Amor sin barreras

Capítulo 1

Narrado por Camila

Suspiré derrotada. Tenía sueño, mucho sueño, esa copa de vino ya no me saciaba. Aquí estaba yo, tratando de decidir si quedarme o irme.

El nivel de estrés ya me estaba carcomiendo, podía volverme loca y regresarme a mi linda ciudad de Rosario, si quisiera y de hecho, quería.

"No, Camila, tienes tareas que hacer, tienes metas que alcanzar." Me grita mi conciencia, pero estaba tan cansada que solo pude acomodarme en la silla para desayunar.

Pronto mi teléfono sonó y vi que era Julia, una de mis mejores amigas. Y ya me imaginaba como iba a empezar esa conversación.

— No puedes simplemente pensar que tengo que volver a Rosario, tengo una vida aquí, Julia. – Le respondí a mi amiga al otro lado de la línea. Y mientras aparté el móvil me serví un poco de café en la taza.

— Cami, anda, es hora de tomarse unas vacaciones. – La oí decir y suspiré. — ¡Eres columnista, trabajas en Internet, puedes tomarte vacaciones cuando quieras! Estoy segura de que Yamila estará de acuerdo. – dijo Julia irritada y yo sonreí.

Si en algo tenía razón era que a Yamila, mi jefa interna, ciertamente no le importaría, ya que ella era la primera que me presionaba para que me tome unas vacaciones.

—Está bien, lo pensaré. Ha pasado menos de un año desde la última vez que estuve en la ciudad, ya viste que había un problema aquí, ¿no? –pregunté sentándome y tomando un sorbo de café.

— Pero si te quedaste apenas dos días, a pesar de que fue un fin de semana largo, dale, tómate un tiempo libre amiga, necesitas relajarte. Hablando de eso, la tía Amelia dijo que te llamó y no respondiste. – nuevamente suspiré.

— Ayer mi día estuvo complicado, Ju. Por eso no hablé con ella, por la reunión, pero hoy la llamaré. – Dije y ella se rio.

— Está bien, pero piensa un poco en nosotros también, María también te extraña.

— Hablando de eso, ¿dónde está ella? — Yo pregunté.

— ya sabes como es, anda de fiesta. – habló Julia, riendo. — Se fue a trabajar muy emocionada, diciendo que iba a bailar con las chicas después.

Julia y María son mis mejores amigas, incluso después de mudarme a Buenos Aires nunca nos separamos. Había muchos días en los que no paraba de trabajar estando aquí, pero seguí llamándolas a ellas y a mi familia.

Desde hace unos días llevo algunas semanas hablando con Julia sobre tomarme unas vacaciones, extrañaba mucho mi ciudad, y a pesar de separarnos unos 350 kilómetros, yo ya sentía falta de mi barrio.

—Te extraño, te prometo que pensaré en las vacaciones, pero ahora tengo que ir a trabajar, te llamo más tarde, te amo Julia. – Dije al escucharla reír.

— Nosotras también te extrañamos y piensa en las vacaciones, realmente las necesitas, Cami. Besos, te amo.

Después de la llamada, me vestí y me fui hasta la oficina en donde trabajo. Llevaba ropa abrigada, muy informal, ya que, no era necesario que fuera formal aquí y hablando de mi trabajo. Olvidé presentarme.

Mi nombre es Camila González, tengo 26 años, vivo en Argentina y soy Licenciada en Periodismo, pero actualmente soy columnista de una de las mayores revistas de noticias y entretenimiento juvenil de toda Latinoamérica, La famosa Revista, "Somos como Vos". En la web hablo de varios temas, pero los temas que más cubro están relacionados con los jóvenes.

Lo maravilloso de todo esto es el cariño de mis miles de lectores, esto es muy gratificante a pesar de ser agotador. Como siempre, algunas publicaciones generan revuelo y siempre termino teniendo que ver comentarios estúpidos sobre mí, mientras expreso mi opinión tratando de no herir susceptibilidades y ver los dos lados del tema debatido.

Al llegar, pasé por el call center saludando a algunos colegas, la mayoría son pasantes, abrí la puerta de mi oficina y tiré mi bolso sobre la mesa, acurrucándome en mi silla.

— Buenos días, Cami, ¿cómo estamos? – Escuché la voz de Yamila y miré hacia la puerta donde ella estaba parada pidiendo permiso para entrar.

— buenos días. Justo estoy trabajando en un nuevo artículo– respondí, sonriendo y encendiendo mi tablet. —Jorgelina Poliglie, se declaró bisexual y está saliendo con otra mujer. —Yamila sonrió emocionada cuando me vio escribiendo la columna de la semana que quería nombrar. "La sexualidad de las celebridades y la idiotez de la sociedad". Ella leyó el título sonriendo emocionada y yo comencé a escribir.— "¿Qué podemos esperar de una sociedad basada en etiquetas?" – murmuré mientras escribía.

— ¡Ya veo porque eres la mejor! – dijo Yamila saliendo y yo sonreí.

Yamila es una jefa de internos, y una persona maravillosa también. Ella trabaja como columnista del área de moda del sitio web, trabajábamos juntas, al fin y al cabo una columna complementaba la otra.

El tiempo en la oficina pasó rápido y justo después del almuerzo le conté a Yamila sobre mi posible viaje a la ciudad de Rosario y ella obviamente fue un gran apoyo.

(...)

La semana pasó como una brisa y ¿adivinen qué? Le pedí mis vacaciones a mi jefe, y como tenía mucho material adelantado, no tuvo problema en dejarme viajar.




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