⑴

Luego de su bochorno, la pelinegra salio de la cocina luciendo un poco más compuesta antes de estar roja como un tomate, miro la silla vacía donde debía de estar su cliente favorito, odiándose internamente al saber que debía de esperar un par de  días para volver a verlo, por que si conocía absolutamente el horario de entrada y salida del hombre, como le gustaba el café, y las tartas sin gluten de la señora Jeon, hasta como era de bonita su letra al escribir numeros o palabras en las servilletas donde siempre dejaba escrito cuanto le gusto el café, la tarta y el dinero por ambos.

Toco la caligrafía, sintiendo como con el relieve se veía que no hacia demasiada presión para que quedara mas como una marca borrable.

Sonrió mostrando sus encías, dejando a mas de un adolescente mirándola por lo bonita que se veia soñando despierta.

Coloco todo en la charola de plata, hasta notando algo que no era de la mesa misma, una lapicera especial, los destellos dorados remarcaban en nombre y apellido impresos en ella, la miro con detalle casi guardándola como un tesoro en el bolsillo del mandil. Siguió en su labor hasta terminar colocando de nueva cuenta los utensillos necesarios para el próximo cliente.

Miro a la cocina sonriendo enfoncandose en como la anciana Jeon le conversaba divertida a su nieto sobre como funcionaba cada cosa allí. Hasta como se llamaban los empleados del turno vespertino, sintió la mirada del pelinegro en ella y volvió a su labor, caminando elegantemente entre las mesas dejando uno que otro nuevo juego de servilletas y un par de bolsitas de azúcar.

Al terminar volvio a la cocina, mientras choco con el hombro del nieto de la señora Jeon haciendo como si nada hubiera pasado entre ellos, el pelinegro la miro levantando una ceja antes de prestar atención de nuevo a su abuela cuando ella lo llamo desde la caja registradora, donde lo hizo sentarse detrás del aparato que era un poco antiguo debido a los años allí.

-aquí anotas las mesas ocupadas y luego cuanto van consumiendo, cuando ellos llaman a la cuenta les entregas estos papeles a YoonJi o Jandi- señalo a las muchachas que caminaban con gracia por las mesas- quienes son nuestras meseras para que les lleven la cuenta, si son clientes frecuentes puedes tomarte la libertad de escribir lo que desean antes de que se lo pidan a las chicas- la anciana miro el reloj en su muñeca antes de escuchar la puerta que daba hacia la parte trasera del local escuchando algunas palabras en bajo -¿Mina? Tardaste mucho cariño.

-lo se nana, solo que- sus palabras quedaron colgadas al notar que la bolsa con harina resbalaba de su mano -manzanas, perdón nana.

Jimin al verla en peligro tomo rápido la bolsa y alguna que otra cosa que cargaba la pelicastaña, coloco los ingredientes en la encimera, notando un poco el polvo de harina en el pantalón de la contraria.

-me manche entera con esa harina sin gluten, ¿por que no hacen bolsas mas resistentes los que venden esos productos? Casi tres calles y se rompe al primer tirón. Una verdadera lastima- miro al pelinegro que se encontraba cerca de la entrada a la cocina y luego a la señora Jeon que no hacia mas que reír por sus palabras -perdón, no sabia que había extraños en la cocina.

-No soy un extraño, soy su nieto- jungkook señalo a su abuela en tanto estiraba su mano en forma de saludo hacia la muchacha delante de él -Jeon Jungkook, un placer ¿señorita?

-Choi Mina- tomo la mano de el pelinegro, mientras hacia una reverencia ante él -pero puedes decirme Mina, todos lo hacen.

Jungkook sonrió y dejo ir la mano de la pelicastaña, sintió la mirada de su abuela casi con un brillo en ella.

Aclaro su garganta cuando sintió a alguien tocar su espalda en señal de que debía de cambiar de posición si no quería ser aplastado por la loza, que estaba en charola de plata delante del bello rostro de una pelinegro con cabello corto, Yoonji uso toda su fuerza para mantener en alto la loza sucia para así no ensuciar a los presentes en la estrecha cocina.

-como que hay mucha gente aquí ¿no?- dijo recalcando el mucha con énfasis antes de ser ayudada por Mina a dejar la loza cerca de Jimin, quien no perdió el tiempo y habló sobre el bochorno de Yoonji.

-oye Mina-nonna, tengo "el chisme" para contarte- la pelinegra y la castaña lo miraron sorprendidas una con horror y la otra con estusiasmo, Mina amaba los chismes de Jimin ya que el nunca perdía detalle de nada. -¿se lo digo Yoonji?

-si lo haces te mato- Yoonji amenazo con el trapo de la limpieza a el pelirubio mientras que una muchacha de cabellos rubios y mechas rosas entraba a la cocina notando como el arma de amenaza se encontraba en alto casi apuntando directo a la cara de Park.

-Yoonji se pretifico por segunda vez en el mes, nos debes dinero.- dijo sin más preparando el nuevo pedido de americanos exprés de la mesa diez.

La pelicastaña abrió la boca, haciendo un pequeño berrinche ante eso, la pelinegra sin embargo sintio la sangre acumularse en sus mejillas, volviendo a colorearse de ese rojo intenso cuando alguien exponía sus vergüenzas.

-no me petrifique, sólo fue un desliz ¿okey? A cualquiera puede pasarle.- miro hacia los ingredientes como si fuera lo mas interesante en ese momento, mientras el pelirubio volvía a  reír por verla de esa manera -Park ¡ya!

Grito exasperada antes de golpear la cara de el pelirubio para salir de nuevo hacia el salón con los comensales, Mina golpeó en la cabeza a Jimin en tanto se ponían a hablar de lo sucedido. Jungkook quien no era mas que un mero espectador ante tal acontecimiento decidió escuchar que sucedía con la bonita pelinegra de piel de porcelana.

-resulta que "él" volvió, y ella salio con todos los animos para confesarse, pero apenas la miro salio corriendo como si de un gato apunto de bañarse se tratase, hasta casi cayo al suelo por no ver la mochila de un estudiante en el. Regreso con su cara muy pero muy roja, tanto que todo esto- señalo el cuello, las orejas y el rostro -parecía el mantel de la mesa.