Andreas: Entre el amor y el orgullo

El silencio después de la tormenta

Marisa se quedó de pie junto a la puerta de Andreas, como si eso pudiera cambiar su decisión.

Pero él ya lo había dicho todo.

"Demasiado tarde, Marisa."

Esas palabras dolían más que un grito.

Quería discutir, demostrarle que no era así.
Pero ¿qué podía decir?
¿Que realmente había dudado?
¿Que, en el fondo, tenía miedo de elegir porque temía equivocarse?

Solo lo miró en silencio.
Y él hizo lo mismo.

Y, por primera vez, entre ellos no había fuego.
Solo silencio.

No recordaba cómo había llegado a casa.
Simplemente, de repente se dio cuenta de que estaba sentada en el suelo de su sala, abrazando sus rodillas.

El teléfono permanecía en silencio.
Ni Andreas ni Luca habían escrito.

Eso debería darle paz.
Pero, en cambio, lo hacía todo peor.

Tomó el teléfono y marcó el número de Andreas.
Su dedo se quedó suspendido sobre el botón de llamada.

¿Debería contestarle?
¿O sería solo otra humillación?

Al final, dejó el teléfono a un lado.

Él ya le había dado una respuesta.
No quería escuchar.
Y ella no podía obligarlo.

Al día siguiente, Luca volvió a escribirle:

"¿Cómo estás?"

Marisa miró el mensaje durante mucho tiempo.

No le preguntaba qué había pasado.
No la presionaba.
Solo quería saber cómo estaba.

Y ella sabía que, si respondía, él vendría.

Podría ir con él.
Podría empezar de nuevo.

Pero… ¿era eso lo que realmente quería?

Por primera vez en mucho tiempo, no sabía la respuesta.
Y eso era más aterrador que cualquier otra cosa.




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