Llego al bar y prácticamente ignorando a todos los presentes fue hasta el sector Vip, donde Colombia lo esperaba acompañado de tres rubias deslumbrantes que le robarían el aliento a cualquier hombre.
-¡Hermano!- grita eufórico cuando lo ve aparecer, se pone de pie, camina enlace su direcciones y le da un abrazo fraterno. Nunca lo admitiría, pero estaba realmente preocupado de que algo hubiera ocurrido con él, de ya no volver a verlo con vida. El negocio era así. Nada era seguro, un día estabas tocando el cielo con las manos y al siguiente, dos metros bajo tierra, y como todos ya había perdido demasiado y no estaba dispuesto a perder a nadie mas. -¿Que te ocurrió Diablo? ¡en donde te habías metido!-
-Estuve con mí ángel.- la expresión en el rostro de Colombia cambio drásticamente.
-Lo siento bellezas... disfrute bastante de su compañía pero mí amigo y yo tenemos que hablar de asuntos importantes... Tomen lo que quieran, la casa invita.- le dio un beso a cada una y luego descendieron las escaleras perdiéndose en la multitud. -Es mejor no hablar aquí... trae la botella y vamos a la oficina, ese se me acabo.-
Le siguió por un pasillo estrecho, hasta toparse con una puerta negra. Al abrirse le dio paso a un submundo que parecía completamente ajeno al exterior. Para empezar, la musica era completamente imperceptible, una gran pantalla ocupaba toda la pared, bajo ella una buena cantidad de consolas un enorme sillón, un escritorio y un bar bien surtido.
-Bien, cuéntamelo todo... como es eso de que encontraste a Angeles...-
-Es una larga historia...- contesto Leo. Soltó un suspiro y posteriormente le dio un trago a la botella mientras acomodaba las palabras en su cabeza como un rompecabezas, para dar La información justa y necesaria. -Tu mas que nadie sabe lo que me resistí a buscarla, pero cuando me entere de que estaba en peligro todo se fue a la mierda...-
-¿En peligro?-
-Si. Su cabeza tiene precio...-
-Eso no lo esperaba.- agarro la botella e imitando el acto de Leo, tomo una buena cantidad.
-Yo tampoco. Pensé que si estaba lejos de mí estaría a salvo, pero no fue asi.- Confieza desganado. -Y no podía quedarme quieto sabiendo que estaba en peligro.-
-¿Y ahora estás en una misión de protección?-
-No exactamente. Nunca aceptaría mí ayuda así que la secuestre y la puse a salvo, pero el estar cerca de ella despertó demasiadas cosas...-
-Me lo imagino. Eso es bastante problemático.- dice en tono serio. -¿Donde esta?-
-Lucio la saco del país. Consideramos que sería lo mejor hasta saber quien esta detrás de esto...-
-Hicieron lo correcto. En este mundo las personas en las que se puede confiar se cuentan con los dedos de una mano.-
-Asi es hermano y aunque se que podría confiarte mí vida, que gustoso te harías matar antes de traicionarme, es mejor que no sepas nada...- pensó mientras le daba un trago mas a la botella. -Pero aunque ahora este a salvo, necesito saber quien esta tras ella. Estoy seguro de que no van a detenerse, solo ganamos algo de tiempo.-
-Cuenta conmigo Leo. Soy los ojos y los oidos de esta ciudad, voy a averiguar quien esta tras tu chica y acabaré con él.-
-No hermano. Solo dame la información, del resto yo me encargo.- Colombia soltó una carcajada, Leo lo miro y sonrió.
-Que poco aguante Colombia, ¿ya se te subió a la cabeza? ¡No acabamos la botella y mírate!- dice Leo en tono de burla.
-¡NO ES ESO IDIOTA!- Exclama fingiendo molestia. -Solo pensaba que todos nuestros problemas siempre son por culpa de las mujeres...-
-¡Brindemos por eso!- Leo elevó la botella al aire. -Brindemos por las Mujeres... Morimos y matamos por ellas, y solo nos pagan con problemas, histeria y sufrimiento.-
-Asi es parcero. Pero la vida sería muy aburrida sin ellas.- Entonces recuerda a la otra mujer de su vida, esa a la que considera su hermana, su mejor amigo.
-Hablando de mujeres... ¿Que paso con Mara? ¿Como es eso que esta en la ciudad?- Colombia solto un suspiro cargado de frustración y fue por otra botella de alcohol. Al parecer el asunto era serio.-¿La viste?-
-Si...- confesó mientras su semblante risueño se tornaba sombrío.
-Veo que sigues enamorado de ella a pesar de todo lo que te hizo.-
-Es la mujer de mí vida parcero, ninguna podrá ocupar su lugar. Y siempre que vuelve tengo la esperanza de que esta vez será distinto, que se quedará conmigo. Aunque al mismo tiempo la quiero así, tal cual es, con su libertad y su locura y no quiero cambiar nada de ella. Aunque me rompa el alma la quiero así.-
-eres un romántico- le dio un golpe en brazo. -Mí pequeña tormenta se saco la lotería contigo hermano.-
-¡Mira quien habla! ¡El que lleva años llorando por la misma mujer!- Leo solo le dedica una mirada oscura, pero no dice nada porque sabe que tiene razón. A pesar de todo sigue siendo de una sola mujer y al igual que Colombia, eso solo le trae sufrimiento.
-¿Y como esta?- pregunta cambiando de tema.
-Mas hermosa que nunca...- cerro los ojos y a su mente volvieron los recuerdos de la noche anterior...
Cuando la vio subiendo por las escaleras casi pensó que estaba soñando, porque tal perfección rozaba lo etéreo, lo sublime, lo inefable, lo imposible. Mara era poseedora de una belleza tan única que era imposible no voltear a verla cuando pasaba cerca tuyo. Era casi como si cayeras en un hechizo. Cuando sus penetrantes ojos verde esmeralda se posaban en ti, te robaba la cordura, y esa sombra de oscuridad y de tristeza, con solo mirarte podía obligarte a hacer lo que ella deseara.
Con una sonrisa cargada se seguridad y orgullo camino directo hacia él, ignorando las miradas llenas de rabia que las chicas que acompañaban a Colombia le dedicaban.
-Sol de mí vida...- Fue lo único que logró articular antes de ponerse de pie y caminar en su dirección con en con el único fin de averiguar por su propia mano que no era un espejismo. De un sutil pero rapido movimiento la sujeto por la cintura apegandola a su cuerpo y posteriormente beso la comisura de sus labios.
Editado: 11.01.2020