—Yo tengo que llamarle a Edith. —Decía mi madre—. La chica está muy mal.
Mi mamá tomó el teléfono pero yo la tomé de la muñeca antes de que comenzara a marcar.
—Por favor mamá, los papás de Elisse no pueden verla así. —Le imploro, tomando el teléfono inalámbrico para regresarlo a su lugar—. Si se pone bien en un rato, yo mismo los llamaré y la llevaré a su casa. Pero si no, por favor deja que se quede.
—Es que sus padres... Ya sabes cómo son, si se queda aquí no quiero que piensen mal.
—No es necesario que se enteren de que se va a quedar aquí. —Comento—. Podemos decir que se va a quedar a dormir en casa de... Sharon.
Volteé a ver a Hollie, quien acariciaba su vientre mientras escuchaba todo.
—¿Me ayudarías a hacerte pasar por Sharon con los Wilkinson?
Mi madre se negó con la cabeza, sentándose en el sofá. No está de acuerdo en mentirle a sus padres, mucho menos ahora que toma clases de yoga con la mamá de Elisse, pero no encontré una mejor opción. Tomé el celular de Elisse y se lo entregué a Hollie, quien se hizo pasar por Sharon para avisarle a los Wilkinson que su hija quedaría a dormir esta noche con «ella», ¡no sé qué haría sin mi hermana! Le debo tantas...
—Que te haya ayudado hoy no quiere decir que está bien que mientas.
—Lo sé, gracias. —Hollie me regresa el celular de Elisse—. Voy a subir a ver cómo sigue.
—Llévale pizza. —Comenta mi madre—. Seguro que no ha comido nada.
Asentí con la cabeza, dirigiéndome hacia la cocina para tomar una rebanada de pizza y así llevársela a Elisse. Cuando abrí la puerta de mi habitación, la miré abrazada a la almohada con los ojos cerrados, no ha podido dejar de llorar... ¡Que puta impotencia siento al verla así por mi culpa! No puedo hacer nada al respecto, si voy a la casa de Blaine para intentar explicar lo que pasó estoy seguro de que uno de los dos va a terminar en el hospital y no me quiero meter en problemas, mucho menos ahora que Hollie está aquí.
—Austin trajo pizza. —Digo, llamando su atención.
—Gracias...
Tomó el plato, sentándose en la cama cruzando doblemente las piernas.
—¿Cómo te sientes?
No respondió. Elisse mordió la rebanada de pizza y yo me senté en la orilla de mi cama para mirarla comer. Aún me miraba con ojos de borrego a medio morir, definitivamente todavía está bajo el efecto del alcohol.
—Hablé con tu mamá, bueno, Hollie lo hizo. Se hizo pasar por Sharon para que puedas pasar la noche aquí.
—Es gracioso porque yo usaba la excusa de quedarme a dormir con Sharon cuando quería quedarme a dormir con Blaine. No importa ya.
Dejó el plato encima del buró y se puso de pie, salió de mi habitación diciendo que necesitaba ir al baño. Mientras tanto, me acerqué al clóset para sacar una camiseta cómoda para prestársela, Elisse necesita dormir y espero que lo haga pronto. En cuanto a mí, sé que esta noche me toca dormir en el sofá, por lo que una cobija y una almohada serán suficiente para pasar la noche en la sala.
Elisse regresó a mi habitación y cerró la puerta detrás de ella, aún tenía unas cuantas gotas de agua en la frente, por lo que me hizo creer que esa escapada al baño tuvo que ver con que intentó lo que todo borracho hace, echarse agua fría en la cara para «reaccionar».
—Ten.
—¿No es la playera que te regaló Jessica en tu cumpleaños?
—Sí, para que te sientas más cómoda.
La tomó y entonces se desabrochó los jeans para sacárselos. Me volteé en el instante en el que se quedó en bragas, no podía verla a pesar de que moría de ganas de hacerlo, tenía que ser paciente hasta que ella terminara de cambiarse. Supe que era momento de voltear cuando miré su blusa junto con su bra morado en la orilla de mi cama. Ya se ha sentado, con las piernas doblemente cruzadas, dejándome ver sus bragas que le hacían juego al sostén que tengo a mi lado; su cabello caía sobre su hombro derecho y tal como lo esperaba, la camiseta le quedó un poco grande.
—¿Ya te vas?
—Pensé que... Querrías dormirte ya.
—Realmente no.
Elisse tomó mi mano, poniéndome nervioso, no sabía si era por el roce de nuestra piel o si era por esa forma tan rara en la que me está mirado.
—Nick...
—Dime.
—Acércate, te quiero decir algo.
Me acerqué a ella, me tomó por la nuca y en un susurro dejó escapar un:
—Tengo ganas de darte un beso.
—¿Qué?
Elisse me atrajo hacia ella, nuestros labios se tocaron e inmediatamente le correspondí a ese beso. Un beso que sabía a menta con ron, un beso que no sabía que llevaba esperando desde hace tiempo.