Toda mi vida me han dicho se una buena persona, pero ¿Qué es ser una buena persona?, una buena persona es la que siempre sonríe, a pesar de lo mal que la este pasando, una buena persona es quien ante pone a los demás antes que a ella misma.
Siempre soñé con ser la protagonista, pero por más que me esforzara, lo intentara, comprendí que lo de ser buena no era lo mío, así que decidí tomar el rol que me correspondía.
- Sonríe querida - decía mi madrea la vez que nos tomaban una foto.
- ¡Me encanta! - grito con emoción, era la primera vez que me veía en mi uniforme de porristas, bueno en realidad era su sueño hecho realidad.
Durante todas las vacaciones de verano, mi madre me había inscrito a todo tipo de clases, todo para que este año entrara al equipo. Y todo el tiempo que había invertido daba sus frutos.
- Lo has logrado - por un instante sentí como mis pies se despejaban del suelo y unos brazos musculosos me tomaban de la cintura.
- Jay, bájame - le dije entre risas.
- Que amargada eres - me decía mi mejor amigo a la vez que me ponía en el suelo.
- Eso dices, por que no eres tu quien va a verte fallar.
- ¡Por favor!, ¡Ya supéralo, fue solo una vez!, además ...
- Estaba resfriado - finalice por el.
- Te mataría en este momento si tu madre no se encontrara aquí sabes. - le dedique una sonrisa de inocencia a lo que el giro los ojos.
- ¡JAY! ¡Ya es hora! - le grito el capitán del equipo, quien me dedico una sonrisa o al menos eso había creído yo, hasta que la note a un lado mío.
- ¡Suerte! - logre decir antes de que se alegara demaciado, para no escucharme.
Jay me sonrió y realizo una reverencia, correspondí su gesto, la mayoría de miradas se clavaron en mi, así que puse mi mejor sonrisa falsa y me posicione junto a las chicas.
El juego inicio, fue una jugada tras otra o mejor dicho una derrota tras otra, el medio tiempo llego y nos tocaba animar a la afición en este caso a nuestros compañeros.
- Bien, cambio de planes chicas, Mika arriba, Jess tomas el lugar de Mika, muy bien, listas vamos. - rompimos el circulo y probablemente fue en ese momento que llegue a mi limite o perdí control de mi misma, pero lo que paso después definitivamente no fue un accidente.