Cuando era pequeña mi padre me dijo una vez que algunas de las bayas más dulces crecen entre las espinas más puntiagudas, nunca pude comprender a que se refería, incluso ahora en ocasiones me pregunto si esto se refiere a la vida o a no juzgar a las personas.
Mi compromiso con Aiden avanzaba lentamente, me rehusé muchas veces, pero todo fue en vano a cada excusa había siempre una apelación de su parte, decidí darle una oportunidad de demostrar la veracidad de sus palabras.
—¡¿QUIERES IR A UNA CITA?! —pregunto exaltado y sorprendido
—Olvídalo —espete molesta viéndole, era demasiado ruidoso
—¡NO! ESPERA ESO ME PARECE
—Eres ruidoso —le dije cubriendo mis oídos
—Lo lamento, pero me parece bien —respondió más calmado mirándome
—¿a dónde quieres ir? —pregunte esperando su respuesta, sabia de antemano que diría cosas sin sentido, estaba preparada para ello.
—a un hotel — tomo mi mano sonriendo
—Me niego —solté mi mano dándole un golpe en la frente
—Entonces, ¿deberíamos ir al cine?
—si eso es lo que quieres —me levanté indiferente, aunque en realidad estaba muy emocionada, ¿Cuándo fue la última película que vi?, no podía recordarlo.
—Colin
—¿si?
—¿Hay algo que quieras?
—¿algo que quiera? —murmure confundida
—Tu cumpleaños es el próximo mes —sacudí la cabeza al recordar que alguien mas me había preguntado exactamente lo mismo.
—Un Deja vu —exprese pensativa
—¿disculpa?
—No le tomes mucha importancia es solo un cumpleaños
Aiden se levantó caminando cabizbajo extendiéndome la mano ¿quería ir a algún sitio?, miré a un costado tomando su mano siendo levantada suavemente del sillón, abriendo la puerta salimos rápidamente, me detuve en el pórtico confundida.
—¿Qué haces?
—Dijiste querías ir a una cita
—¿justo ahora?
—Si, justo ahora
—pero no me he arreglado
—Esta bien así, me gusta como te ves
Me sonroje al escuchar sus palabras, ¿Qué estaba ocurriendo con él?, volvió a tomar mi mano abriendo la puerta de su auto haciendo que subiera, poniendo mi cinturón de seguridad antes de cerrar la puerta, acomode la corre con mis mejillas ardiendo de vergüenza, ¿Qué estaba ocurriendo con él?, el camino fue silencioso. Sentía que si hablaba con él en ese momento terminaría tergiversando todo lo que le dijese.
Escogió una película de héroes trágicos, una princesa que trataba de ser inmortal para poder estar con su amado, no hubo alguna parte que no estuviese llena de pesar y lágrimas, incluso yo derrame algunas al ver como sus esfuerzos eran en vano; la escena final de la película me dejo pensativa, ella estaba enamorada de un capitán siendo la consorte del emperador eso era como traición, a pesar de que el emperador la amaba más que a nada en el mundo mando asesinar a sus damas y eunucos de su palacio, mientras su cuerpo era quemado pudo ver como el causante de ello no era otro que la persona que ella amaba.
Las lagrimas brotaron de mis ojos de repente, lo único que pude pensar fue: [pobre, siendo traicionada por quien amas, ¿eso debe ser duro?], sentí como mi mano era apretada por Aiden, acaricie su mano gentilmente ¿estaba llorando?, continúe acariciando su mano hasta que dejo de temblar.
Caminamos por el parque a veinte minutos del cine, Aiden parecía pensativo, su mano por algún motivo se aferro a la mía sin querer soltarla caminamos de esa manera.
—¿colin?
—dime
—yo nunca te traicionare, incluso si me amenazan nunca hare nada que te dañe, así que por favor acepta casarte conmigo —me detuve en seco, estaba sorprendida
—Nunca me traicionaras —mire el cielo azul con aquellas nubes blancas en movimiento
—Si nunca —respondió acercándome a él
—Aiden ¿tu me amas? —pregunte resuelta a encontrar la verdad, no confiaba en los sentimientos de un mujeriego.
—más que a nada en este mundo —beso el dorso de mi mano avergonzándome
—Aiden —retire mi mano molesta
—¿entonces? —sus ojos parecían estar ardiendo en fuego al mirarle, abrí mi boca cerrándola inmediatamente si me dejaba llevar por sus ojos al final estaría cometiendo un error.
—Lo pensare —murmuré
—¿realmente lo pensaras?
—Lo hare —rezongué azotando un pie sobre el suelo, aquel chico realmente me molestaba un poco
Terminamos en aquel viejo muelle, mirando el agua. Bostece cansada, me estire tanto como pude para sacudir mi flojera.
—Colin, realmente me gustas —murmuro en mi oído, me hice a un lado asustada
—¿es así? —pregunte sin interés en la respuesta