Ángel Ciego 6. El hijo de Izbet y Piccolo

Parte 2

— Que bueno que todo está bien — dijo la científica, luego de ver como actuaron no tenía idea como los encontraría, sonrió al verlos tan relajados — encontré esto — les mostró una caja y un frasco con gel — es con lo que me revisaba para ver cómo estaba Trunks, con eso de su cola prefería hacerlo en casa ¿Quieres ver al bebé Piccolo?

— Es que...

— No te preocupes por mí, puedes describírmelo — dijo la futura madre.

— Es muy pequeño todavía — explicó él luego que Bulma empezó a realizar la ecografía — son como dos círculos pegados y adentro de uno hay uno más pequeño que se mueve mucho.

— Me gustaría verlo.

— Tranquila, tengo algo especial para ti — la mujer del cabello azul movió un botón y en toda la habitación un sonido fuerte y constante se escuchó.

— ¿Qué... qué es eso? — preguntó ella suponiendo la respuesta.

— Es el corazón del bebé.

— Es muy rápido — lloró alegre y emocionada.

— Eso es normal. Ahora deberás cuidarte de los movimientos brusco y los golpes en el vientre, así que nada de entrenar.

— Bulma — dijo de pronto preocupada Izbet — hay manera, cuando este más desarrollado, de ver más detenidamente una parte del bebé.

— ¿Por qué lo preguntas? — consultó la mamá de Trunks curiosa.

— Soy ciega de nacimiento, temo que nazca como yo.

— Que yo sepa no hay, pero tranquila, te apuesto que todo irá bien, ahora a preparar una fiesta para celebrar la noticia con todos.

— Te lo agradezco, pero quiero hacerlo a mi modo ¿Te importa?

— Humm... está bien, pero el baby shower lo organizo yo.

— Bueno, vamos Piccolo, quiero ir a preparar todo para darle la noticia a nuestros amigos más cercanos.

— Está bien, pero yo te llevo.

— Solo estoy embarazada, no enferma.

Al final se fueron volando los dos, pero despacio. Citaron a Jenny, Gohan, Videl y Dende a la casa de Izbet.

— ¿Qué pudo haber pasado? — se preguntaba el matrimonio, mientras esperaban, el esposo se dirigió a la asistente de la dueña de casa — ¿Puede decirnos que era lo que tenía que decirle al Sr. Piccolo?

— Que ella tuvo algunos malestares y como no fue a medico se lo dije a él, me pareció que era lo indicado.

En eso aparecieron el namek y la medio demonio.

— Gracias por venir, ya está lista la cena, pasemos por favor.

— ¿Estás bien? — preguntó Videl preocupada luego de lo que escuchó que le pasaba a su madrina.

— Perfectamente, solo queremos celebrar junto a ustedes que pronto tendremos un bebé — tomó del brazo a su novio, que estaba serio y algo sonrojado.

Todos quedaron estáticos, sin reaccionar hasta que estallaron en expresiones de alegría.

— Que bien ¿Cuánto tienes? — preguntó su ahijada.

— No lo sé, creo que un mes, Bulma me ayudará a ver cómo va creciendo, no quiero ir a un médico humano, si es parecido al padre lo trataran como si tuviera malformaciones — puso sus manos en su frente como si fueran antenas — ¿Entiendes?

— Es una locura, ella es muy inteligente y todo lo que quieras, pero no tiene los estudios necesarios, buscaré una solución — empezó a pensar su asistente.

— Gracias Jenny.

— Demoraste mucho en darnos la buena noticia, pensé que no deseabas tener — le dijo Videl.

— Es que queríamos aprovechar con Piccolo un tiempo juntos, solos, además sabes que no envejezco rápido, no había apuro por eso.

Gohan y Dende estaban conversando con el futuro padre.

— Muchas felicidades Sr. Piccolo, ya me imagino al pequeño corriendo por el Templo — Kami Sama estaba feliz.

— Todavía no sabemos que será.

— ¿Y qué prefiere? — preguntó su alumno.

— Me gustaría una niña, así podría ser la mejor amiga de Pan.

— ¿Y no sería mejor un niño? Así mi hija ya podría tener su novio — bromeó feliz el hombre.

— Oigan ustedes — los regaño Videl — dejen a los pequeños en paz, el de Izbet ni siquiera ha nacido y ya le están buscando esposa, ni siquiera sabemos si será hombre o mujer.

Jenny aprovechó de hablar a solas con su amiga.

— ¿Seguro que estás embarazada? Recuerda que todos los doctores que viste hace poco dijeron que no podías.

— Bulma me hizo una ecografía, incluso escuché su corazón, además desde que lo supe creo que incluso siento su pequeño ki en mí.

— Qué más puedo decir que felicidades, pero ahora deberás cuidarte mucho ya que por tu edad...

— ¿Tú también? Sabes que eso no es problema para mí, tal vez pueda vivir pasados los 120 años, debo estar recién en mi primera juventud — rió feliz.



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En el texto hay: culpa, amormaternal, decepción

Editado: 16.12.2019

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