Antagonista

Capítulo 2

Un descuido, así es como lo llamaron mis compañeras, una desgracia lo llamo la entrenadora, la elevación no salió exactamente como se había planeado, un paso en falso y por poco caigo, pero claro, eso no era relevante, al contrario era motivo de humillación, terminamos la rutina, con una enorme sonrisa falsa y una ovación por parte del publico, la mirada de desconcierto de Jay llamo mi atención, por otro lado estaba siendo juzgada por mi "compañera favorita".

- ¿Qué crees que haces? - pregunto al momento de tomar su lugar a mi lado.

- ¿Perdona? - la mire disimuladamente, sin borrar la sonrisa.

- Has saltado antes.

- No, no lo he hecho.

Ella soltó una risa sarcástica, demasiado baja para que alguien más oyera.

- Claro que lo hiciste. Estas tan desperada por brillar, que te has olvidado de llevar la cuenta.

Mis hombros se tensaron, pero mantuve la sonrisa, como si sus palabras no me perforaran la piel.

- Prefiero brillar a ser la sombra de alguien más. - Ella se inclinó apenas acercándose a mi oído.

- Pero si ya eres mi sombra.

Y con eso , se alejo, con su coleta moviéndose al ritmo de sus pasos. Por un par de segundos lo único que escuchaba era el eco de mi propia respiración. Jay seguía mirándome, como si intentara leer un idioma que no entendía del todo.

Apenas me di la vuelta, la sonrisa se deshizo de mi rostro como si nunca hubiera estado allí.

- ¡Tú, conmigo! - la voz cortante de la entrenadora se escucho por todo el campo.

No esperé a que lo repitiera. Caminé hacia ella tratando de mantener la compostura. Su ceño fruncido, que aparentaba estar tallado en piedra, y sus brazos cruzados eran un muro imposible de escalar.

- ¿Qué demonios ha sido todo eso? - espetó, apenas estuve lo suficientemente cerca. Al percatase de las miradas curiosas, me llevo a rastras hasta el pasillo que daba a los vestidores. - ¿Tienes idea del riesgo que tomaste? ¿Del ridículo que casi me haces pasar?

- Fue un error, sí, lo tenia controlado. - intente explicar, aunque sabia que sonaba más a una excusa.

- ¿Controlado? ¿Tú crees que esto es una función escolar? - dio un paso más cerca, su voz bajo pero ganó peso. - Un paso en falso como ese y acabas con toda la rutina. Con tu carrera, con todo el esfuerzo que le has dedicado. Y con la poca confianza que te tienen el equipo. No creas que no lo he notado.

Tragué saliva. El aire me sabía amargo.

- No volverá a pasar.

- Siempre la misma frase, ya comienza a hartarme. - su tono cambió, más frío, más calculador. - Un fallo más y no vuelves a pisar la cancha, ni el gimnasio. Ni como titular, ni como suplente. ¿Entendido?

Asentí en silencio. Ella me sostuvo la mira unos segundos más, luego se giro y se alejó sin mirar atrás.

Un par de lagrimas rodador por mi mejilla , rápidamente las limpie con la palma de mi mano , tome un par de respiraciones e intente tragarme el nudo que se había formado en mi garganta.

Con la cabeza en alto salí nuevamente al campo, donde Jay me esperaba para interceptarme con un millón de preguntas.

-¿Qué pasó ahí dentro? ¿Te golpeo? ¿Volvió a amenazarte?

Solo negué con la cabeza, sin detenerme. No confiaba en mi voz todavía.

- ¡Ey! - insistió, caminando a mi lado - Habla conmigo, te vi, vi tu cara después del salto.

- Yo estoy bien. - respondí, apretando los dientes para no quebrarme.

- No, claro que no lo estas. Y está bien no estarlo.

Me detuve de golpe . Lo mire con mi orgullo tambaleándose.

- ¿Y qué quieres que haga, Jay? ¿Qué me siente a llorar aquí mismo mientras el resto del equipo se pregunta por qué ,e dejaron seguir?

Jay se quedó callado. - Ya conoces como es ella - una lagrima rebelde bajaba por mi mejilla, pasando mi mano disimuladamente la limpie.

- Solo quiero ayudarte. - apoyo su mano en mi hombro - No tenéis que cargar con todo sola.

Baje la mira. Por un segundo, el cansancio de fingir que todo estaba bien era mayor que la necesidad de mostrar fortaleza.

- No tengo opción.

- Siempre la hay. Solo...- El silbato que daba inicio a la otra mitad del partido freno sus palabras. - Tengo que irme.

Asentí, Jay regreso a la mitad del campo y Lalo, quien no me había mirado en todo este tiempo, ahora lo hacia con duda.

No puedo decir que el juego mejoro a nuestro favor, dado que seria una completa mentira, ya que nos estaban dando una paliza íbamos pero por lo menos habíamos logrado el empate.

La tensión comenzaba a intensificarse, entre el publico y cada una de nuestras rutinas se veían opacadas por los gritos de apoyo del otro equipo.

Por ello no me sorprendió que la entrenadora nos mirara desde la línea, con una expresión tensa de enojo.

- ¡Mikaela! ¡Jessica! ¡Aquí!

Corrimos hacia ella. Mi pulso aún no se estabilizaba, pero mis piernas se movían por pura inercia.

- Bien, cambio de planes chicas, Mika vas arriba, Jess tomas el lugar de Mika.

Parpadeé, atónita.

-¿Qué?

- ¿Algún problema? - preguntó, sin esperar respuesta - Muy bien, listas, vamos.

Rompimos el circulo y probablemente fue en ese instante en el que llegue a mi limite o lo que paso después definitivamente no fue un accidente.

Un millón de pensamientos cruzaron por mi mente como una tormenta, era oficial, había sido remplazada.

Miré a Mikaela, que apenas podía ocultar su sonrisa de satisfacción.

Nos alejamos tan rápido como habíamos llegado. me coloqué en posición, con las rodillas temblorosas, mientras Mikaela se preparaba con aire triunfal, como si ya hubiera logrado su cometido. Y en medio del caos solo una cosa era clara:

Yo fui desechada.

Los gritos en el estadio de se intensificaron. O tal vez, era mi cabeza que no dejaba de dar vueltas.

Me coloque en mi posición bajo Mikaela tal como lo habíamos practicado esa mañana. Pero esta vez no era igual.

Todo mi cuerpo respondía por inercia. Brazos firmes. pies bien plantados. Ritmo memorizado. Pero mi mente...mi mente estaba en otro lado.




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