Amor Virtual

Mariposas Carmesí II

Mi autora favorita escribió una vez en alguno de sus libros: “y entonces comprendí que mi autor favorito Osamu Dazai tenía razón, ¿Qué sabrías tu del amor, si no haz sentido la desesperación de querer lanzarte al mar para buscarle?”, las palabras de Xié Yun retumbaban en mi mente, una tras otra haciendo que me odiase a mi misma, lo busque ignorando mi orgullo solo para terminar más herida de lo que ya me encontraba; sentía que podía ir a buscarle incluso si se escondía en la isla más recóndita de japón, tome mi teléfono revisando algunos lugares, el día que debía dejarlo atrás estaba segura sería pronto.

Me apoye en templos budistas juntando mis manos y orando todo este tiempo, parecía que su Dios tampoco me ayudaría, la desesperación me embriagaba, cada día, cada noche, deje de visitar a Won los días siguientes poniendo excusas como que tenía mucho trabajo, después de aquel sermón a Hye Jun me sentí tan mal por no poder seguir mis propios concejos, refugiándome solamente en mi trabajo, deje de comer por las mañanas y noches tomando solo una comida al día, estaba tan nerviosa por la próxima inauguración de la obra, que sentía mi estómago lleno de mariposas revoloteando dentro.

—¿eso es todo lo que vas a comer? ¿estas segura que estas bien?

—Lo estoy señorita Bao

—¿lo estás? Tienes una tez horrible, mira esas ojeras —tomo su espejo mostrándome mi reflejo

—no tienes que mostrármelo lo sé —coloque tras mi oreja el mechón de cabello que estorbaba sobre mi cara

—¿paso algo con Won? —pregunto cautelosamente 

—No —conteste mirando mis uñas despintadas

—¿el jefe te volvió a regañar?

—No —negué con la cabeza y sentí como si mis ojos se nublaran al escuchar su nombre

—Lin, ¿sabes que puedes apoyarte en nosotros verdad?

Coloque mis lentes al escucharla preguntar eso, ¿realmente podía apoyarme en ellas? Desde mi llegada con la única persona con la que compartía el almuerzo era la señora Bao, suspire sonriendo y asintiendo amablemente.

—Lo sé, gracias señorita Bao, una vez que termine el proyecto estaré mejor

—¿piensas renunciar no? —entrelazo las manos frunciendo la boca

Agache mi cabeza sin querer verla, tal vez ella no sabía la razón, pero sentía era mejor no la supiese.

—Yo siempre he querido ir a Japón —sonreí hipócritamente esperando ella creyese esa mentira

—¿así que iras de vacaciones?

—Mi hermano actualmente trabaja en Odiaba, podre vivir con él mientras encuentro un nuevo trabajo

—¿ya hablaste con el jefe? Y ¿Qué hay de Won?

—yo…aun no he hablado con ellos —murmure pasando mi dedo por la pantalla bloqueada de mi teléfono

—Lin, no se que esta ocurriendo actualmente entre tu y Won, pero huir nunca es la respuesta a nada

«señora Bao, señora Bao, ¿Cómo es posible te metas en la vida de los demás?» pensé, mirando sus labios diciendo un montón de cosas más sobre ser responsable y llevar con honorabilidad los problemas que nosotros mismos hemos causado.

—¿lo comprendes Lin? —pregunto mirándome molesta

—Lo entiendo, me hare responsable de las consecuencias de mis actos

Me puse en pie caminando hacia la terraza, ¿hacerse cargo de las decisiones tomadas? ¿no lo estaba haciendo ya?, meneaba la cabeza molesta mirando el cielo ¿en qué momento se volvió de esa forma? Las nubes parecían apagadas manteniéndose en movimiento, en esta gran ciudad donde todos mentimos ¿Dónde se enconde la verdad?, toque mi pecho si el corazón de una persona pudiese hablar, el mío estaría gritando tu nombre con un dolor inmenso, Inhale soltando un fuerte grito, grite lo más que pude tan alto que parecía hacer eco en todo el cielo, «alguien…por favor, sálveme» me senté en cuclillas cubriendo mi rostro.

 —¿esta bien señorita? —un guardia se acercó cauteloso ¿tenía miedo de que saltara del edificio?

—lo siento, creo que exagere un poco, he estado algo molesta estos días —explique con una sonrisa y voz calmadas

—Nos dio un susto, las cámaras la grabaron, pensamos que debíamos intervenir

—Lo lamento, estoy bien

Me acompaño hasta el departamento donde trabajaba despidiéndose, no estaba tan equivocado, a veces sentía que me estaba volviendo loca, susurrándole al cielo nocturno cantándole a la luna versos que jamás te llegaran pues el viento no es tan benevolente para arrastrar las palabras hasta el ser amado.

—Lin, ¿aun no te vas? —la señora Bao corría mirándome preocupada

—¿Por qué? ¿pasa algo? —pregunte extrañada

—hoy es la rueda de prensa, mañana se estrena la obra —respondió escudriñando mi imagen 

—¡ah! Cierto lo olvide, no creo necesario aparezca en la rueda de prensa, la chica que hará el papel las siguientes semanas será la que originalmente estaba planeada, yo solo soy el repuesto de ella ¿no?

—Lin —la señora Bao parecía decepcionada de mis palabras

—¿no?, siempre termino siendo el remplazo de alguien más




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