Antes de enamorarme de ti [3]

Capítulo 28

Nick

Llevaba poco más de cuarenta minutos viendo a Jessica conducir sin rumbo alguno, no encontrábamos algún lugar para estar. O bueno, en realidad yo no quería estar en ningún lado en particular. De hecho cuando pasó a recogerme a la casa, su plan de estar en su auto escuchando música y apenas hablando me pareció perfecto. 

 

—No puedo creer que sigas en luto por Mike. Si así estás por él, no quiero imaginar lo insoportable que estuviste cuando cortaste con Amanda.

—Es mi mejor amigo.

—Te cogiste a su novia.

—Ya sé, ya sé, no es necesario que Elisse y tú me lo recuerden todo el tiempo. 

 

Jessica frenó en seco al escuchar el nombre de Elisse, no entendía porque tenía tantos celos de ella si en más de una ocasión le he dicho que sólo somos amigos. Sacó de la guantera una licorera plateada y bebió un largo trago. Después me la pasó e imité su acción, creo que era lo que necesitaba. 

 

—Me invitaron a la fiesta del equipo también, ¿no quieres ir? —Pregunta, volteándome a ver—. Seguro que Michael está ahí.

—Realmente no... Mejor vayamos a otro lugar, sólo quiero estar contigo. 

 

Jess bajó el cristal del auto, buscó su cajetilla de cigarros y sacó uno que de inmediato puso entre sus labios, esperando a que yo le diera fuego para que comenzara a inhalar. Puso de nuevo el automóvil en marcha y le subió el volumen a esa canción de Maroon 5 que tanto le gusta. Aceleró tamborileando los delgados dedos de su mano derecha en el volante al ritmo de This love, la miré por un momento y le quité el cigarrillo para llevármelo a la boca, esperando ansioso saber ahora cuál era su plan.

 

—Te voy a llevar a uno de mis lugares preferidos. 

 

[...]

 

Terminamos en el mirador, recargados en el cofre de su auto mirando el panorama de la ciudad. Todo en silencio, paz absoluta, estábamos alejados de todo el caos y lo único que nos acompañaba era una cajetilla de cigarros que poco a poco se estaba quedando vacía. Jessica ni siquiera se tomaba la molestia de hablar, tenía su mano izquierda sobre la mía y en la otra sostenía el cigarrillo que se consumía al paso de los minutos. Sus ojos marrones se posaban en un mismo punto durante un tiempo, como si su mente no estuviera aquí y ni siquiera se sentía un silencio incómodo. Era un silencio que comenzaba a disfrutar.

 

—Jess... ¿Alguna vez te has enamorado?

—Una sola y me bastó con eso. Me caga la sensación ¿sabes? Esa cuando te rompen el corazón y sientes como si todo se te viniera abajo... Por eso prefiero tener relaciones como la nuestra. Porque al final sé que nadie va a salir con el corazón roto y así me ahorro todo el drama.

 

Ella pisó la colilla del cigarro para apagarlo por completo, se volvió para mirarme y tomó mi rostro con una mano.

 

—Tan sólo mírate, ¿cuánto no has sufrido por Amanda? Realmente no entiendo lo masoquista que puedes llegar a ser por alguien. Se fue, te dejó, le importó una mierda lo mucho que sientes por ella. Porque así es el amor, uno sufre y al otro le importa una mierda. 

 

Asentí con la cabeza, removiendo su mano de mi rostro para besarla. Nuestros labios se movían velozmente, fue ahí que entendí todo lo que me había dicho hace un momento. Nadie iba a salir con el corazón roto aquí porque no hay sentimientos involucrados, porque al besarla no siento «ese algo» que sentía al besar a Amanda. Porque Jessica me gusta, pero no la amo. 




 

Elisse

Blaine detuvo el auto y sacó de la guantera un pañuelo de seda de colores. No entiendo qué está pasando aquí, ¿qué tan grande es la sorpresa como para que necesite cubrirme los ojos?

 

—Hay otro regalo para ti, que te voy a dar antes de cubrirte los ojos. Te va a gustar. 

 

Se desabrochó el cinturón de seguridad y se volvió hacia el asiento trasero hasta alcanzar un CD, el cual segundos después terminó en mis manos. 

 

—¿Qué es esto?

—Un CD con algunas canciones de Depeche Mode que considero serán especiales para esta noche.

—¿Esta noche? —Pregunto, mirando el CD casero que hizo para mí.

—Sí, ahora espero que entiendas que para la siguiente sorpresa tengo que vendarte los ojos. 

 

Cerró los ojos al sentir la tela de la pañoleta rozar con mi piel, Blaine la anudó asegurándose de que no pudiera ver y una vez que estuvo listo, puso de nuevo el automóvil en marcha. Me estoy muriendo de nervios, las sorpresas siempre logran ponerme muy ansiosa y no saber cuáles eran los planes de Blaine me está aniquilando por dentro. Sin embargo, sé que tengo que confiar en él, ya estamos aquí, no hay marcha atrás.  

Solo sentí que el auto dejó de estar en movimiento después de varios minutos y escuché el sonido que hacía cuando el conductor se quita el cinturón de seguridad, hemos llegado. Blaine abrió la puerta de mi lado y desabrochó mi cinturón, tomándome de la mano para ayudarme a bajar. 

 



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En el texto hay: romance, preparatoria, trilogia

Editado: 31.08.2020

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