Ante los ojos de los dioses

Capítulo 7

Los días transcurrieron hasta convertirse en otros cuatro y en la casa de Adara las cosas no podían estar mejor. Ya las peleas entre Ares y Adrienna eran solo eventuales, pero esto se debía más que nada al hecho de que ya todos habían descubierto que eso era parte de la naturaleza de ambos, mas ahora eran unos simples enfrentamientos verbales a comparación de las batallas campales de los primeros días.

Los mellizos rebosaban de felicidad y se ponían cada vez más inquietos en cuanto pasaba el tiempo. Ellos junto con Harmony, Adrienna y ocasionalmente Aleyda, estaban organizando lo que sería la fiesta de cumpleaños de su abuela. Prácticamente toda su familia vendría y con ello estaban hablando de alrededor de 50 personas entre familia de sangre y de cariño, por no contar a todos los vecinos y amigos de la abuela. Sin embargo, en su momento lo de familia de cariño había dejado un poco confundida a Aleyda en cuanto se lo mencionaron, pero rápidamente entendió que se referían a las personas que se volvían familia simplemente por ser queridas por Adara.

Un ejemplo muy claro: Adrienna. La cual también había tenido oportunidad en varias ocasiones de contarles sobre su familia y la extraña mezcla cultural que representaba ella misma, cosa que tenía fascinada a Melody quien la veía como una especie de hermana mayor y superheroína por las múltiples veces que la había salvado en esos pocos días (la niña al igual que su hermano era muuuuyyyy inquieta, pero a diferencia de Heracleo, Melody no tenía tantos reflejos por lo que ya se podrán imaginar por lo que constantemente pasaba en su día a día). La peli castaña estaba muy feliz y uno de sus momentos favoritos del día era durante las mañanas cuando ayudaba a su abuela en la cocina y charlaban con camaradería. Esos instantes eran los más preciados para la mujer pues a pesar de lo que aparentaba con los demás, para ella no había nada mejor que hablar a solas con una persona; sentía que había un mayor ambiente de intimidad y hablaba hasta cierto punto con mucho sentimiento de cualquiera que fuera el tema.

Era feliz en esos instantes… hasta que aparecía Ares, el hombre era peor que un condenado gallo, pues ni estos se levantaban tan temprano. Pero, en fin, estaba contenta de poder estar con su abuela.

Por otro lado, el gallo, es decir, Ares, lentamente se había adaptado a la presencia de Adriana y en ocasiones incluso habían llegado a tener conversaciones decentes. La mujer era bastante inteligente y compartían la misma opinión con respecto a diferentes asuntos y cuando no era así pues… Harmony y los mellizos tenían a la mano una reserva de cotufas (palomitas de maíz) para los debates dignos de ser registrados, cosa que era hecha por la adolescente para después poder reírse de la cara que ponía Ares cuando a veces se quedaba sin argumentos o cuando Adrienna se metía de lleno en el tema, cosa que era muy interesante de ver. Ares también había pasado algunos de los mejores momentos en su relación con Aleyda quien lentamente estaba comenzando a lucir un leve bronceado del mediterráneo.

La mujer en cuestión también se había ido acostumbrando a la estancia en donde la señora Adara por lo que, con frecuencia, había comenzado a sentirse muy cómoda con todos y con ello lentamente demostraba aquello de lo que Ares se enamoró. Los dos habían hecho casi un ritual el ver el atardecer solos o acompañados, pero no se habían perdido ni uno solo en los días que llevaban en Milo y durante esos momentos Aleyda sentía que su corazón era capturado una vez más por el gallardo hombre que tenía por novio.

Sin embargo, había algo que para todos seguía siendo un misterio sin excepción y esto era: las desapariciones de Adrienna. La chica en algún punto de la noche salía de la casa y no aparecía sino hasta la mañana siguiente alrededor de las 5:45am o un poco más tarde, todo dependía. Ninguno de los presentes sabía a dónde iba la escritora y mucho menos qué era lo que hacía, y por boca de Harmony sabían que esta se iba prácticamente antes de la media noche o similar, pues una madrugada Harmony se había despertado y Adrienna ya no estaba, y en ese momento eran nada más y nada menos que las dos de la mañana, por eso todos se preguntaban ¿a dónde iba la mujer?

Y era un misterio, pues a pesar de habérselo preguntado, Adrienna nunca respondió, diciéndoles de forma educada que no debían preocuparse por ella. La única que parecía saber algo era Adara quién siempre lucía mortificada hasta que no veía aparecer a Adrienna por la puerta, pues si bien sabía en parte los motivos de su nieta, no sabía a donde marchaba y eso era lo que la mantenía inquieta. Por eso después del atardecer del quinto día le comentó levemente a Ares sus inquietudes, pero obviamente el hombre mucho no podía hacer, o eso pensaba él al escuchar a su abuela.

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En un cuarto oscuro un bulto se removía de forma inquieta sobre la cama y súbitamente se sentó respirando de forma agitada. Adrienna paso una mano por sus ojos y vio a su alrededor, soltando un suspiro al ver que ya se encontraba despierta, sintiéndose de inmediato bañada por su sudor. Echo su pelo hacia atrás tratando de relajarse y se estiró hacia debajo de su cama buscando su teléfono o su reloj, lo primero que encontrara.



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En el texto hay: viajes, amor, dolor

Editado: 09.04.2020

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