Elisse
Nick ni siquiera me escuchó. Tampoco pudo fingir un poco que me ha dejado aquí sola por irse con Jessica, vi claramente como lo sedujo con su propuesta. Apenas pudo fue por ella, la tomó por la cintura y aceptó la invitación para escapar de la fiesta. Seguramente están adentro teniendo sexo, ¿qué más pueden estar haciendo después de los ademanes que le hizo? ¡Y claro! No va a perderse de una mamada por estar platicando conmigo.
Pero, ¿por qué lo tiene así? ¿Es por el sexo? Parece que lo controla con solo tronarle los dedos y yo... ¿Por qué me estoy sintiendo así? No son celos, obviamente, es mi mejor amigo. Es solo que la chica no me agrada, tiene algo que no me gusta. Pero no estoy celosa, creo.
—Hola, ¿Elisse, cierto?
—Ahmm... Hola, Blaine.
No entiendo qué está haciendo aquí conmigo, pero su grave tono de voz me ha sacado de mis pensamientos. Quizás por fin se animó a acercarse para platicar, desde hace rato que me he sentido observada por él pero creo que entiende que mientras Nicholas esté cerca de mí debe guardar cierta distancia.
—¿Por qué tan sola? ¿Acaso no te gusta bailar?
Blaine dejó salir el humo de su cigarrillo antes de tomar asiento a un lado de mí en el césped, no estoy entendiendo que está pasando aquí. Habiendo tantas chicas con las qué platicar, chicas que ya conocía, ¿por qué ha decidido venir precisamente conmigo?
—No quiero bailar sola.
—¿Y tu novio? ¿No es Nicholas Hyland?
—No es mi novio.
¿Cuántas veces tengo que negarlo? Si fuera mi novio, en este momento sería el hazmerreír de todos, porque está allá adentro cogiéndose a Jessica.
—Entonces baila conmigo. No acepto un no por respuesta.
Blaine se puso de pie y me ofreció su mano. Al principio lo dudé un poco, solo lo miraba pensando en que Nick se molestó al verlo aquí pensando en la amistad que tiene con Mike, así que ¿qué pasaría de mí si se entera que he decidido bailar con Blaine? Pero al final, él se fue con Jessica y quizás ese fue el motivo que tuve para tomar la mano del chico de cabellos ébano y mirada pícara.
—Una chica tan linda como tú no debe quedarse tan quieta sin mover un poco los pies.
Blaine se deshizo del cigarrillo y se abrió paso entre la gente llevándome de la mano hasta el centro, entre todas esas personas que son sus amigos. Me dio una vuelta al ritmo de If I never see you face again, intentando seguir la letra que Adam Levine cantaba, con la intención de hacerme sonreír de alguna forma. Ya sabía que esto levantaría rumores de inmediato, estoy bailando con el quarterback, con el tipo más popular, con el rompe corazones oficial de la escuadra de porristas. Por supuesto que se preguntaban lo mismo que yo: «¿por qué Blaine Parker ha decido pasar su tiempo con la chica que siempre está con Nick Hyland?»
—No puedo creer que alguien como tú pueda ser amiga de alguien como Nicholas Hyland.
—Nick es una increíble persona. —Le respondo, susurrándole al oído—. Por algo es mi mejor amigo.
—Es un hijo de puta.
Me parece gracioso que piensen lo mismo el uno del otro, cada quién por motivos diferentes.
—No sé si te contó lo que hizo con Emma, mi hermana. Ya que son tan buenos amigos.
—Siempre es bueno conocer las dos versiones de la historia.
Blaine decidió tomar mi mano para sacarme de ahí, para que pudiéramos sentarnos a platicar un poco alejados de esas personas que bailaban y nos llegaban a empujar de vez en cuando.
—Emma lo quería bastante y supongo que él se aprovechó de eso. Siempre se justificaba diciendo que todo estaba mal en su casa. —Comienza, apretando un poco la mandíbula—. Le gritaba cuando estaba molesto, le cagaba que su mamá saliera con otros hombres y se desquitaba con ella. Se desaparecía días enteros con Jeremy y no le respondía las llamadas a mi hermana, incluso Emma una vez fue a buscarlo a su casa y lo encontró besando a otra chica. Lo perdonó y los primeros días de reconciliación fueron buenos según ella, porque se portó «más romántico que nunca». Después vinieron las mentiras...
No lo resistió más, sacó un cigarro de su cajetilla para ponérselo en la boca. Me ofreció uno y esta vez lo tomé, dejando me diera fuego primero.
—En el cumpleaños de Emma la dejó plantada. Yo escuché todo cuando fue a disculparse al otro día. —Continúa, dejando escapar el humo después de la primera calada—. Le dijo que su hermana llegó de improviso a la ciudad y que no pudo comunicarse porque alguien le robó el celular en una fiesta a la que fue con Jeremy, cinco segundos le bastaron para que su mentira se fuera a la mierda porque empezó a sonar. Al pendejo se olvidó quitarle el sonido o por lo menos apagarlo.
—Vaya, eso si no me lo había contado.
—¿Tampoco te contó lo ridículo que se portó después de eso? Llegó cuatro noches después a mi casa, sacó a Emma a la media noche y empezó a pedirle perdón, le dijo que no podía dormir, que no podía comer, que escribió canciones sobre ella... Y una semana después de que mi hermana lo perdonó por milésima vez, la dejó por otra.