranquila. Tal vez, aquí, pueda empezar algo distinto. Y estar más tiempo con Cole Junior; me he acostumbrado a pasar tanto tiempo a su lado que lo echo muchísimo de menos.

Cole la miró, sorprendido.

—¿Lo dices por… nosotros? —preguntó, sin darle más vueltas.

Kiara sostuvo su mirada fijamente a los ojos de él.

—Lo digo por mí. Pero también por ti. Y por él.

-- Me parece buena idea--- pero es una decisión importante dejar atrás Dallas y tu trabajo como profesora allí.

---Bueno a veces esas decisiones son lo mejor que podemos hacer para cambiar nuestra vida.

--- Tienes mucha razón, Kiara, a mí me faltó precisamente eso, tomar decisiones en mi vida y no lo hice. Me aferro a mí mismo en este rancho y olvido todo lo demás.

---Bueno ahora lo más importante es que tienes lo que más quieres junto a ti, tu pequeño y tu madre, y eso es lo que cuenta.

---Y a ti, Kiara, tú también formas parte de esta familia.

Kiara se puso colorada; no esperaba esas palabras de Cole.

Ese día, pasearon con Cole Junior entre los caballos. El niño reía, tocando las crines suaves y saltando por el campo con botas nuevas que Kiara le había traído de regalo. Cole no recordaba la última vez que había reído tanto viéndolo así.

—¡Papá, mírame! ¡Estoy galopando! —gritó el pequeño desde una vieja silla de montar colocada sobre una valla.

Cole miró a Kiara. Ella se reía abiertamente, sin esconderse. Y algo dentro de él —empezó a latir de nuevo.

Su corazón, destrozado y duro como una roca, poco a poco se estaba curando.

No era una historia apasionada aún, pero sí empezaba a sentir, a no ver a Kiara simplemente como una amiga.

Y como toda historia, empezaba despacio, dando tiempo a las situaciones, no planeando ni forzando nada.

Evelyn, que aún permanecía en el rancho, estaba encantada; se daba cuenta de todo y veía a su hijo nuevamente feliz, no enamorado, pero sabía que tarde o temprano Kiara terminaría siendo su esposa.

Ya tiempo atrás, cuando aún estaba con su esposa Grace, Evelyn ya sabía que a Cole le gustaba muchísimo Kiara, pero siempre supo que él no haría daño a su esposa; en eso había salido a su padre, fiel, honesto y un hombre con principios. Un hombre de una sola mujer. Y de Kiara ya sabía que estaba locamente enamorada de él, pero era la amiga íntima de Grace, eran como hermanas, se lo contaban todo, nunca tuvieron secretos entre ellas. Lo que había entre ellas era una complicidad especial. Ambas eran amigas desde la niñez y, aun habiendo hecho cada una sus vidas por separado, siempre habían estado unidas.

Hasta el último día que Grace partió, en ese fatídico accidente, esa mañana incluso habían estado juntas en la cafetería, tomando un café. Ese día fue su último día juntas.

Ahora ambos podían crear su vida juntos.

Y ella la ayudaría con lo que necesitara, porque la quería como si fuera una hija.

Veía en ella a la mujer perfecta para hacer feliz a su hijo, y la veía como la mejor madre del mundo para su nieto.

Por fin las cosas comenzaban a ir bien...

Ella en sus propias carnes sabía lo que era desaprovechar una segunda oportunidad. Ella lo dejó todo, se quedó viuda y se desvivió por criar y cuidar a Cole, darle una educación y que no le faltara nada.

Ella le dijo no al amor; a los dos años de enviudar conoció a un hombre de su edad, bien posicionado, banquero, de buen porte y atractivo. Pero no pensó en ella, solo pensaba en Cole.

Y su corazón se quedó cerrado para siempre con el recuerdo de su esposo y el haber sabido salir adelante sola y criar a su hijo.

Nunca le ha dicho nada a Cole y quizá nunca lo haga. Pero arrepentida de no haber tenido ese amor, esa segunda oportunidad sí, y estará arrepentida el resto de su vida.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.