Amor sin instrucciones

Capítulo 10. Los padres de Oleksio

Capítulo 10. Los padres de Oleksio

– ¿Y por qué hay tanto desorden aquí? – preguntó mamá, sin atreverse a pisar los libros tirados por el suelo.

– ¡Mamá, papá, me alegra mucho verlos! – finalmente soltó a Anna de los abrazos pegajosos de Oleksio, pasó por encima de un gran montón de revistas apiladas y se acercó a sus padres, abrazó a su madre, estrechó la mano de su padre, se dio la vuelta y, discretamente, guiñando un ojo a Anna, que todavía estaba recuperándose de aquella extraña situación, dijo:

– Sí, sí, esta es justamente la chica de la que les hablé, Anna.

– ¡Oh! ¡Ni se imaginan cuánto nos alegra conocerla! – sonrió ampliamente mamá y aun así se atrevió a pasar por encima de las montañas de cosas amontonadas y abrazó a Anna por los hombros. – ¿Ya están listos para la velada de mañana? – preguntó a la joven, sonriendo de oreja a oreja.

Anna ni siquiera sabía qué responder, echó un vistazo a Oleksio, y él saltó hacia su madre, asegurando con voz alta:

– ¡Por supuesto, por supuesto! Justo estábamos a punto de salir a comprar un regalo. Y sobre el desorden, mamá, no prestes atención: Anna decidió hacer una limpieza general y en algún lugar leyó que para limpiar mejor, primero hay que recoger todas las cosas de sus lugares y luego colocarlas cuidadosamente en las superficies ya limpias. Así que eso es lo que estamos haciendo – miró el joven a Anna con gesto elocuente, y ella resopló indignada, pero permaneció callada.

– Qué método tan interesante – dijo mamá pensativa. – Tendré que probarlo yo también. Después de todo, no fue en vano que vinimos: ahora conozco a tu novia y sé que es ordenada, muy simpática, y que entre ustedes todo es serio – señaló a Oleksio con el dedo. – La próxima semana los espero a ambos en casa, y no se nieguen, ¡llevaba tanto tiempo esperando esto!

– Eh… – murmuró papá, aclarándose la garganta. – Svetlana, vámonos ya, porque de verdad llegamos tarde, los chicos están por salir a la tienda – asintió a su hijo y abrió la puerta.

– ¿O tal vez quieren tomar un té o café? – se apresuró Oleksio.

Sin embargo, mamá también entendió la indirecta, se apartó de Anna y se dirigió hacia la puerta.

– Solo pasamos un momento, queríamos recordarles sobre la fiesta de mañana, ya que nunca te podemos contactar. Y sé que eres un poco despistado – sonrió la mujer. – ¡Adiós, niños, nos vemos en la celebración! – saludó con la mano. Y los padres salieron por la puerta, dejando a Anna atónita y a Oleksio nervioso, solos en el apartamento...




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