Capítulo 23. La fiesta continúa
—La empresa de la que hablamos —dijo Nora con un brillo especial en los ojos— es un verdadero ícono de la elegancia. “Barteson y Keppand” —un legendario atelier de Londres conocido en todo el mundo, que además posee una Carta Real otorgada por el mismísimo rey Carlos III de Inglaterra. Sus trajes no son solo ropa, sino auténticas obras de arte. Confeccionan a medida, con una precisión exquisita y una atención absoluta a cada detalle. Y sí, visten a la familia real —asintió Nora al ver que Anna estaba a punto de preguntar algo. Y es que a la chica realmente le interesaba el tema—. Cada traje que hacen es el resultado de una maestría impecable.
Y yo quiero firmar un contrato con ellos para “Oleléia”. Es algo crucial para nosotros. Su atelier produce muy poco, de manera exclusiva; cada traje es una pieza única, casi una joya textil. Pero yo tengo una fábrica de confección, y podemos producir no más, sino mejor, con calidad superior y a un precio más alto. Quiero que su maestría y su marca se reflejen, aunque sea en parte, en nuestras colecciones. El contrato podría ser así: ellos nos dan acceso a sus modelos, cortes y tejidos, nos permiten hacer copias para vender en mis tiendas, pero conservando la exclusividad de los originales. Nosotros pagamos por los derechos y por el control de calidad, y entonces nuestra marca alcanzará otro nivel, ¡uno más alto! ¡Nos convertiremos en los referentes de la moda en toda Ucrania! —los ojos de Nora brillaron con entusiasmo.
Anna la escuchaba con asombro, imaginando no simples sastres, sino verdaderos artistas de la costura que vestían a la élite europea. Y ahora una casa de moda así podría tener presencia en Ucrania. ¡Y podría ser “Oleléia”!
Nora hizo una pausa, conteniendo el torrente de sus sueños, y luego continuó:
—Bien, les deseo suerte a las tres parejas —su voz volvió a sonar profesional—. Ahora les repartiré las listas de pasajeros de aquel vuelo. Estúdienlas bien. Recuerden: el tiempo es limitado, y la tarea no será fácil.
Repartió los papeles con las listas de pasajeros. Oleksio tomó la suya, la desplegó y comenzó a leer con atención, mientras Anna, sentada a un lado, sentía cómo el corazón se le encogía entre la emoción y la confusión.
“Estoy aquí por pura casualidad, y nadie me explicó cuál es exactamente mi papel —pensó—. Ni siquiera sé qué hago en todo este enredo, aparte de que Oleksio me pagó para que fingiera ser su novia en esta fiesta… Demonios, me he metido en una aventura rarísima, que claramente no es la mía… ¿O tal vez sí lo es?”.
—Y ahora —continuó Nora—, volvamos todos al jardín y sigamos celebrando mi cumpleaños. ¡La fiesta está en pleno apogeo! ¿Lo oyen? ¡Ya suena la música! ¡He contratado a una banda de moda esta temporada! ¡Que esta noche sea inolvidable!
Y efectivamente, cuando todos salieron al exterior, los invitados bailaban al ritmo de una música alegre y enérgica. El jardín resplandecía bajo las luces de los faroles, y el aire se llenaba de risas y conversaciones animadas. Anna observaba todo con sorpresa y admiración. Así que era Nora tan rica… ¡Y todo esto —la mansión, el banquete, el lujo— le pertenecía! El sueño de toda su vida, ser una empresaria exitosa y tenerlo todo, se hacía real frente a los ojos de Anna en las imágenes brillantes del mundo de Nora.
La música rápida terminó, y comenzaron los bailes lentos. Los invitados fueron invitando uno a uno a sus parejas. Oleksio, que hasta entonces había estado callado junto a Anna, de pronto se acercó a Zoya y la invitó a bailar. Anna se quedó sola, apoyada contra la pared de la mansión. Los miraba, sintiendo un cosquilleo incómodo. No sabía por qué, pero aquello le resultaba molesto. Sí, la irritaba un poco. En ese momento recordó que, en esta fiesta, ella era la novia de Oleksio.
¡Y él, el muy canalla, estaba bailando con otra mujer!
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*“Barteson y Keppand” —en el libro es una alusión al legendario atelier “Anderson & Sheppard”, que posee un Royal Warrant del rey Carlos III. Un Royal Warrant es un certificado oficial que acredita que la empresa provee bienes o servicios a la familia real y goza de su confianza.