Capítulo 32

—Estás siendo demasiado egoísta.

—¡Claro que no!

—Claro que sí. 

 

Jessica estaba aquí escuchándome una vez más hablar de la relación de Elisse con Blaine, de lo que vi en el partido y lo mucho que me molestó verla tomando su mano para irse con él a su casa. El tema me tiene obsesionado, no hay otra cosa en mi cabeza que no sea ese par.

 

—Es que no te molesta que Blaine sea su novio. Te molesta que Elisse ya no te da su atención 24/7, que ya no está ahí para ti cuando la necesitas, siendo tu incondicional. —Menciona, señalándome con el dedo índice—. Y eso cariño, aquí y en China, se llama egoísmo. 

 

La miraba en silencio comer su manzana, de repente parecía que el ruido de la cafetería se ha agudizado y eso provocaba que comenzara a dolerme la cabeza. 

 

—¿Quieres que Elisse te hable de nuevo? —Asentí, confirmando mi respuesta—. Bien, deja de comportarte como un idiota y ve y dile que apoyas su relación.

—Pero...

—Es la única forma que tienes para recuperarla. Por más que odies a Blaine, es el novio de Elisse, ¿quieres ser un buen amigo? Apóyala, demuéstrale de una forma madura que puedes lidiar con ello y que sus decisiones y el puto mundo no giran alrededor de ti.

—Está bien, lo haré... 

 

Jess me sonrió y después se puso de pie, dejándome ver a Elisse formada en la fila para recoger su desayuno. Aproveché que me dejó solo para poder ir hasta ella, aprovechando también que Blaine no anda por aquí, está sola. Apenas la tuve en frente me miró de reojo, sin pronunciar una sola palabra.

 

—Hola, yo... Ahmm soy un idiota. Uno muy grande y egoísta, lo siento.

—¿Disculpa?

—Sí, tenemos mucho de qué hablar.

—¿Ahora? —Pregunta con cierta molestia—. Estoy esperando a Sharon para desayunar.

—¿Sharon? ¿Desde cuándo te llevas bien con las po...? Cierto, que eres la novia de Blaine. 

 

Ella asintió, ignorándome por un momento para recoger la charola de comida.

 

—Bien, tengamos una cita de disculpas. —Propongo, caminando detrás de ella.

—¿Y eso cómo funciona?

—Tú y yo, en Shake Shack y yo pago todo. ¿Aceptas?

—De acuerdo, te veo en mi locker cuando termine mi clase de literatura. Hasta al rato Nick. 

 

La vi caminar hasta una de las mesas en dónde Sharon ya la esperaba junto con otras chicas de la escuadra de porristas. Me quedé aquí solo mirando, ella reía con Sharon, se ve feliz, Jessica tiene razón.

Sin embargo, a pesar de saber que está contenta con su relación y sus nuevas amistades, me sentía tan desesperado. Era como si de repente estuviera caminando fuera de mi vida, como si de repente yo ya no perteneciera a su mundo. Elisse se ha convertido en la chica de la que hablan en los pasillos, Blaine le ha dado una escalada social impresionante y ahora escuchar el nombre «Elisse Wilkinson» en los corredores de la preparatoria era más cotidiano de lo normal.


 

—Me pregunto de qué color va a ser el vestido de Elisse, supongo que Blaine la llevará al baile.

—¡Lo sé! Aparte Blaine está nominado para ser el rey, ¿te imaginas que nominaran a Elisse de último momento?

 

Elisse, Elisse, Elisse, su nombre era lo único que escuchaba todo el tiempo. Sin darme cuenta, mi mundo y pensamientos ahora giraban alrededor de ella. 

 

—¿Y cómo has estado?

 

Era momento de romper el hielo en el autobús, habíamos cruzado unas cuantas palabras desde que nos encontramos en su locker, pero la conversación inevitablemente terminaba muriendo. Sé que se siente incómoda, llevamos días sin hablar y la última vez que lo hicimos no fue del todo agradable. Además, me ha pedido que tengamos «la conversación» cuando ya estemos solos, así que me tenía pensando en temas que no tuvieran nada que ver con Blaine por el momento.

 

—Bien, bastante bien de hecho. ¿Y tú?

—Te he extrañado como un loco. —Lo digo, sin pensarlo dos veces—. Honestamente no sé qué sería de mi vida sin ti. Cuando me peleé con Mike pude sobrevivir sin él pero... Contigo es diferente.

—¿Por qué diferente?

—Porque eres demasiado especial para mí. Me haces bien Elisse, le das cierto balance a mi vida, yo...

—¿Tú?

—No he podido dejar de pensar en ti. 

 

Elisse me miró de una forma muy extraña, ni yo sé porque he dicho eso último. Quizás lo que nos salvó fue que debíamos bajar del autobús, ni siquiera pudo responder algo al respecto con eso último que le confesé. Solo caminó, delante de mí, en silencio.